El arte que apoya a Hillary Clinton

Jeff Koons ha donado 50.000 dólares para la campaña demócrata, una cifra histórica

Tradicionalmente, los artistas apoyan a los candidatos presidenciales, normalmente demócratas, con su presencia en diferentes actos de campaña o anuncios publicitarios. En cambio, en estas elecciones, las más sucias en la historia reciente de Estados Unidos, los artistas parecen más activos que en otras carreras presidenciales. Son el artista vivo más caro, Jeff Koons, la artista más famosa del «performing arts», Marina Abramovic, o la prestigiosa fotógrafa Cindy Sherman, junto con el galerista Larry Gagosian, quienes han ayudado a recaudar millones de dólares a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton.

Sólo a título particular, Clinton ha recibido una donación de Koons de 50.000 dólares. De esta forma el creador, que vive entre Nueva York y Pensilvania, hizo la citada entrega a la SuperPAC de Hillary Clinton «Correct the Record», un grupo a favor de la candidata demócrata, encargado de poner al descubierto los trapos sucios de su oponente el candidato republicano Donald Trump. Nacido en York (Pensilvania) el estado de Koons, conocido por ser un valor seguro en las subastas de arte de posguerra y contemporáneo de Christie’s y Sotheby’s, es fundamental para llegar a la Casa Blanca. Allí, donde Melania, la ex modelo eslovena, esposa de Trump pronunció un discurso el jueves, Clinton va por delante en las ciudades, según los sondeos. En cambio, el conservador Trump le saca ventaja en las zonas rurales del estado natal de Koons, que en noviembre de 2013 consiguió el récord de venta para un artista vivo con la escultura «Balloon Dog (Orange)».

Koons ha donado dinero al Partido Demócrata desde hace décadas, aunque destaca su compromiso con la carrera política de los Clinton. Precisamente recibió la Medalla de las Artes en 2013 al principio de la segunda legislatura del presidente Barack Obama, que estos días se emplea a fondo en apoyar a Hillary Clinton en actos de campaña en Florida y Carolina del Norte, fundamentales para que la demócrata gane la Casa Blanca el martes. Otros artistas que también se añaden a la lista de donantes de Clinton son Marina Abramovic, que se mudó a Nueva York hace 20 años, con 2.700 dólares, o Glenn Ligon, un artista conceptual afroamericano del Bronk (Nueva York) con 30.000 dólares.

Sin embargo, su gran aliado ha sido el marchante Larry Gagosian. Hace semanas, en su galería del barrio de Chelsea, se ofreció una subasta a beneficio de la candidata presidencial con piezas donadas de artistas vinculados al influyente marchate de arte. Para la velada, a la que acudió la hija de la ex jefa de la Diplomacia, Chelsea Clinton, se incluyeron trabajos firmados por la prestigiosa fotógrafa Cindy Sherman, Robert Longo, la artista conceptual Barbara Kruger, la canadiense Elisabeth Kley, Joyce Pensato o la artista pop Deborah Kass, entre otros.

El galerista, nacido en California, bastión demócrata junto con Nueva York, diseñó una noche, llamada «Arte para Hillary Clinton» con el objetivo de que la recaudación se contara por millones, como así fue. Estableció el precio de la entrada entre 1.000 (asistir simplemente) y 50.000 dólares. Si se quería disfrutar de un cóctel con famosos la cantidad ascendía a 10.000. Mientras a aquellos coleccionistas que estuviesen dispuestos a pagar más por la velada se les hizo un regalo: pudieron elegir entre un retrato de Hillary Clinton realizado por Chuck Close –por 5.000– o una pieza de Deborah Kass –que alcanzaba los 10.000–. La artista realizó una edición homenaje similar a las que Warhol ejecutó en apoyo del demócrata McGovern de 1972. En su pieza Trump aparece enfurecido. Previo pago de 50.000 dólares el invitado podía recibir una impresión de Jeff Koons de una edición de una serie de 50 piezas llamada «Gazing Ball (da Vinci Mona Lisa)». Todo ello sin contar la venta total recaudada en la subasta, que también fue para las arcas demócratas de Hillary.

No fue en 2007 la primera vez que Sarah Sole soñó con un político norteamericano. Obama y George Bush ya se le habían aparecido entre las sábanas (en sentido figurado, claro está). Pero ese año la artista soñó una noche con Hillary Clinton. Había colgado tiempo atrás su carrera como licenciada en Matemáticas para dedicarse al mundo del arte y ha reproducido cientos de veces el rostro de la señora Clinton: esbelta, entrada en carnes, sosteniendo una calavera a lo Hamlet, en biquini, como Marilyn o en plan Elizabeth Taylor, desnuda, apuntando fríamente al espectador con un revólver (se trata de la obra «Red Gun», inspirada en una imagen de Nathalie Wood de los años 50 y que fue portada de un polémico libro que criticaba con dureza a la que puede ser primera mujer en ostentar la presidencia de EE UU y que ha desatado una agria controversia). La imaginación de Sole es infinita y su cotización ha experimentado un notable empujón en tiempos electorales.