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Augusto Ferrer-Dalmau: «Los españoles somos los alumnos aventajados de Caín»

El artista recopila en un libro sus batallas con el lienzo, quiere formar un equipo para dar continuidad a su obra y reivindica la Cataluña española
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  • C. S. Macías (malo)

    C. S. Macías

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El artista recopila en un libro sus batallas con el lienzo, quiere formar un equipo para dar continuidad a su obra y reivindica la Cataluña española.
Traspasar el búnker de batallas de Ferrer-Dalmau es entrar en un campo minado de pinceles, un volcán de óleos de colores enrocados con historias contadas y por contar. Un pasillo de espadas legendarias donde al fondo te espera un café al estilo «Clooney» con el recuerdo de que por allí ya pasaron los Tercios y se dejaron olvidado en la barra del bar un casco de la batalla. Tras más de quince años a paso ligero por la Historia, ahora recopila en un libro sus combates con el lienzo.
–¿Cómo se ha metido en esta guerra?
–Había hecho muchos libros separados por temáticas y tocaba hacer una obra general que aglutinara mi obra desde el principio hasta hoy.
–Tercios de Flandes, División Azul... ¿por qué estas unidades?
–España está llena de guerras civiles, pero exportar nuestros soldados en tierras extrañas tiene su encanto.
–Hace una reivindicación de España y Cataluña con sus separadores...
–Es una de mis reivindicaciones. Los catalanes hemos combatido siempre junto al resto de españoles y en más de una ocasión, voluntarios. Yo reivindico a mi tierra y a mis soldados. Soy catalán y en mi opinión son de los mejores soldados que ha tenido España.
–¿Por qué los españoles nos enfrentamos entre sí?
–Porque los españoles somos los alumnos más aventajados de Caín.
–¿Cómo pintaría el retorno de Puigdemont?
–(Risas). Creo que no volverá nunca, vive muy bien allí, no tiene ningún interés y tiene la publicidad que quiere.
–¿Pero eso cómo se pinta?
–Pues puede ser que viniese en el maletero de un coche, igual que se marchó.
-Y qué hacemos con la enseña de San Andrés? Porque usted la pintó en su cuadro Rocroi y algunos quieren eliminarla...
-Estamos llegando a unos niveles de negacion que supera lo abstracto.
–¿Cómo consigue atraer a los más jóvenes?
–Ahora hay mucha acogida de los jóvenes. A raíz de pintar Rocroit y de Pérez-Reverte ahora todos saben lo que son los Tercios. Me he encontrado cantidad de gente que se ha tatuado mi cuadro en el brazo o en una pierna y me mandan fotografías. Hay verdaderas obras de arte.
–¿Qué cuadro se tatuaría usted?
–Difícil que me tatúe algo...
–¿Con qué está ahora?
–Un cuadro de la marcha de Gálvez en los pantanos de Florida cuando fue a liberar la Baton Rouge. Es una obra que se va a presentar en San Luis y acabará en el Guggenheim de Nueva York.
–¿Y si sus soldados traspasaran el cuadro?
–Depende, si son enemigos, a por ellos, si son amigos darles cuartelillo...
–¿Ha tocado ya lo más alto en el mundo de la pintura?
–Es que no sé si he tocado lo más alto o lo más bajo. Nunca me he parado a pensar cuál es el techo del arte. Para mí es que a la gente le guste lo que pinto. Lo importante es que tenga una difusión. El arte no tiene techo.
–Han premiado incluso a sus personajes... ¿De cuál está más orgulloso?
–El que más me gusta es Empel por la dificultad y porque me salió como yo quería.
–¿Desde entonces ha notado algún que otro milagro?
–El milagro que más he visto hasta ahora es el de la manifestación de Barcelona de lo que llaman la mayoría silenciosa. No lo habría imaginado ni en mis mejores sueños.
–¿Sabría dibujar a Dios?
–En cualquier cosa que pinte está Dios.
–¿Cómo dibujaría la España de hoy?
–Como una verbena con diferentes bailes folclóricos.
¿Quién bailaría el chotis?
–Carmena, está clarísimo, y Puigdemont la sardana.
–¿Prevé crear escuela?
–Sí, después de visitar el taller Grekov de pintores de guerra en Moscu, invitado por el ministerio de Defensa de la federación rusa, vi muy claro que quiero hacer lo mismo, formar a un equipo para que haya continuidad
–¿Qué aconseja a quien quiera seguirle?
–Trabajar. Si quieres llegar a algo en el mundo del arte o de cualquier profesión hay que dedicarse en cuerpo y alma. La palabra fin de semana no existe en el arte. Tienes que dejar muchas cosas por el camino.
–¿Se ha arrepentido alguna vez?
–Alguna vez sí... Luego miras para adelante y continúas. Disfruto mucho pintando y me meto mucho en la vida del cuadro y me absorbe más que otros caminos.