La belleza desnuda de Mengs
La exposición es primera muestra celebrada en España en torno al análisis de los modelos estéticos de Mengs
En la era de internet cuesta imaginar que una colección así fuera necesaria. Con una simple búsqueda podemos admirar las esculturas más importantes de la Antigüedad y estudiarlas en profundidad. Pero, en el siglo XVIII, los artistas las podían conocer poco más que de oídas si tenían la suerte de conocer a alguien que las hubiera visto. Anton Raphael Mengs, uno de los representantes de la estética neoclásica en Europa, trabajó diversas facetas más allá de la de pintor: pedagogo, teórico y coleccionista, Mengs recopiló vaciados de yeso de esculturas que donó a Carlos III para que fueran útiles dentro del programa formativo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fenando. Por primera vez, esta colección puede ser admirada en dicha academia (probablemente no se podría hacer en otra sede debido a la fragilidad de las piezas), que junto a la Fundación Mapfre, ha organizado «Anton Raphael Mengs y la Antigüedad», una exposición que coindice con el 250 aniversario del nombramiento del pintor como académico honorario. «"Las reproducciones en yeso fueron los apóstoles del buen gusto", dijo Diderot. Ésta es la premisa que guió la compilación de Mengs, gracias a la cual hoy podemos ver algunas de estas obras cuyos originales se han perdido. Supuso un instrumento importantísimo para educar a muchos artistas españoles», explica Almudena Negrete, comisaria de la exposición. «Esto sólo es posible estudiando en profundidad la colección de vaciados que formó en Roma, Madrid y en Florencia y que hoy se conserva en su mayor parte en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando», añade el académico José María Luzón en el catálogo de la exposición, que incluye dibujos del artista copiando o interpretando la Antigüedad, libros, documentos y otros objetos.
Imitar la Antigüedad
Estos vaciados representan los ideales estéticos y las teorías del Neoclasicismo que Mengs y su amigo Winckelmann exponían en sus obras. Como pintor de cámara de Carlos III, un artista sólo se podía acercar al arte imitando la Antigüedad. «Se trata de la colección más importante de vaciados que existe, en la que la belleza del cuerpo humano desnudo cobra especial protagonismo. Mengs pensaba que la belleza ideal era eterna e inmutable, y despreciaba las bambochadas, las escenas de campesinos y personajes grotescos, por considerarlos de un género inferior de la pintura. Aspiraba a realizar un arte puro y sublime», añade la comisaria, que ha querido resaltar a través de su criterio de selección «las inclinaciones del pintor por la Antigüedad y el reflejo que ésta tuvo en sus obras».
En este sentido, el director de la Academia, Antonio Bonet Correa, aseguró que «aunque pueda parecer a priori una muestra arqueológica, toca muchos temas de actualidad. Mengs es una de las grandes figuras de la historia del Arte tanto como artista como pedagogo e influyó a nivel mundial en la vuelta al clasicismo. Esta exposición es de primera categoría a nivel intelectual y de investigación. No se puede entender el siglo XVIII sin Mengs o Winckelmann», afirmó Bonet para quien «la Antigüedad siempre está ahí y no podemos prescindir de ella». «Apolo del Belvedere», «Torso de Dionisos», «Máscara del Río Nilo», «Fauno de roso antico», «Venus Medici», «Amor y Psique» y «Busto de Níobe» son algunas de las obras de esta muestra, una de las mejores aproximaciones al arte antiguo que se verán nunca en nuestro país.