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Carmen Linares: «Mi único objetivo ha sido dignificar el flamenco»

La cantaora, una de las voces más destacadas que le quedan a este arte tras las ausencias de Morente y Paco de Lucía, presenta en Madrid nuevo disco tras seis años sin publicar.
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La cantaora, una de las voces más destacadas que le quedan a este arte tras las ausencias de Morente y Paco de Lucía, presenta en Madrid nuevo disco tras seis años sin publicar.
La estrella de los maestros sigue brillando muchos años después de que se hayan ido. Así lo reconoce Carmen Linares (1951), cuando habla de Enrique Morente. «Yo descubrí a Miguel Hernández por Serrat, pero al primero que le escuché cantarlo por flamenco fue a él, hasta ese punto fue revolucionario. Las letras siempre habían sido populares, pero él decidió hacer poemas de autor y me eganchó esa vena». Ahora Morente no está y Linares le recuerda en «Compañero», una canción de «Verso a verso», su nuevo trabajo que está a punto de aparecer (9 de febrero) y en el que es ella quien adapta al poeta de Orihuela. El resultado puede verse en el Teatro Circo Price de Madrid el próximo 26 de enero, en el ciclo Inverfest.
«Son poemas que tienen una verdad, profundidad y pasión que están en el flamenco, por eso los elegí. Algunos tienen una métrica que se adapta bien a los cantes, pero no se trata de ponerles música por ponérsela, sino que el poema ya la tiene dentro y hay que sacársela, te la está pidiendo. Y la dificultad está en adaptarlo a una soleá o a una seguiriya según sea su carácter y su temática», explica. Composiciones como «Llegó con tres heridas» parecen una letra flamenca sin quererlo. «Exactamente. Por eso debíamos ponernos nosotros al servicio del texto y en ningún caso hacerlo al revés». La artista habla con peso y conocimiento, por algo la llaman «dama del cante». «Me hace gracia, pero si lo dicen con cariño...», responde. Por supuesto que es con afecto, con uno añadido, porque es una de las artistas con cátedra que nos quedan tras las pérdidas de figuras como Morente o De Lucía.
El álbum ha sido producido por el pianista y compositor Pablo Suárez y la instrumentación es mixta: guitarra flamenca como la de Salvador Gutiérrez y Eduardo Pacheco, y una vertiente jazzística del Camerata Flamenco Project, en el que militan el chelo de José Luis López y la flauta travesera de Ramiro Obedman. Josemi Garzón toca el contrabajo y Pablo Suárez, el piano. Linares está cómoda con una instrumentación de este tipo. «Como pez en el agua. Porque saben de flamenco y eso es una ventaja. Tienen su forma y su carácter, pero conocen el código que, curiosamente, comparte con el jazz. No hay un encorsetamiento, sino que improvisamos en la no improvisación. Ellos pueden leer partituras pero en el flamenco y en el jazz no las hay, y con ese código compartido vamos todos juntos de maravilla. Navegamos juntos y disfrutamos en el escenario».
Tres poetas
La cantaora ya había interpretado antes a poetas. Lo hizo con Juan Ramón Jiménez y con Lorca, ambos andaluces, y en los que late un eco flamenco. «Claro que se percibe. Pero al cantarlo yo, necesito amoldarlo a mi personalidad, buscar un cante que les vaya. Yo no me encargué de esas adaptaciones, pero con Miguel Hernández sí lo he hecho». Hay que sentir el texto para poder cantarlo, más que comprenderlo. «Te tiene que dar una punzadita en el corazón. Yo no sabía cuál de todos los poemas elegir hasta que los sentía, como cuando miras un cuadro, que te puede impactar o no decir absolutamente nada. El misterio llega cuando te llama algo y no sabes cómo expresarlo». A eso debe ser a lo que llaman cantar con verdad. «Si no cantas con tu verdad, difícilmente le puedes transmitir nada a la gente. En definitiva, de lo que se trata es de que el público sienta algo, que se vaya de otra manera a como llegó, y que lo que tú haces les traspase. Desde el escenario notas cuándo le estás alimentando el alma a tus oyentes, y yo pienso que para eso está hecha la música, la pintura y, en definitiva, el arte. Para hacer la vida un poco mejor», dice la artista. «La única clave es que el artista sienta lo que hace. Si no lo sientes, no transmites, ése es el primer paso. Aunque luego depende de la condición innata de la persona saber comunicar, porque hay quien lo tiene dentro y quien no», dice la cantaora, que descubrió la patada con sólo 14 años, pero rechaza de plano que el flamenco sea un esencialismo sin trabajo y menciona la palabra clave: ser profesional. «En un sentido muy claro: cuanto más conocimiento de la música tengas, mejor. Eso también educa tu sensibilidad y eso es muy importante». Un tópico que es necesario derrumbar es ese que asocia al flamenco con el vividor, el duende y otras magias: «Yo soy una profesional. Lo doy todo y vivo para mi arte. Mi único objetivo con todos estos años de carrera y de aprendizaje es haberme intentado convertir en una artista honesta y tratar de dignificar el flamenco. Siempre lo he tenido en la cabeza y en el corazón, dignificar el flamenco. Ésta es una música con calidad y quiero que esté lo más alto posible. Y para empezar tengo que dignificarlo y ser honesta con lo que hago. Coherente con lo que digo y lo que hago. Quiero que se respete mi profesión y el arte flamenco, eso es para mí lo más importante». ¿Y lo de que la vean como la «señora del cante»? ¿La gloria individual? «Me hace gracia. Porque yo me considero alguien normal. Y sí, soy una señora, ya tengo una edad. Así que no me molesta».
En el disco que ahora publica, destaca la colaboración de Silvia Pérez Cruz («Casida del sediento»), una de las voces más rotundas que vienen. «Es mucho más que una promesa, es una joven gran artista. Yo he ido a verla cantar y sé que la gente vibra. Ha despegado porque tiene esa verdad, cuando la oigo cantar siento lo que dice. Tiene una voz preciosa y además es cercana y entregada. Dignifica esta profesión», asegura Linares, que empezó muy joven y ha visto un cambio de actitudes con respecto a las mujeres en su mundo. «Bueno, las mujeres ahora están están reconocidas... Esos tiempos en los que no podían elegir la profesión que querían ya han pasado. Antes había mucho padre, mucho hermano y mucho novio que no querían que cantaran porque consideraban que no era profesión para ellas. Hoy en día, afortunadamente, la gente joven puede abrirse camino perfectamente y decir que quiere cantar y no hay problema. Y si una chica se quiere dedicar al cante, lo puede hacer. Hay otra mentalidad». Además, tienen aquí un ejemplo en el que mirarse.