Jorge Macchi: «En las ferias hay demasiado ruido de fondo»
Jorge Macchi / Artista
A Jorge Macchi (buenos aires, 1963) lo de utilizar la palabra «retrospectiva» para su exposición no le termina de llenar del todo. «No me gusta porque implica una mirada demasiado atrás», explica. De ahí que llegara a una «entente cordiale» con el comisario de su exposición, Agustín Pérez Rubio, director artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), para poner en pie la que ahora se muestra en el CA2M de Móstoles y que repasa su obra con holgura. «Perspectiva» fue el título final, la necesaria para enfrentarse a 25 años de trabajo con obras de diferentes periodos y que ofrecen un panorama tan amplio como completo de su trayectoria. «Estoy francamente feliz de hacerla. Cuando me comentó Agustín que daba vueltas a preparar una exposición no lo dudé, acepté rápidamente». Y también está feliz de estar en España, donde se quedará todavía unos días, para poder visitar ARCO, que mañana inaugurarán los Reyes junto al presidente de Argentina y su esposa. Según el catálogo de la exhibición la de Macchi «permite al espectador adentrarse en el proceso de trabajo del artista, en el que las obras parten del azar, de lo anecdótico y lo cotidiano. Los símbolos se destruyen en silencio y se reconstruyen según un proceso de desfamiliarización. Cuanto más simples y limpios parecen los objetos, mayor es la cantidad de referencias a las que aluden».
–¿Se quedaría con alguna obra en concreto?
–Bueno, yo diría que hay una que es muy importante, «Música incidental», de 1998, hecha en Buenos Aires y que viajó en 2000 a ARCO y fue adquirida por la Fundación para sus fondos. Después pasó al Centro Gallego de Arte Contemporáneo en 2008 para formar parte de una exposición y ahora la vuelvo a ver aquí en Móstoles. Ha sido un periplo interesante y un bello reencuentro.
–¿Y alguna por la que sienta especial apego?
–Hay unas cuantas que me gustan bastante, pero me quedaría con una realizada especialmente para el Malba, «Cuarto de las cantantes», una videoinstalación sonora que se proyecta en cuatro vidrios que cuelgan desde el techo en una sala que se ha djedao a oscuras. Hemos conseguido darla un aislamiento acústico y sonoro que la ha potenciado.
–¿Se puede hablar de un arte argentino?
–Las generalizaciones se hacen siempre para que el espectador comprenda y pensamos que para que entienda lo que ofrecemos es necesario simplificar, pero yo preferiría no establecer esas generalidades, sino ver a cada artista individualmente, en su complejidad. En mi obra, por ejemplo, existe un abundante trabajo con texto. No hay una corriente determinada.
–¿Y pintura?
–Es lo que estoy haciendo en los últimos cinco años. Antes me centraba más en las videoinstalaciones, obras con texto, conceptualismo. Pero ahora estoy trabajando el óleo sobre tela quizá porque siento una necesidad de introducir el cuerpo en el desarrollo de la obra, de ahí su tamaño. Son bastante grandes.
–El veterano galerista Jorge Mara, de nuevo en ARCO, comentaba hace unos días que «en el arte contemporáneo argentino está todo por hacer». ¿Comparte dicha afirmación?
–La verdad es que no lo sé. Creo que siempre está todo por hacer y que pasa en todas las artes, pues al poder experimentar con el arte se convierte en una fuente que no se agota nunca.
–¿Se debe luchar contra los estereotipos en la creación artística?
–Desde luego, porque no opino que haya que diferenciar en cuanto a la nacionalidad de éste o aquél artista, pues trabajan de una manera bastante individual. Si existe una identidad no se busca, surge de una manera espontánea.
–Su obra está por partida doble en Madrid, en la exposición de CA2M y en varias galerías de ARCO.
–Efectivamente, es algo que me produce una gran satisfacción. Y doble. Resulta muy interesante volver a mostrar la obra, ya que hacía unos diez años que yo no la veía. Además, aquí me han tratado de manera una bastante amorosa.
–¿Suele acudir a las ferias?
–Es un lugar de encuentro en el que se está, se cierran ventas, se vende, existe un intercambio cultural, pero también hay demasiadas cosas alrededor como para poder concentrarse en una obra o en otra, para apreciar lo que merece la pena. En las ferias hay demasiado ruido de fondo. Además, los galeristas prefieren que no aparezcas y que les dejes hacer su trabajo y cerrar sus negocios (risas).
–¿Hay impostura dentro del mundo del arte?
–¿Impostura, pose? ¿Dónde no la hay hoy? En Facebook, por poner un ejemplo, existe de manera permanente queriendo aparentar lo que no se es. Yo creo que es algo que estamos ya a acostumbrados a ver cada día.
Esa barrera llamada Brasil
Estando tan cerca de Brasil, el arte que se hace allí se conoce aquí bastante más, se mueve mejor, se vende mejor. «En Brasil, la obra de un artista cotiza el doble que en Argentina, y eso que estamos a la misma distancia», asegura Jorge Macchi. Quizá se pueda deber, entre otras cosas, a factores como que el coleccionismo en Argentina no está aún demasiado desarrollado, «también a factores políticos o de promoción de nuestros artistas. Nos falta camino por recorrer».