Nueva York

Bacon se bate a sí mismo

«Retrato de George Dyer hablando» se adjudicó por 52,6 millones de dólares. El artista, el más caro en subasta, marca un nuevo récord por una obra individual

Una asistente a la subasta de Christie´s frente al cuadro de Bacon
Una asistente a la subasta de Christie´s frente al cuadro de Baconlarazon

Bacon y récord se han convertido ya en dos palabras inseparables en el mundo del arte. El artista volvió anoche a romper todos los parámetros cuando «Retrato de George Dyer hablando» se vendió en Londres por 42,1 millones de libras (70 millones de dólares o 51,3 millones de euros). Se trata del retrato más importante realizado a gran escala dedicado a su amante presentado en subasta en más de una década. Hasta ahora, el récord para una sola obra del artista era para «Estudio de Inocente X», que se adjudicó con golpe de martillo en 2007 por 31.6 millones de libras (52,6 millones de dólares). Aunque, el gran impacto llegó el año pasado, cuando «Tres estudios de Lucien Freud», fue vendido por 142,4 millones de dólares en Nueva York. La diferencia es que se trataba de un tríptico y no una obra individual. Según «The New York Post», la pieza fue a parar a Catar, de la mano de la jequesa Mayasa Bint Hamad al Thani. La princesa fue designada en 2013 como «la personalidad más influyente en el mundo del arte» por la revista «ArtReview». Cumpliendo con su cláusula de confidencialidad, Christie's no quiso revelar anoche si ésta se encontraba en contacto telefónico con el personal que estaba en la sala, pero todo podría ser. El retrato de Dyer había sido incluido en muchas de las exposiciones más importantes del artista, entre ellas la de Grand Palais, en 1971.

Venganza, miedo y horror

En la víspera de la gran muestra, el protagonista se suicidó en el cuarto de baño de un hotel parisino. Bacon jamás lo superó. La última vez que el lienzo se había visto en subasta fue en Christie's de Nueva York en el año 2000, cuando se vendió por 6,6 millones dólares, otro récord en aquel momento. El cuadro muestra al amante en una habitación sentando en una silla bajo una luz. La pareja se conoció en 1963 en el barrio londinense del Soho. Fue con Dyer con quien el genio daba rienda suelta a su sadismo. Le agredía psíquicamente hasta que éste terminaba derrumbándose y luego, en la madrugada, que eran sus horas preferidas para pintar, trataba de conjurar su sentimiento de culpabilidad, su rabia y su remordimiento. Estas imágenes son consideradas como algunas de sus mejores obras. A los 17 años, Bacon se fue de casa. Su padre le echó tras pillarle vestido con la ropa de su madre. No fue lo que marcó su vida. Llevaba años viendo la realidad distorsionada, los cuerpos deformes, los miembros descuartizados, el paisaje en una cárcel. El ser humano, para él no era más que un animal innato invadido por la venganza, el miedo y el horror. 1962, la Tate proyectó la primera retrospectiva de este hombre salvaje y en 2008 repitió experiencia para conmemorar el centenario de su nacimiento. Vino con sorpresa, quizá decepción para sus seguidores. Entre los 60 trabajos se revelaba el gran secreto de su inspiración: Bacon no creaba, copiaba. Tras su muerte en Madrid, en 1992, se encontraron diferentes recortes de prensa en un caótico estudio del que luego se ha hecho una réplica en Dublín, su ciudad natal. Tras noches de vicios llevados al extremo en los suburbios del Soho el artista ponía frente a sí recortes de periódicos y los deformaba de tal manera que los rostros ya no eran rostros, sino pinceladas difusas que sólo reproducían la angustia que llevaba en su interior. Ésa de la que no se podía desprender ni con alcohol, ni con sus prácticas sadomasoquistas homosexuales, ni con fiestas que a veces llegaron a los 2.000 euros. «Champán para mis amigos, dolor para los que no lo son», solía brindar. Su ex amigo Lucien Freud llegó a decir que era el hombre más inteligente y salvaje que había conocido. Entre los pocos momentos que encontraba sosiego estaban los de la National Gallery. Allí pasaba horas embelesado ante «La Venus del espejo» de Velázquez. El pintor sentía auténtica devoción por el sevillano y lo tomó como referente en varias ocasiones.

Lucian Freud, las cartas más valiosas

Un lote de once cartas que el pintor Lucian Freud envió a su primera novia, Felicity Hellaby, se subastaron ayer en Sotheby's por 150.400 euros, una cantidad muy superior al precio estimado (entre 3.635 a 6.058 euros). Las misivas estaban adornadas con dibujos y escritas con letra irregular por el artista cuando tenía 21 años. Además de los documentos se vendieron tres dibujos del pintor, entre los que destacó «Untitled (Study of a bird)», que alcanzó los 165.100 euros, una cifra que multiplicó por diez su precio de salida. «Portrait of a boy» (1940) se adjudicó por 150.400 euros y «Felicity», llegó a 40.000 euros.