Tradición y arte contemporáneo, unidos en la exposición del año en Portugal
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El patrimonio histórico y el arte más contemporáneo se dan la mano en una exposición de la reconocida escultora lusa Joana Vasconcelos en el Palácio Nacional de Ajuda, considerada ya la más importante del año en Portugal.
El contraste a primera vista de las sorprendentes creaciones de la artista y el clasicismo de los objetos personales y decorativos que pueblan las dependencias palaciegas, la mayoría del siglo XIX, choca con la sensación de armonía que se desprende de la muestra, inaugurada hoy.
Según explicó a los periodistas Vasconcelos, el primer paso fue visitar el lugar y decidir qué piezas colocar en función del espacio, los colores, el uso y la historia de cada cuarto, ocupados por la Casa Real portuguesa hasta la instauración de la República, en 1910.
"La exposición es de una osadía nunca vista en Portugal, una mezcla de tradición y contemporaneidad"organizada en apenas cinco meses -cuando habitualmente necesita más de un año-, precisó la escultora, quien acudió para la presentación vestida con un traje clásico, similar a los del siglo XIX aunque "personalizado"con detalles actuales, en una metáfora de esta retrospectiva.
Los visitantes pueden dar un paseo por todo el Palacio -considerado uno de los monumentos más desconocidos de la ciudad de Lisboa y que ha sido objeto de restauración durante los últimos años- y ver las 38 piezas que componen esta exposición, de las cuáles una decena fueron creadas ex profeso para la ocasión.
Otras siete fueron protagonistas de la muestra organizada por la artista en el Palacio de Versalles el pasado año, un hito en su carrera, ya que se convirtió en la primer mujer y la más joven en exhibir su obra en los majestuosos jardines del complejo francés.
Unos enormes zapatos de tacón elaborados con cacerolas, un helicóptero revestido de plumas de avestruz rosas o un gran corazón rojo colgado del techo y realizado con cubiertos de plástico son ya iconos de su trabajo.
En la exposición lisboeta ocupan una importancia central varias imágenes de animales elaboradas con cerámica -serpientes, cangrejos, la cabeza de un caballo o un toro- y cubiertas con ganchillo.
La muestra se divide en dos partes claramente separadas: las instancias inferiores, que acogen habitaciones, baños y salas de estar donde las piezas se entremezclan con el resto de objetos -incluso es necesario buscarlas en algunos casos- debido a su carácter privado; y la planta de arriba, que alberga amplios salones y donde la obra de Vasconcelos ocupa el centro de la escena.
La variedad cromática y de materiales utilizados por la autora es una de sus características más destacadas, ya que utiliza desde madera hasta cerámica o acero, pero a su vez utiliza utensilios de la vida cotidiana para sorprender e impactar al visitante.
Entre las más sorprendentes se encuentra una instalación poblada de más de medio centenar de planchas encendidas, que arrojan vapor al mismo tiempo y se mueven gracias a un sistema hidráulico que la propia artista, de 41 años, consideró casi "una obra de ingeniería".
Más conocida -y más antigua- es su obra "La Novia", una inmensa "lámpara de lágrimas"que en vez de cristales está construida con tampones y que también se hace un hueco en el Palacio de Ajuda.
Las antiguas dependencias de la familia real portuguesa, levantadas en la primera mitad del siglo XIX, son hoy utilizadas en banquetes oficiales y en las tomas de posesión del Gobierno luso, aunque no forman parte del circuito turístico habitual de la capital.
La directora del Palacio, Isabel Silveira Godinho, se mostró convencida de que la exposición de Joana Vasconcelos -abierta al público hasta el 25 de agosto- supondrá un aumento del número de visitantes del museo, una vez acabadas las labores de rehabilitación.