2015 El año del crecimiento del Reina Sofía
Su director desvela un balance positivo del año, seguir mirando hacia latinoamérica, la producción de nueva obra y terminar la ampliación como próximos objetivos
Descansar, lo que se dice y se entiende por descansar, Manolo Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957) lo practica a escasos ratos. Ha pasado unos días en Granada y ahora disfruta en Málaga de su tiempo para preparar el nuevo curso. «No me aburro en absoluto», contesta el director del Museo Reina Sofía cuando se le pregunta por sus seis años al frente del centro. ¿Se ve en los próximos? Y él, escueto, contesta: «Por el momento me sigo viendo». Balance positivo, ganas y buscar soluciones imaginativas. «Nos queda aún mucho por hacer. Cuando todo iba bien, nos quejábamos de que el modelo no funcionaba y ha sido en esta época en la que nos hemos vistos forzados a buscar otras alternativas», asegura. Para él, trabajar en red, mirar a Latinoámerica y coproducir es una especie de mantra. El museo es un hervidero donde se hace de todo. Cuando le pedimos que nos explique cómo se colecciona en tiempos de crisis, Borja-Villel se explaya: «La actividad con los patrocinadores privados está en marcha, va en aumento, lo que es una muy buena noticia. El dinero público lo dedicamos a la producción de nueva obra», comenta, y dentro del discurso buscan a «artistas que no formen parte de la gran historia oficial y aquellos movimientos latinoamericanos que trabajan con materiales efímeros, lo que no implica que vayamos a renunciar a cierto tipo de obras. Buscamos coleccionistas con afinidad y que aporten al museo algo nuevo».
w involucrar a los coleccionistas
Y en esta línea se halla Sandra Álvarez de Toledo, coleccionista y propietaria de una editorial: «Ella empezó con obras de un periodo muy concreto, en los 80 y 90. Se centró en los fotógrafos de La otra objetividad, cuando la fotografía no había entrado en el mercado y cuando se quería distanciar de la obra de artistas más documentales. Son imágenes que tienen algo de cuadros, las de Suzanne Lafont, Jean Marc Bustamante. La conocíamos desde hace tiempo, entramos en contacto con ella y contamos con un depósito suyo y otra serie de obras donadas ya, precisamente de Laffon y Bustamante. Para ellos, uno de sus referentes es Walker Evans, de quien ahora tenemos en depósito una serie de piezas extraordinarias que se pueden ver desde hace unas semanas en la cuarta planta», explica. A los coleccionistas, dice, hay que ir involucrándolos en el proyecto artístico, «y así lo hemos hecho nosotros». Se trata de piezas de gran formato en su mayoría y de algunas de ellas el director del Reina Sofía destaca sus referencias y su conexión con la pintura clásica «de Velázquez a Goya en lo que es una combinación perfecta de los más contemporáneo y de la historia». Algunas parecen lo que no son, caso de la obra del fotógrafo, artista sonoro y cineasta Craig Horsfield, una imagen en blanco y negro en el que un hombre sentado en un banco parece que estuviera bebiendo, cuando en realidad se administra una dosis con un inhalador.
- La planta cero de Sabatini
La docena de imágenes de Walker Evans, que se pueden ver en la cuarta planta y que por ahora están en depósito, muestran la manera de ver de quien es uno de los grandes maestros de la fotografía. Lo demuestran series como la dedicada a los «Pasajeros del suburbano», o la tomada en 1935 en Terra Alta (Virginia Oeste), una suerte de última cena de comienzos del siglo pasado. En 2013, Dalí hizo posible el milagro de los panes y lo peces, es decir, que las cifras en cuanto a visitantes se multiplicaran y dieran como resultado un año tan único como improbable de volver a conseguir. ¿Y este año? «Los números van bien. Estamos por encima de las cifras de 2012. Seguimos nuestra marcha ascendente. Nos hemos marcado objetivos asequibles y que podamos cumplir». Pero no sólo de la venta de entradas (cuyo precio no se va a aumentar) vive un museo. Para Borja-Villel, los patrocinios y las coproducciones son vitales. «Ahora, el tema que llevamos tiempo tratando de impulsar es cómo trabajar para seguir incrementando la colección con la combinación del dinero público destinado a la obra más marginal y centrarnos en coleccionistas que aporten algo novedoso que forme parte del discurso de nuestro museo», comenta. Y esa labor de atracción y de involucrar «es una tarea de 24 horas», añade. No quiere desvelar los nombres, pero hay ya en el punto de mira un par de coleccionistas bastante importantes en la misma línea que la de Álvarez de Toledo.
«Trabajar con la obra que tenga voluntad de permanencia» es uno de los objetivos que se marcan en el centro. Otro de los inmediatos es el tema de las obras de ampliación para dar cabida a la parte contemporánea de la colección. «Nos cogió la crisis y tuvimos que aplazar las obras. Lo que queremos y vamos a hacer es arreglar la planta cero de Sabatini y dejarla en condiciones para que se pueda exponer obra y establecer la conexión con el edificio de Nouvel y poder así completar la colección a finales de 2015 o principios de 2016», señala. En este lugar, en el que se situará la sección contemporánea finalizando así la reordenación de la Colección Permanente, se encontraban hasta ahora los almacenes del museo y otros departamentos como el de oficios. Para el director es, en cierto modo, como volver a la historia original del Reina Sofía, ya que allí se hacían las primeras exposiciones, un espacio de gran belleza y que proporcionará al edificio alrededor de 3.000 metros cuadrados extra de exposición. Y añade que para el museo «ese periodo es fundamental. Ha pasado tanto tiempo desde que hablamos de lo contemporáneo que yo creo que ya ha dejado de serlo. Es un periodo histórico, con unas fechas clarísimas. Por ello, en 2016 se hará una gran exposición sobre este tema. En Madrid falta un lugar que refleje en colecciones el momento actual. Y eso es muy importante», dice.
Quince aspirantes al puesto
El IVAM, a punto de estrenar director
Quince aspirantes han presentado su candidatura para convertirse en el nuevo director del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), cuyo nombre se sabrá en la primera quincena de septiembre. Y de esos 15, son cinco los que concentran las preferencias del jurado de este concurso internacional, que está integrado por Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; Tomàs Llorens, fundador y primer director del IVAM; María Teresa Ocaña, ex directora del Museo Picasso de Barcelona y del MNAC; Suzanne Cotter, directora del Museo Serralves de Oporto; Enrique Valera Agüi, funcionario del cuerpo facultativo de conservadores de museos y subdirector general de Museos Estatales del MECD; Felipe Garín, catedrático de Historia del Arte de la UPV; Manuel Fontán del Junco, director de exposiciones en Madrid de la Fundación Juan March, y Philippe de Montebello, ex director del Metropolitan Museum de Nueva York. Los candidatos debían proponer un plan de actuación relativo al proyecto museístico para los próximos seis años que defina los fines, líneas de actuación, posible programación y objetivos que se propone desarrollar. Entre los requisitos que deben cumplir los aspirantes están ser español o nacional de un país miembro de la Unión Europea; tener una titulación universitaria equivalente a la licenciatura; no haber sido apartado mediante expediente disciplinario, y no estar inhabilitado para el desempeño de funciones públicas. La retribución que percibirá el futuro director del IVAM será de 67.615 euros brutos anuales, y en caso de no residir en Valencia se le abonará además una indemnización por ese concepto.