Madrid

El arte es una historieta

La Fundación Telefónica reivindica en una exposición que reinterpreta obras conocidas la importancia del cómic como medio artístico

«El beso» de Klimt reinterpretado por Milo Manara junto a la visión de Santiago Valenzuela de «La torre de Babel»
«El beso» de Klimt reinterpretado por Milo Manara junto a la visión de Santiago Valenzuela de «La torre de Babel»larazon

Si Hieronymus Bosch, «El Bosco», viviera hoy, es difícil cuestionar que sería ávido lector de cómics. Probablemente vería películas de ciencia ficción de serie B y quién sabe si de Tim Burton, pero seguro que al asomarse a «El largo mañana» de Moebius sin duda que recordaría una vida vivida mucho tiempo atrás. La historia del cómic no es académica, pero dénle tiempo. Los museos, como el Louvre, el Museo D’Orsay, y también el Thyssen han incluido a este medio en sus programas expositivos. Por cierto, el dibujante Max prepara junto al Museo del Prado un cómic sobre la obra del El Bosco para el año de su quinto centenario. Con el propósito de andar un poco el camino de la mejora de autoestima del cómic como género artístico, la Fundación Telefónica plantea «El arte en cómic», una exposición lúdica, irónica y también muy seria sobre un género «despreciado en España», según Miguel Gallardo, el creador de «Makoki» y participante en la muestra.

De la valía del arte de las viñetas como expresión artística hablan por sí solas las obras de Milo Manara, Paco Roca, Miguel Gallardo, Javier Olivares y Santiago García, Teresa Valero y Mamen Moreu, entre otros artistas, incluidas en el montaje. Y sin embargo hubo durante la presentación un cierto aire de llamadas de auxilio: «En la escala de valores de la sociedad se nos menosprecia porque nuestras obras no alcanzan a entrar por las puertas grandes, pero a mí las puertas pequeñas no me preocupan», continuó Gallardo, que no cree en la distinción ente alta cultura y baja, sino entre «arte bueno y malo». La mayor parte de ilustradores, no hay que olvidarlo, han estudiado Bellas Artes. «Ha habido mucho cómic bueno que es equiparable a lo que cuelga en las paredes de los museos y además es más divertido», comentaba Gallardo.

La exposición está articulada en tres partes. La primera es una breve muestra de lo que los museos europeos han hecho por incluir el cómic entre sus programaciones. La segunda es una propuesta realizada ex profeso para la muestra, en la que el comisario Asier Mensuro (autor de «La pintura en el cómic») propuso a dibujantes la recreación de alguna de las piezas de arte de la Fundación Teléfonica. Así, Mamen Moreu toma a Tàpies, Picasso y Magritte por el tamiz de las viñetas, y Juan Berrio transforma una pieza de Maria Blanchard en una historieta de «13 Rue del Percebe», resaltando cómo el cubismo se fraguó en París entre apenas un grupo artistas que, si no eran vecinos, pudieron haberlo sido.

- Géneros en conexión

La tercera parte de la exposición está dedicada a analizar cómo las grandes obras de la pintura han quedado reflejadas en el cómic español. Y ahí es donde «La torre de Babel», «Cristo crucificado», «El coloso», «El Guernica» o «El beso» dan lugar a fantásticas reinterpretaciones, historias en muchas viñetas o sólo en una donde el autor se introduce en la vida e historia de la pieza o el artista original. «Los géneros artísticos no son estancos, están en permanente conexión. La historia de la pintura no puede explicarse sólo a través de la influencia de la propia pintura, porque entre las artes siempre ha habido un trasvase», decía el comisario Asier Mensuro. De la misma manera que el «remake» está presente tanto en Warhol como en Hollywood o en la música pop. «Creo que la exposición es adecuada en el tiempo porque están pasando cosas al respecto y van a seguir ocurriendo», advertía Mensuro.

Una gran distopía

En el fondo, la exposición está concebida como una distopía artística. Por eso, «La libertad guiando al pueblo» surge con la bandera de Francia y la careta de Anonymus, y la «Balsa de la Medusa» parece una orgía de personajes desarrapados de la historia del cómic, como si ellos fueran los refugiados del arte. El «Cristo crucificado» se convierte en el protagonista de una historia negra breve, que en unas pocas viñetas se apodera de la mente de un protagonista. Las «Meninas» (Velázquez) se vuelven «Las Mendigas» (Don Julio, en la imagen) y Paco Roca nos lleva al momento en que Picasso se entera del bombardeo de Guernica.

- Dónde: Fundación Telefónica. Calle Fuencarral, 3. Madrid.

- Cuándo: hasta el 16 de mayo.

- Cuánto: gratuita.