"Amundsen": ambición congelada
Espen Sandberg narra en su nuevo filme la vida del explorador polar noruego con especial atención a su compleja personalidad
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Espen Sandberg narra en su nuevo filme la vida del explorador polar noruego con especial atención a su compleja personalidad
Roald Amundsen, el primer hombre en llegar al Polo Sur y en atravesar el imposible Paso del Noroeste, fue uno de los grandes héroes de la exploración ártica. Pero también fue un hombre ambicioso en extremo y egoísta, dispuesto a todo con tal de satisfacer su obsesión de ser el primero. El también noruego Espen Sandberg dibuja en su más reciente filme un retrato íntimo del aventurero sin dejar de lado sus increíbles hazañas en el hielo.
–Además de la última entrega de "Piratas del Caribe", ha dirigido también "Kon-Tiki"y algunos episodios de "Marco Polo". ¿Siente especial predilección por las historias de aventuras?
–Me fascinan las personas con determinación. Y creo que nuestra sociedad también se siente fascinada por ese tipo de personalidades. Despierta mi curiosidad saber qué les impulsa y los sacrificios que deben hacer para alcanzar sus objetivos. Así como lo que eso implica para las personas más cercanas a ellos. El precio del éxito muchas veces lo pagan otros.
–En este tipo de historias, ¿qué dirige el relato, el hombre o sus aventuras?
–Es difícil. Pero me interesa tanto la parte física como la mental. La travesía interna, tanto en el aspecto intelectual como, especialmente, en el emocional es lo que nos conecta con la persona que vemos en pantalla, lo que nos retiene y hace que nos importe. Quise hacerle justicia a Amundsen y mostrar tantas de sus expediciones como fuera posible, pero teniendo siempre hilos conductores emocionales que lo englobaran todo. Fue un reto.
–No presenta a Amundsen como un héroe, sino como un hombre cuya ambición lo enfrentó con muchas personas, incluso su hermano. ¿Hace falta ser algo egoísta para llevar adelante hazañas de esta magnitud?
–Creo que sí. Pero eso se manifiesta de distintas maneras en cada persona. La personalidad de Amundsen era del estilo de: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. Eso es difícil, pero sus compañeros le adoraban. Algunos de ellos básicamente le entregaron sus vidas. Él era el sol. Para otros, en cambio, era insoportable; mucha gente se reía de él. En el filme, quise darle la oportunidad a bastantes personas cercanas a Amundsen de decir lo que pensaban de él, lo bueno y lo malo, y quería que todos tuvieran la razón.
–En las historias sobre las aventuras polares abundan las tragedias, las mentiras, incluso el canibalismo, como consecuencia de las condiciones extremas a las que se enfrentan los exploradores...
–En el hielo estás solo. Te enfrentas a ti mismo y te llegas a conocer de una manera bastante honesta y brutal. Para algunos puede no ser una experiencia agradable. El hielo saca la versión más extrema de cualquiera de tus facetas. Por eso la disciplina, las rutinas y el trabajo diario eran vitales en las expediciones de Amundsen. Sabía que cuando pasas años en aislamiento tienes que mantenerte ocupado para no enloquecer.
–¿Por qué decidió contar la historia de Amundsen desde la perspectiva de su hermano?
–Porque me permitía fabricar el encuentro entre él y la prometida de Amundsen, en el que estas dos personas con visiones opuestas de él podían reunirse y hablar sobre quién era. También me sirvió como herramienta para poder navegar por las distintas expediciones y atarlas en términos emocionales. La historia del hermano de Roald es interesante porque nos muestra el precio que su familia tuvo que pagar. Además, es un relato desconocido para muchos, y a través de nuevas cartas y de conversaciones con su familia hemos descubierto aspectos desconocidos sobre el propio Amundsen.
–¿Cómo fue el proceso de documentación para el filme?
–Estudiamos más de 35 libros, cientos de cartas y trabajamos de cerca con dos museos en Oslo dedicados al trabajo de Amundsen. En la película se incluye mucha información nueva basada en la reciente investigación realizada por esos museos. Vivo cerca del Museo del Fram (el barco en el que Amundsen navegó al Polo Sur) en Oslo y después de visitarlo quedé fascinado con este hombre y con lo poco que sabía de él como persona. La historia se volvió más y más interesante mientras más leía al respecto. Quise entender cómo un hombre tan exitoso pudo terminar solo y casi amargado, en conflicto con tanta gente. Creo que en ello hay una lección para todos nosotros.