Danza

Blanca del Rey: «Mis mantones son como mis hijos»

Ha obtenido la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. La directora artística del Corral de la Morería celebra el 60 aniversario del considerado mejor tablao flamenco del mundo.

Blanca del Rey: «Mis mantones son como mis hijos»
Blanca del Rey: «Mis mantones son como mis hijos»larazon

Ha obtenido la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. La directora artística del Corral de la Morería celebra el 60 aniversario del considerado mejor tablao flamenco del mundo.

Dicen que Blanca del Rey es la reina del flamenco. Y aunque no luzca corona, destella el brillo de la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes que le han concedido por su dedicación absoluta, en cuerpo y alma, al baile. La directora artística del Corral de la Morería, que celebra su 60 aniversario, contesta con la energía y alegría de quien ha creado escuela en la historia de esta disciplina con la «Soleá del mantón», su particular y emblemática coreografía.

–¿Es usted la reina del flamenco?

–(Risas) Reinas son Doña Sofía y Doña Letizia. En el flamenco no hay reinas, sino artistas.

–¿Y reyes?

–Tampoco. Don Juan Carlos, Don Felipe y los que nos traen los regalos. Cada artista, y no cada trabajador del arte, tiene su personalidad y su manera de comunicar su mundo interior. Decir quién es el mejor resulta imposible.

–¿Qué diferencia un artista de un trabajador del arte?

–Los segundos pueden tener una técnica perfecta, pero los artistas comunican un mundo lleno de imaginación, vida y emoción.

–¿Es fácil entender el lenguaje visual de un bailaor?

–Mantener a los niños en silencio y expectantes te lo dice todo. Hay que ir sin prejuicios y abrir el corazón para recibir el baile, porque el artista ha sudado sangre previamente. Bailar es un ejercicio de amor. Es tal lo que damos, damos y damos...

–Algo recibirán a cambio...

–Esto es cuestión de dar, dar y dar. Si recibes, mejor. Pero el artista que lo es simplemente da. La gratificación está en el aplauso sincero, no en el diplomático.

–¿Cuál ha sido su mayor mérito para recibir esta distinción?

–La dedicación absoluta, en cuerpo y alma.

–El Corral de la Morería está considerado el mejor tablao flamenco del mundo y ya ha cumplido 60 años.

–Acabamos de sacar una discografía, con artistas inéditos y famosos... Pero la gran idea vendrá en unos meses.

–¿Es en el tablao donde se respira el flamenco más puro?

–Sí. Ahí no tienes nada que te arrope. En el teatro existen muchos elementos, muchos efectos especiales, mucha escenografía...

–¿Menos verdad?

–No. El artista es verdad siempre, en cualquier escenario. En la Morería es su alma desnuda la que sale. Quien ahí no sea capaz de enamorar al público deberá pensárselo.

–¿Qué ha de tener un artista para actuar en la Morería?

–Talento, imaginación y el don para no padecer esas carencias expresivas.

–¿Se baila igual en un tablao que en un teatro?

–A veces es muchísimo más difícil el tablao.

–Flamenco es sinónimo de...

–... misterio. El verdadero artista sólo con moverse te atrapa nada más salir al escenario y te deja en ese halo de misterio.

–¿Qué no se sabe del flamenco?

–El porqué todo el mundo se lo quiere adjudicar. El flamenco es un crisol de músicas y expresiones de todas partes. Desde África hasta la India... Es un milagro.

–¿Se ha estudiado lo suficiente?

–No. Habría que hacer un estudio muy profundo desde un punto de vista antropológico. El flamenco es el misterio del ser humano. ¿Cómo es posible que su lenguaje lo entiendan y atrape en todos los lugares del mundo?

–¿Cuál es ese lenguaje?

–El del alma.

–¿Por eso nunca pasará de moda?

–Claro. Lo que sale del alma no puede pasar de moda. ¿Pasará de moda el amor?

–¿Qué dice el flamenco de España?

–Que somos el país con más vida del planeta, pero aquí no se respeta tanto como en el extranjero. Somos unos incultos para lo nuestro. No valoramos lo que tenemos.

–A los seis años ya había ganado varios concursos y a los 12 era profesional... ¿Cuándo aprendió a bailar?

–Asistía a un concurso en la radio de Córdoba que se llamaba «Radio Chupete», donde iba con tres años. En aquellos tiempos nos ponían documentales. Mi familia no tenía dinero para pagar una escuela. Y yo iba a Educación y Descanso, que eran las danzas folclóricas españolas que allí se daban. Acudía de oyente con cuatro y cinco años. Luego empecé a estudiar con un pianista, pero sin coreógrafa ni maestra.

–Ahora aprenden por YouTube...

–Me parece bien, pero si te acostumbras a que te den el alpiste nunca saldrás de la jaula a buscarlo. En YouTube se despersonaliza el baile. Van a las corrientes de moda sin buscar el tesoro que guardamos en cada uno de nosotros, sin poner en valor nuestra gran imaginación. Y todo lo que se diluye deja de ser lo que fue. El flamenco ha llegado hasta la fecha sin estar momificado. Cada artista debe aportarle su personalidad y trayectoria.

–Usted se ha bajado de los escenarios, pero imagino que no habrá dejado de bailar.

–Exacto. Me inspiran tanto los grandes artistas que vienen a la Morería que de vez en cuando subo y me pego una patadita por bulerías.

–¿Sin que le toquen las palmas?

–A veces no hace falta. El compás y el ritmo los tiene cada uno en su interior.

–¿Por qué cambiaría su mantón?

–Por nada que sea material. Son como hijos. Tengo más de 40.

–¿Dónde los consigue?

–En las tiendas de antigüedades. Todos son comprados.

–¿Y cuánto pesan?

–Depende. Entre cuatro y cinco kilos, aunque con algunos no se puede bailar porque pueden pesar siete.

–¿Qué se siente al bailar bajo un mantón?

–(Piensa) Se siente tu mundo. El que quieras sentir en ese momento.