Italia

William Kentridge, el Miguel Ángel del Tiber

El artista, que adelanta que expondrá en el Reina Sofía, es el autor de un impresionante mural de medio kilómetro que recorre las paredes del Tíber

William Kentridge
William Kentridgelarazon

El artista, que adelanta que expondrá en el Reina Sofía, es el autor de un impresionante mural de medio kilómetro que recorre las paredes del Tíber

Roma, centro histórico. Bajando las escaleras que llevan al río Tíber, entre Ponte Sisto y Ponte Mazzini, y paseando al lado del agua, el tiempo se detiene. Roma vuelve a reflexionar sobre sí misma a través de su propia Historia, llena de grandes glorias y profundas derrotas. Todo ello, gracias a la acción artística del surafricano William Kentridge.

LaCiudad Eterna ya puede presumir de un nuevo proyecto a lo largo de su emblemático río, ya que está casi acabada la obra romana de William Kentridge, Triumphs and Laments (en inglés, “Triunfos y Derrotas”, según la traducción aconsejada por él mismo), que plasma sobre las paredes del Tíber los momentos gloriosos y decepcionantes de la Historia de la capital de Italia.

La obra “Triumph and Laments” es un friso de 550 metros de longitud compuesto por 80 figuras de 10 metros de altura situadas a lo largo de las paredes del Tíber. La técnica utilizada esta vez por Kentridge se conoce como “limpieza selectiva”, que consiste en remover la pátina biológica acumulada en las paredes presentes ante el Tíber, para dejar, en color oscuro, las imágenes dibujadas por el artista en su estudio de Johannesburgo.

Cuando bajas las escaleras hacia el río”, explica William Kentridge a LA RAZÓN, “la locura del Trastevere queda atrás, por encima, lejos. Al llegar abajo, al mismo nivel del agua, el ambiente pasa a ser muy tranquilo. Yendo de un lado al otro, podemos disfrutar de una agradable passeggiata. No hay un fuerte contraste en las sombras de las figuras, de modo que las imágenes aparecen de una forma muy amable al pasear”. En referencia al contraste entre gloria y derrota, entre orgullo e indignación, explica: “Toda gran gloria esconde una derrota en su lado oscuro. Mientras se construía, por ejemplo, la Basílica de San Pedro, en Roma nacía el gueto judío. La historia está repleta de glorias y derrotas que se suceden al mismo tiempo. Esto ocurre en todos los lugares del mundo, pero en Roma es bastante más evidente”. Según él mismo confirma: “Aunque todavía no puedo asegurar una fecha, sé que pronto trabajaré con el Museo Reina Sofía en Madrid”.

Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Aldo Moro, Bernini, la Columna Trajana, Pier Paolo Pasolini, el Papa, Rómulo y Remo, el Imperio Romano..., son sólo algunas de las ochenta imágenes que componen “Triumphs and Laments”. Aun así hay que considerar el conjunto como una única obra: “Kentridge no se refiere a su trabajo en el Tíber como los frisos, sino como el friso”, explican desde el equipo cercano al creador surafricano.

La idea de la obra, que no sigue un orden cronológico, arrancó de la iniciativa de Krinstin Jones, artista y fundadora de Tevereterno, una ONG cultural cuyo objetivo existencial es el de devolverle a la ciudad de Roma la relación su río. Por otro lado, uno de los problemas principales de la ejecución de la obra ha sido precisamente los tiempos de las administraciones locales. Al parecer, el Ayuntamiento de Roma ha tardado al menos dos años en estudiar una iniciativa tan interesante como la de Kentridge. Burocracia pura y dura.

“El elemento más positivo de este proyecto es que puede ser entendido por todos”, explica a LA RAZÓN Laurie Cearley, productora ejecutiva del friso. “Es una obra artística pública, donde todos pueden participar en ella. Lo que se conoce como ‘’public art’’ pasa a ser una experiencia muy personal, donde cada figura nos transmite cosas muy diferentes a cada uno de quienes la contemplamos”. Para aclarar aún más, la experta añade: “Es la gran diferencia que existe con el street art, entre otras cosas porque funciona de una manera completamente opuesta: en la ‘’public art’’ no pintas o imprimes algo sobre un pared, todo lo contrario. Se limpian unas partes para que destaquen otras”.

Kentridge ha emplea bastantes técnicas y tecnologías diferentes a lo largo de su producción artística. ¿Es esto una prueba de fuerza a la que se somete el propio artista o un síntoma de debilidad de cada una de las técnicas que, en solitario, no consiguen satisfacer el trabajo del surafricano? “Muchos amigos me decían que me tenía que centraren una sola técnica”, explicaba hace pocos días Kentridge ante los medios. “Me decían que si quería dibujar, me debía centrar en el dibujo. Si quería hacer teatro, que solo hiciera eso. Porque de otro modo, según ellos, sería siempre un amateur de todas esas disciplinas. Sin embargo, con el tiempo, he podido comprobar que las migraciones entre las diversas técnicas para trasladar unas imágenes hacia otras ha sido extraordinariamente importante en el recorrido de mi trabajo”.

“La importancia de la obra de Kentridge radica en que pone en cuestión nuestro pensamiento a través del dibujo no lineal”, explica el experto en arte Massimiliano Finazzer. “Kentridge ha optado por ofrecer un lado diferente de la historia, a través de una denuncia social que prefiere las sombras y la ambigüedad de la realidad, frente a claridad”.

La Roma imperial, la Roma cristiana, la Roma papal, la Roma renacentista, la Roma barroca, la Roma garibaldina, la Roma cercada, la Roma unificada, la Roma monárquica, la Roma fascista, la Roma en guerra, la Roma liberada, la Roma democrática, la Roma de posguerra, la Roma republicana, la Roma dolce, la Roma fílmica, la Roma olímpica, la Roma democristiana, la Roma manifestante, la Roma criminal, la Roma de Aldo Moro, la Roma inundada, la Roma polaca, la Roma popular, la Roma corrupta, la Roma berlusconiana, la Roma opulenta, la Roma argentina, la Roma honesta. El Tíber, 2769 años después del nacimiento de Roma, permanecerá, una vez más, como un silencioso espectador de la Ciudad Eterna. En su constante fluir, repasará su propia Historia observando sí, en efectivamente, la acción humana de William Kentridge resistirá al imparable dominio de la naturaleza.

William Kentridge (Johannesburgo, 1955) ha trabajado con todo tipo de formas artísticas: dibujos, escenarios, películas, libros, collage y escultura. Su padre, Sydney, fue un famoso abogado defensor de los derechos civiles de las víctimas del apartheid. El horror por la segregación racial en su país será una de las grandes fuentes creativas para muchas de sus obras, y tomará inspiración tanto de Francisco Goya como del cine expresionista alemán. Su técnica principal, en animación y dibujo, es el carboncillo, que utilizará desde el principio en obras como Drawing for Projection (1989), que cuenta la historia de un hombre de negocios sin escrúpulos, un magnate trajeado de un imperio inmobiliario construido explotando la tierra y las minas de oro; y que, poco a poco, terminará arrepintiéndose falsamente por todo el daño causado. En Shadow Procession (1999) como es habitual para él, reflexionará haciendo hincapié en las sombras para denunciar las opresión de las minorías y la esclavitud en América. Entre otros trabajos destacados, ha llevado a cabo la dirección de la obra teatral La Flauta Mágica (2005) de Mozart a su propio estilo, añadiendo elementos visuales para un espacio escénico que, para Kentridge, es entendido como una cámara oscura acompañada de videos y dibujos.

Entrevisya a Kristin Jones, artista y fundadora de la ONG cultural Tevereterno

-¿Cómo se puede clasificar el arte de William Kentridge?

-Es una obra de arte efímera para celebrar la Ciudad Eterna, lo que en inglés se conoce como site-specific. La idea, es trabajar sobre proyectos artísticos basados en el tiempo y los fenómenos naturales en el ambiente construido. Todo ello, en un contexto en el que el arte es entendido como un catalizador de la renovación urbana, mediante el Tíber.

-El friso hay que considerarlo como una obra única. ¿Cómo habéis conseguido que 80 figuras colocadas de forma no cronológica cuenten las glorias y derrotas de una ciudad milenaria como Roma?

-La idea ha sido la de conectar diversas épocas, a través de elementos diferentes: monedas, esculturas, fotografías, frisos, columnas, monumentos, etc. Y todos relacionados con la Historia de Roma.

-Usted consiguió convencer al artista para que realizara su obra en Roma. ¿Cómo lo consiguió? ¿Y por qué realizar la obra en el Tíber?

-La conversación entre Kentridge y yo empezó en 2001, en Roma, precisamente en Ponte Sisto, al lado de donde hoy se encuentra el friso. Y, la verdad ¡lo convencí enseguida! La razón de que la obra fuera en el río se debe a que queremos que este lugar sea un espacio destinado a las artes contemporáneas. El deseo, es que este río sea una galería al aire libre, donde las ideas fluyan como el agua. ¡Tenemos que vivir este río!.

-¿Cuánto estima que durará la obra?

-Si la dejamos tal cual, en 5 años desaparecerá por completo. Por esta razón, hemos solicitado al Ayuntamiento de Roma que pueda intervenir cada 6 meses para que pueda eliminar la pátina biológica.

-¿Qué sensaciones tiene Usted al pasear frente a Triumphs and Laments, ahora que está completada?

-Querría que ese lugar permanezca siempre bien mantenido: luces, libros, conexión Wi-Fi, etc. Un lugar vivido y para vivir, rodeados de arte contemporáneo. Necesitamos algo parecido a una bienal internacional que crea en el potencial contemporáneo de Roma.