Barcelona

Alfonso Ussía: «El referéndum de Cataluña es imposible»

Alfonso Ussía
Alfonso Ussíalarazon

El columnista reúne en un libro sus artículos publicados en LA RAZÓN sobre el nacionalismo, una mirada divertida y analítica al giro independentista

Como fiel cronista e intérprete de la España en la que vive que siempre ha sido, Alfonso Ussía no podía haber elegido mejor momento para publicar «No, no y no», un libro que lleva como subtítulo «Contra la secesión en Cataluña», un asunto que está en el candelero desde hace varios años pero que ha subido un peldaño más estos días: el órdago de Artur, Mas con su anuncio de la fecha elegida para el referéndum secesionista el 9-N de 2014. Publicado por Ediciones B, el volumen recoge los artículos del columnista publicados en LA RAZÓN entre el 11 de septiembre de 2010 y el 8 de octubre de este mismo año, con su prosa brillante, siempre libérrima y rebosante de su humor y su sarcasmo, excepto cuando toca ponerse serios. Y va tocando. Nadie mejor que el propio Ussía para explicarlos y analizar lo que está sucediendo.

-«No, no y no». ¿Frente al independentismo no cabe otra respuesta?

-Claro. Nada tiene que ver el título contra Cataluña, sino contra la locura del intento de independencia, que yo creo que no se va a culminar. Por eso, en una nota explicativa anterior, digo «sí, sí y sí» a Cataluña, a lo que es y a lo que representa en España, a la historia unida de esa región y el resto de los españoles, al admirable carácter y capacidad de trabajo y de superación de Cataluña. Y «no» a la paletería. Porque un problema tan grande como el que intentan plantear no es otra cosa que la consecuencia de un provincialismo atroz.

-Sin embargo, frente a ese «no, no y no» tan firme, una postura que defiende mucha gente en España, los impulsores de la independencia nos han llevado a todos hasta un punto al que nunca antes habíamos llegado en la historia reciente.

-Nunca. Los culpables somos todos los españoles, que hemos aceptado con una mansedumbre y una falta de acción absolutas el desarrollo de los acontecimientos en los últimos 30 años. La fundamental responsable de esto es una agrupación política que tenemos mitificada porque hizo cosas extraordinarias, pero también otras terribles, por falta de visión, por complejo de inferioridad o ausencia total de perspectiva, que fue UCD. La transferencia de la educación a las comunidades fue la apertura de la grieta de los provincialismos que luego se convierten en nacionalismos y posteriormente en independentismos.

-¿Veremos ese referéndum, o no llegará?

-Yo creo que no se va a producir, entre otras cosas porque para producirse tendría que tener un apoyo legal, y es ilegal. El Gobierno no puede permitirlo. Otra cosa es que, en el futuro, cambien las leyes y se modifique la Constitución, cosa que tampoco veo que sea muy inmediata y que en estos momentos es imposible.

-¿Qué papel están desempeñando los líderes políticos en este episodio?

-Hay dos teorías sobre el comportamiento del presidente del Gobierno. Una, que dice que está excesivamente callado, como dejando pasar la cosa, que puede ser una estrategia inteligente, en el sentido de que no quiere dar importancia a lo que no la tiene; hay otra opinión que dice que tendría que haber sido más contundente desde un principio. No sólo Rajoy, sino el que abrió el melón, que fue Zapatero, con sus «buenismos» insuperables. Lo que hay clarísimo son precedentes, y además no se pueden achacar a una derecha recalcitrante, sino a una república, gobernada en gran medida por la izquierda, que encarceló al señor Companys. Hay muchísimos pasos previos antes de llegar a eso. Uno sería la suspensión cautelar de la Autonomía de acuerdo con la Constitución. Pero bueno, si hay insistencia, están los delitos de traición y sedición. Yo no sé hasta qué punto han meditado bien el inmediato futuro los líderes catalanes.

-Lo dice en uno de sus artículos: «Cuando la Justicia actúa, no hay forma de escaparse de eso». Pero tiene que actuar...

-Debe hacerlo: si los poderes, en todo Estado de Derecho, son independientes; aquí no interviene para nada el Sr. Rajoy. Aquí lo que tiene que intervenir es un juez. Está resultando muy chusco todo el tema de la pregunta, que se ha convertido en dos ahora, porque son muy meditadas, que no se entienden muy bien y que le dejan a Mas toda suerte de salidas. Es un proceso desolador, pero no es arriesgado en ese sentido. En España todos somos sujetos constituyentes, todos tenemos derecho a decidir lo que va a pasar en una de nuestras regiones. Cataluña es tan patrimonio tuyo y mío como lo es del señor Mas o del señor Junqueras. No voy a aceptar que no me consulten el futuro de algo que es, proporcionalmente, mío.

-Dice que no han meditado demasiado. Todo este proceso, cuenta en otro artículo, es más una cuestión de «cinismo institucional» que de «proyecto determinado». No han contado, parece, con el rechazo de la UE, la salida del euro...

-Nada. Han contado con la propia identidad. Los nacionalismos tienen una especie de patología paranoica en la que el emisor de la mentira al cabo del tiempo se la acaba creyendo. Están mintiendo a los catalanes: les están diciendo que Cataluña no va a salir del euro, que va a permanecer en un futuro bastante cercano como estado independiente de la UE. Desde Bruselas y desde todas partes les están diciendo que eso es absolutamente imposible; están estableciendo unas comparaciones con Escocia que son ridículas política, histórica y culturalmente... A Javier Arzallus, personaje siniestro, pero inteligentísimo, porque mentía a los demás pero no a sí mismo, le preguntaron en un momento dado: «Don Javier, ¿y las expectativas de independencia de Euskadi?». Y Arzallus, en sus momentos de máximo poder, dijo: «Pero independencia, aquí en Euskadi, ¿para qué, para plantar berzas?». Podía parecer un loco tronante, porque además tenía ese dominio de la homilía jesuítica, fundamental para decir exactamente lo que la gente quería oír, pero era un hombre culto, preparadísimo, y sabía que no podían querer la independencia. Su mayor asombro fue en su primera reunión con Suárez. En sus círculos íntimos comentó: «Yo venía a por un dedo y me han dado hasta el codo». Había en UCD un complejo de inferioridad ante los dos nacionalismos históricos, el vasco y el catalán –el de Galicia vamos a ponerlo más en duda–, y prácticamente se les dio todo. Ese primer «todo» lo administró Tarradellas, un hombre que, por haber estado en el exilio, tenía un concepto del Estado, no en la juventud pero sí después; Pujol ha sido un gran aprovechador. Y Mas es un irresponsable. Yo, de verdad, dudo mucho de su inteligencia. A medida que voy sabiendo y leyendo más cosas de Mas, coincido en lo que ya es sabido en Cataluña, que es gafe. Aunque, más que eso, el problema es que intelectualmente no da más de sí. Es un segundo convertido en líder, y eso es muy peligroso, porque se lo ha creído.

-En su día se les dio todo, asegura. Hoy se oye hablar de federalismo, pero, ¿no es el Estado de las Autonomías más federalista que cualquiera de los países federales imaginables, desde EE UU a Alemania?

-España está muchísimo más descentralizado que Alemania, los «lander» tienen menos competencias que las autonomías en España; no digamos en EE UU, aparte de que allí hay un concepto de unión. Los poderes que hay por encima de los estados son sagrados, son los que determinan la unión irrompible de EE UU. España es el país más descentralizado de Europa, sin comparación. Nunca ha tenido el País Vasco la autonomía que tiene ahora, como nunca la han tenido Cataluña, en toda su historia, Galicia o Castilla y León.

-Pero con el lenguaje se pierden batallas...

-Es la perversión del lenguaje, y ha llegado a dominar el criterio y el uso de los propios periodistas y los medios de comunicación. Yo cada vez que leo «la lucha armada», pienso: ¿cómo puedes ver a un niño ensangrentado en el suelo y otra debajo de unos escombros y hablar de lucha armada? ¿De qué iban armados, de donuts y de cuadernos para ir al colegio? Pero en los medios en general, y sobre todo en los de izquierdas, la perversión del lenguaje ha tenido un enorme efecto. Las autonomías, en cuestión lingüística, han conseguido socavar el concepto del idioma común, el español, que lo es no sólo de los españoles, sino de 400 millones de personas en el mundo. El PP comenzó con la gilipollez de A Coruña. En los informativos de TVE, la televisión pública más importante, se oye hablar de Fisterra, de Lleida, de Girona. Si hablamos en español, hay que utilizar las voces españolas. No decimos: «Vamos a conectar con nuestro corresponsal en London», porque se dice Londres. Pero el buenismo, el complejo de inferioridad y la corrección política haN ido haciendo mella. ¡Mis hijos dicen Lleida, y me pone de una mala leche tremenda!

-O sea, que, como afirma en otro artículo, a cuenta del idioma, «ni pirsin ni leches».

-¡Ni pirsin ni leches! (risas). Y luego, el café para todos de Clavero Arévalo fue un error monumental. Entre otras cosas porque las administraciones autonómicas reclaman la corrupción. Son reinos de Taifas.

-¡Tienen derecho a su cuota de corrupción!

-Claro. Y los responsables son Adolfo Suárez y los gobiernos de UCD. El mal de origen viene del complejo, el miedo, de haber sido franquistas y en dos meses querer ser unos demócratas ejemplares. Lo digo con todo dolor, porque he sido gran amigo de Suárez y le quiero mucho.

-Eso, por la parte de responsabilidad del resto de España. Por la parte de Cataluña, repite en sus artículos conceptos como «paletismo», «ignorancia»... Es una idea que aparece a menudo.

-Mucho. Hay aldea. Creo que ellos han vivido muy aislados. Los catalanes se han encerrado en sus propios horizontes, cosa que no ha ocurrido con los vascos. Los vascos tienen una visión más amplia, aunque sus sectores radicales son más violentos. La sociedad vasca ha tenido que soportar durante muchísimo tiempo el terrorismo, el crimen, y una parte muy importante de la sociedad vasca, más de la mitad, ha resistido. En Cataluña, no. La alta burguesía catalana, incluso los sectores aristocráticos y la gran empresa, para estar cómoda y sobrevivir, se ha sometido a los dictados del nacionalismo de CiU. A las sociedades mansas, sólo por la molicie y la comodidad, se las domina con una enorme facilidad. En ese sentido, Cataluña es una gran desconocida para ellos mismos; han renunciado de verdad a su historia y han buscado un sueño, una nación mágica y posible que no existe.

-Tiene que ver con la historia, mágica también, que proponen. Acabamos de ver cómo organizaban un polémico congreso en Barcelona, «España contra Cataluña».

-El congreso del odio. ¿Y por qué nos odian? ¿Qué ha hecho España para que nos odien? Hay una fecha fundamental en la historia inventada de Cataluña, que es 1714, con la Guerra que ellos la llaman de Secesión, cuando fue de sucesión, porque era una contienda monárquica entre el aspirante a ser rey de España y el rey. Ahí no había secesión posible. Y, durante el franquismo, Cataluña fue, probablemente, el territorio más franquista, porque el franquismo se volcó para que Cataluña prosperara económicamente. Cataluña no tiene una industria generada exclusivamente por el emprendimiento de los catalanes, sino que tenía a todo un estado totalitario detrás suyo. Y luego, el idioma catalán nunca ha sido perseguido: la burguesía catalana siempre lo ha hablado y nadie se lo ha prohibido. El desarrollo de la literatura en catalán es exactamente igual al de la literatura en castellano, es decir, es un idioma moderno que se ha podido establecer en esa zona precisamente porque no se les ha perseguido.