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Antonio Pérez Henares: «A algunos dirigentes podemitas les quema en la boca la palabra España»

«El rey pequeño» es una gran novela histórica sobre Alfonso VIII, el monarca que decidió la Reconquista y protegió a España del fanatismo islámico.
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«El rey pequeño» es una gran novela histórica sobre Alfonso VIII, el monarca que decidió la Reconquista y protegió a España del fanatismo islámico.
Conoce tanto la historia medieval que parece una enciclopedia hablante. Y de la España actual tampoco se le escapa detalle. Contesta con la convicción del que sabe la respuesta tras hacer miles de preguntas. Y no titubea. Sus palabras son dardos. «El rey pequeño» (Ediciones B), su nueva novela, estremece y enriquece. De su abuelo aprendió que no hay que sentirse más que nadie, pero menos que ninguno. Como el santo patrón San Isidro, siempre protege al labrador.
–«El rey pequeño» cuenta la historia de un personaje clave de la Reconquista...
–A Alfonso VIII le llamaron así porque era huérfano. Heredó la corona de Castilla con tres años, por lo que las grandes familias se disputaron su tutoría y la regencia del reino. Fue el personaje que cambió el signo de la Reconquista y evitó una amenaza de unas dimensiones inimaginables hoy en día. Al vencer en la batalla de las Navas de Tolosa, logró quebrar la columna dorsal de un imperio verdaderamente tenebroso.
–Resultó ser un protector contra el fanatismo islámico.
–Totalmente. Fue el primer combatiente. Existe un paralelismo verdaderamente terrible entre la época en la que se desarrolla la novela y la actual. Cuando uno lee las soflamas y los mandatos de los almohades se estremece, porque son las que hace el Dáesh 900 años después.
–¿Necesitamos un Alfonso VIII en la actualidad?
–No sé si un Alfonso VIII, pero sí tomar conciencia del momento trascendental que atravesamos. La amenaza yihadista está ahí.
–¿Hay que combatirla?
–Claro, pero no con velitas. No podemos ser tan bobos de pensar que se asustarán porque hagamos en las plazas concentraciones de gente triste poniendo velas. No se puede ser tolerante con los intolerantes. O combatimos allí o combatiremos en las puertas de nuestras casas. No cabe otra. No porque queramos, sino porque no dejan otra opción.
–¿Estamos en guerra?
–El yihadismo nos ha declarado la guerra, pero no nos queremos enterar. Quiere tomar el control de nuestras vidas. Necesitamos dejar de ser idiotas. De flagelarnos y pensar que tenemos un pecado original por ser españoles, vivir en libertad y tener derechos. Es una ridiculez menospreciar las conquistas más importantes del ser humano. Que no reaccionemos cuando alguien intenta imponernos auténticas aberraciones es síntoma de nuestra debilidad intelectual.
–Los españoles ignoramos nuestra historia e incluso algunos la desprecian.
–Pensar que el hecho de ser español es una mancha, como si fuéramos escoria, parte del más brutal desconocimiento. A algunos dirigentes podemitas les quema en la boca la palabra España, porque son unos ignorantes, unos débiles mentales en ese sentido. Nuestra historia es la más apasionante. El mundo lo ensancharon los españoles. Antes del descubrimiento de Colón era la mitad.
–Algún separatista también nos leerá...
–Los separatistas tienen que tergiversar la historia para no llevarse un disgusto, pero los catalanes estarán profundamente orgullosos de ella. La tercera condesa de Barcelona fue hija del Cid Campeador.
–¿Deberían estudiar nuestros políticos un poco de Historia?
–Tendrían que entregar un buen libro de Historia junto al acta de diputado. Así no dirían tantas tonterías.
–Fue militante del PCE. ¿Qué le parece el pacto Podemos-IU?
–Vuelve a unirse la familia. Las bases son las mismas. Monedero fue asesor de Llamazares, e Iglesias de Garzón. La izquierda radical ve su sueño a punto de cumplirse. Pedro Sánchez no se da cuenta, pero se lo están comiendo por las patas. Los históricos del PSOE no son tontos. Saben que la socialdemocracia peligra. Se trata de una lucha por la hegemonía en el seno de la izquierda. A mí me alejó de ella el tema separatista. Cuando estaba amenazado por ETA, IU pactaba con sus voceros en Euskadi. La nueva izquierda está mucho más fanatizada, tiene más visos totalitarios que el PCE de los 70. Han resucitado el odio político. Y eso es preocupante.
–En el fallido debate de investidura muchos levantaron el puño al grito de «nunca más un país sin su gente».
–Fue un insulto a los que combatieron contra la dictadura. Soy antifranquista, pero ahora muchos utilizan el antifranquismo como elemento sobrevenido de prestigio. Cuando llegaron ahí haciendo el mamarracho insultaron a Marcelino Camacho o a Rafael Alberti, quienes no montaron ningún circo. Ni Iglesias ni Errejón han luchado contra dictadura alguna. Lo que sé es que cobran de ellas, así que menos lobos caperucita.
–¿Y nuestro actual Rey? Pequeño no es...
–Conozco a Felipe VI desde que era Príncipe, cuando estaba aprendiendo a ser monarca. Ha aprendido bien. Su primer discurso fue magistral. No soy monárquico, pero algo que funciona no es necesario cambiarlo. Felipe VI sabe que la corona se gana todos los días.