Universo Porcel

Un escritor queda cifrado en las páginas de sus libros. No necesita ser un autor autobiográfico para que en cada novela, en cada ensayo, en cada cuento o poema afloren claves que dibujen un estado de conciencia, una personalidad, una experiencia vital, un mundo propio capaz de atrapar a otros, contagiarlos, hacer de ese fondo algo real y, por tanto, propio. Si Flaubert decía que Madame Bobary era él. Cualquier lector de «Madame Bobary», «La educación sentimental», «Noviembre», «Salambó» o «La tentación de san Antonio» podría decir sin ningún tipo de pedantería neurótica que «Flaubert soy yo».

Claro que esto sólo ocurre con los grandes escritores. ¿Baltasar Porcel era uno de esos grandes escritores? La exposición «Baltasar Pocerl. Mallorca, Barcelona, el mundo», demuestra que para algunos de sus lectores está claro que sí.

El Palau Robert inauguró ayer una muestra que reconstruye la personalidad y la trayectoria del escritor de Andratx, desde su infancia en esta localidad costera a su última etapa como novelista. Hace seis años fallecía el escritor balear y desde entonces el interés por su obra no ha dejado de crecer. El crítico literario Julià Guillamon comisaría una muestra para la cual ha abierto cajones y rebuscado entre armarios de la familia para ofrecer al público objetos personales del autor mallorquín, desde dibujos de cuando era niño a una radio de baquelita Telefunken. La exposición también incluye audiovisuales creados expresamente para la muestra, imágenes relacionadas con su imaginario y una serie de camisetas, con alusiones a los relatos del escritor.

Porcel, fallecido en julio de 2009 a los 72 años, está considerado una de las figuras clave de la literatura contemporánea catalana, pero también un personaje controvertido, articulista, artífice de grandes reportajes periodísticos y creador de una obra en la que desde su Andratx natal, y viajando desde las aguas del Mediterráneo, intentó crear un universo simbólico que se expandiese por todos los territorios y todos los tiempos.