«Assassin’s Creed»: Conexión España
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Director: Justin Kurzel. Guión: Adam Cooper, Bill Collage, Michael Lesslie. Intérpretes: Michael Fassbender, Marion Cotillard, Ariane Labed. EE UU, 2016 . Duración: 108 minutos. Acción.
La maldición de los videojuegos existe, no es una leyenda urbana. Miren la nómina: «Super Mario Bros», «Lara Croft», «Final Fantasy: La fuerza interior», «Resident Evil», «Alone in the Dark», «Doom», «Silent Hill», «Max Payne», «Prince of Persia: Las arenas del tiempo», «Need for Speed», «Angry Birds»... Unas regulares, otras malas, varias peores, alguna de taquilla sabrosa con todo, pero de calidad por lo común muy cuestionable. Sin embargo, la consola vende y tira mucho, sobre todo, entre el público más joven, durante estos largos años de secano en lo que se refiere a creación original, de ahí que esta vez, la intentona corra a cargo de un director serio aunque todavía de corto recorrido, Justin Kurzel («Snowtown», «Macbeth») y la elegida sea una de las franquicias de ficción histórica más sólidas de la industria, «Assessin’s Creed». Pero había que elegir entre el ingente material cuya mayor parte del tiempo transcurre en la Tercera Cruzada; pisamos Tierra Santa y la historia gira en torno a una secta conocida como la Orden Secreta de Hashshashin y un hombre de la actualidad la protagoniza gracias a cierta máquina que le permite la visualización y el control de la memoria genética de sus antepasados. Bien, en el filme, ese tipo de oscuro pasado se llama Cal Lynch (Michael Fassbender, uno de los aciertos de la propuesta), que gracias a cierta refinada tecnología puede revivir las aventuras de Aguilar, un antepasado suyo que vivió en la España del siglo XV. O sea, la tenebrosa Inquisición, Así, descubre que es descendiente del misterioso clan mencionado y que posee las habilidades y los conocimientos necesarios para enfrentarse a la poderosa organización de los Templarios en la época actual. Todo pura ficción, claro, Adaptación muy libre, pues, aunque la estética original no la pierda nunca de vista el realizador (de hecho, el filme también incluye el famosísimo y complejo «Salto de fe», uno de los movimientos más característicos del videojuego), y entre un viaje y otro, Lynch conoce a Sofía (Marion Cotillard), una honesta científica que intenta curar la violencia, y al oscuro padre de ésta que encarna Jeremy Irons. Son excelentes las coreografías ideadas para las escenas de acción, así como muy correcto el trabajo del equipo actoral, y el filme incluye la suficiente y profunda carga de humana oscuridad para que el argumento posea un mayor peso. Lástima que en ocasiones la cinta resulte un tanto confusa, seas jugador o no, pero a ver quién olvida a partir de ahora el tipazo de Fassbender mientras, oculto por la capucha, sobrevuela por encima de una Sevilla majestuosa.