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Carminho: «El fado es mucho más grande que yo, no intento cambiarlo»

Regresa el Festival de Fado, que este año se celebra por primera vez en el Teatro Nuevo Apolo, con Carminho, una de sus voces más modernas, como plato fuerte
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Carminho regresa al festival de Fado, y a Madrid, como plato fuerte de la octava edición, que se celebrará los días 22, 23 y 24 de junio.
Hace ocho años, cuando se inauguró el Festival de Fado, Carminho fue una de las voces que hizo de esa primera edición un éxito. Ahora regresa al festival, y a Madrid, como plato fuerte de la octava edición, que se celebrará los días 22, 23 y 24 de junio. Como cada año, además de los conciertos -vendrán también Mísia y Katia Guerreiro- habrá conferencias, una exposición y una máster class, en este caso a cargo del guitarrista Pedro Castro.
«Asistir al crecimiento del festival, no solo en Madrid sino en el mundo, es para mí una experiencia especial, porque estas actividades ayudan a que el fado se entienda mejor», afirmó la artista, cuya trayectoria ha sido meteórica desde que lanzara su primer disco en 2009.
Su más reciente álbum, «Carminho canta Tom Jobim», fue su primera incursión formal a otro género (en este caso, la bossa nova del mítico compositor brasileño), pero para su concierto en Madrid, el 24 de junio, rescatará más bien los fados que ha venido cantando desde el comienzo de su carrera.
En ese sentido, afirma que sus experimentos con otros estilos musicales le resultan naturales. «Me siento una intérprete libre. Y no estoy modificando el fado, sino recorriendo otros caminos. No intento cambiar el fado, pues es mucho más grande que yo, es una manera de vivir», asegura.
En España es muy conocida por «Perdóname», que interpreta con Pablo Alborán, tema gracias al cual recorrió el país, y el cantante, a su vez, visitó muchas ciudades de Portugal. Carminho insiste en que ese tipo de colaboraciones deben repetirse no solo en la música, sino en todas las artes. «Son esos encuentros los que van juntando a las personas, los que originan nuevos universos. España y Portugal están muy cerca, pero a veces parece que se dan la espalda», afirma.