«Maestros del caos», una exposición entre lo celestial y lo terrenal
"No hay arte sin caos", según un lienzo del artista plástico Ben Vautier, toda una declaración de intenciones de lo que es "Maestros del caos: artistas y chamanes", la muestra de CaixaForum Madrid dedicada al chamanismo que se sitúa a medio camino entre lo celestial y lo terrenal.
A través de 220 piezas procedentes de grandes colecciones antropológicas y etnográficas de todo el mundo, la exposición, que forma parte de un itinerario internacional que tendrá en CaixaForum Madrid su único punto de parada en España, trata de explicar cómo los humanos han buscado distintas formas de afrontar el desorden y los desequilibrios naturales.
En medio de ese caos, los artistas actúan "casi como chamanes y antropólogos"y se convierten en "exploradores de lo humano", ayudando a buscar el "equilibrio"con sus obras, ha explicado hoy en la presentación de la muestra su comisario, Jean de Loisy, presidente del Palais de Tokyo (París).
Las secciones de la exposición llevan al visitante desde los ritos practicados por las diferentes religiones para abordar el caos hasta las fiestas más profanas, como los carnavales, bacanales y aquelarres, que invitan al desenfreno a través de la catarsis.
Para explicar este viaje CaixaForum ha reunido 220 obras relacionadas con cultos animistas y religiones de diferentes culturas, desde la Antigüedad hasta nuestros días, que invitan a recobrar el equilibrio a través del conjuro y del ritual.
Una instalación de imágenes de desastres en el mundo, de Thomas Hirschhorn, abre la exposición, una de cuyas primeras obras es un altar vudú, realizado por el chamán de Togo Azé Kokovivine, quien señaló que su misión es "proteger"a los visitantes y "alejar el mal".
Deidades de Brasil, India, Egipto o Indonesia se mezclan con tambores para invocar a los espíritus, máscaras ceremoniales de la coste noroeste de EEUU o de "Tomarinik", el creador del viento de Alaska, o trajes de iniciación del chamán llegados desde lugares tan alejados como Siberia (Rusia).
Entre las piezas más curiosas se exhibe el sudario de un chamán de la cultura chancay (Perú), del 800-1400 d.C., o diferentes trajes de sacerdotes de Mongolia o Corea con la capacidad de entrar en trance para disipar el desorden y lograr el equilibrio.
Todas estas obras, de distintas épocas y partes del mundo, aparecen intercaladas con instalaciones audiovisuales en las que se pueden ver diferentes ritos ancestrales, como en la vídeo-proyección "Home", de Sergio Prego, o la imagen virtual del vuelo místico de un chamán en una ceremonia de la isla indonesia de Java.
La exposición pretende mostrar, según su comisario, que cuando es necesaria una sanación, las formas de invocación a distintas fuerzas sobrenaturales, de naturaleza religiosa o no, son similares en todos los rincones del mundo.
Hacia el final de la muestra, el apartado dedicado a la catarsis evoca los excesos de fiestas, conjuros profanos y bacanales en jarrones y relieves antiguos, algunos de ellos del 400 a.C., pero también en demonios terroríficos como los que salen, en los meses invernales, a las calles de Austria, Suiza o Bulgaria ataviados como "criaturas de la oscuridad"en busca de la luz.
Entre los museos prestamistas se encuentran el Louvre, el Brooklyn y el Museo de Historia Natural, de Nueva York, el Etnográfico de Rusia, el Rijkmuseum, el Museo Picasso, el Rietberg Museum, el British Museum, el Afrika Museum, el Musée du Quai Branly, o el Wereldmuseum de Rotterdam, entre otros.
Para Ignasi Miró, director del área de Cultura de la Fundación "La Caixa", la muestra mezcla la vertiente etnográfica con la artística y supone un viaje iniciático hacia el mundo de los chamanes o mediadores, personajes que se sitúan entre lo sobrenatural y lo terrenal y que "traspasan la frontera entre los vivos y los muertos".