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Bacall, «El sueño eterno»

La Razón
  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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LAUREN BACALL, actriz, nació en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, el 16 de septiembre de 1924.
Bacall es la mitad de un dúo interpretativo que, con sólo cuatro películas, alcanzó la calidad de mito del Séptimo Arte. La otra mitad, Humphrey Bogart, murió en 1957.
Pocos cinéfilos habrán olvidado aquella memorable escena en "Tener y no tener"(1944) en la que una jovencísima y bellísima Lauren Bacall, con voz ronca y sugerente, mirada penetrante, y un pelín insolente, le espeta a un veterano, y algo perplejo, Humphrey Bogart (el duro de la "peli"): "Si me nescesitas, silba".
Ya fuera de la pantalla, "Bogey"silbó -convencido de haber encontrado su pareja-, y ella respondió convirtiéndose en la cuarta y última señora Bogart. La boda se celebró en mayo de 1945, en una granja que el novelista Louis Bromfield tenía en el estado de Ohio.
Lauren Bacall, cuyo verdadero nombre es Betty Joan Perske Weinstein, nació en el seno de una familia judía de ascendencia polaco-rumana. Sus padres se divorciaron cuando la niña tenía ocho años y ella quedó bajo custodia de su madre.
A los catorce años comienza a trabajar como acomodadora en un teatro neoyorquino para pagarse clases de arte dramático. Siempre había querido ser actriz. Bette Davis era su favorita por aquel entonces (su actor preferido, Leslie Howard). Hacía papeles de figurante cuando se le ofrecía la oportunidad.
También dicen que trabajó como mecanógrafa (40 dólares semanales) y que fue precisamente durante una pausa para el almuerzo cuando la descubrió en una cafetería la esposa del legendario Howard Hawks y la propuso trabajar como modelo publicitaria para una amiga suya, Diane Vreeland. No se lo pensó dos veces.
Pero el día que su benefactora dejó, como descuidadamente, al alcance de su marido un número de "Harper's Bazaar"(una de las revistas de modas más prestigiosas de Norteamérica, de la que era directora Vreeland) es cuando realmente nació Lauren Bacall. Para entonces, Betty Weinstein llevaba dos años trabajando como modelo y alternando la pasarela con la escena en Broadway.
En la portada de la revista aparecía una joven bella y elegante, con un algo especial. Casualmente, Howard Hawks estaba por aquella época buscando un "rostro nuevo". El fue quien rebautizó a Betty.
Otros dicen que la mujer de Howard Hawks la recomendó a su marido después de verla actuar en una comedia en Broadway, en un papel minúsculo.
Mientras tanto, en 1943, Lauren Bacall se había presentado a un concurso de belleza, Miss Greenwich Village, en el que salió triunfadora y había hecho papeles insignificantes en "Las modelos", de Charles Vidor, y en "Claudia, esposa moderna", de Edmund Goulding.
Contratada por la Warner, su primer film fue de protagonista, con Humphrey Bogart: "Tener y no tener", dirigida por Howard Hawks y basada en una novela de Ernest Hemingway, con guión nada menos que de William Faulkner.
A partir de entonces Bogart y Bacall serían inseparables en la vida real y compartirían el rodaje de otras tres películas, todas ellas clásicos del celuloide: "El sueño eterno", también de Hawks, según novela de Raymond Chandler y con guión de Faulkner otra vez; "La senda tenebrosa", de Delmer Daves, y "Cayo Largo", bajo la dirección de otro mito de la pantalla, John Huston. Bogart, Bacall y Richard Brooks coprodujeron este filme.
Por esas fechas, Lauren Bacall es conocida como "La mirada", a causa de la fascinante manera, algo felina, en que posaba sus magníficos ojos verdosos sobre el oponente.
A principios de los cincuenta -después de una pausa de tres años que se dedica a dar a luz dos hijos, y cuidarlos-, Lauren comienza a trabajar con la Fox en comedias y algún que otro drama. De esos tiempos son "Cómo casarse con un millonario"y "Sombra enamorada", pero también "Escrito sobre el viento"y "La tela de araña".
Sin embargo, esta estrella de Hollywood no volvería a recuperar, en la pantalla, el impulso de sus primeros tiempos. Ese impulso lo reservaría para el teatro, su género favorito.
A la muerte de Bogart, el 14 de enero de 1957, le siguen diez años de desorientación, durante los que David Niven la ayudó mucho. El acababa de quedarse viudo y la ayudó a ver claras algunas cosas, según admite Lauren.
Con Niven no consta que tuviera otra relación que la de verdadera amistad y comprensión, pero, con otros dos hombres, Frank Sinatra y el político Adlai Stevenson, las cosas llegaron a mayores. Dicen que estuvo a punto de casarse con Sinatra.
Entre finales de los cincuenta y mediados de los sesenta la carrera de Lauren Bacall parece languidecer. Se dedica mayormente a ser ama de casa, pero también se esfuerza por hacer algo más que pensar en sus días felices con Bogart. En 1959 abandona Hollywood precisamente porque le recordaba demasiado su felicidad pasada.
Regresa a Broadway en una comedia que tuvo tan mal acogida que arruinó a su productor.
"Tenía que hacer algo", explica. "Ser viuda no es una profesión".
En 1966, tras el rodaje de "Harper, investigador privado", junto a Paul Newman, su nombre salta a las carteleras neoyorquinas de nuevo con "Flor de cactus", una comedia de Abe Burrows que se mantuvo tres años en Broadway.
Mientras tanto, su vida personal había experimentado dos cambios: vivía en Nueva York y había contraido matrimonio en 1961 con el actor Jason Robards, en quien muchos -incluída la propia Lauren- querían ver un sorprendente parecido con Humphrey Bogart. El parecido, sin embargo, era sólo físico. En 1962 nació su hijo Sam y en 1968 se divorcia de Robards.
Otros dos años de inactividad profesional y estrena "Aplauso"(versión musical de "Eva al desnudo"), 16 meses en Broadway más otros seis meses en gira por Estados Unidos y más de un año de éxito en Londres. Por esta obra conseguiría un Premio Tony a la mejor actriz en una comedia musical durante la temporada 1970.
Lauren Bacall volvería a conseguir otro Tony por su actuación en 1981 en "La mujer del año".
En 1978 publica un libro autobiográfico, "Por mí misma", en el que empleó tres años. Lo escribió sola, sin esclavos de la pluma, porque quería dejar las cosas claras. La segunda parte de su autobiografía apareció en 1994 con el título de "Now".
Finalmente, Lauren Bacall, que se confiesa débil e insegura ("necesito que me cuiden"), parecía haberse reconciliado consigo misma y aceptado el hecho de que "la vida es para los vivos", como le había dicho Bogart poco antes de morir ("Nena, la muerte es muerte.
La vida es para los vivos").
Seguía trabajando esporádicamente en la pantalla, y quejándose de falta de ofertas. Vuelve a la escena en Londres, donde instala otra vez temporalmente su residencia (ya lo había hecho en el año 59). La obra que elige ahora es "Dulce pájaro de juventud", de Tennessee Williams, en la que interpreta el papel de Alexandra del Lago, una estrella de cine en el crepúsculo de su carrera.
Lauren necesita trabajar. "Lo necesito espiritualmente, para mi salud mental, y porque no tengo a nadie que me mantenga", dice.
"Nunca fui rica, y tampoco estuve casada con un hombre rico, así que el trabajo para mí lo es todo".
No es rica, pero tampoco indigente. Justifica sus inversiones (en hoteles y tiendas de América del Sur) y su adicción al trabajo diciendo: "El cine es muy ingrato y no quiero pasar los últimos días de mi vida como muchas de mis compañeras, en la miseria".
Recibe muchas ofertas para trabajar en televisión, y alguna ha aceptado, pero, en general, las rechaza. La televisión limita mucho, dice.
Admite que a lo largo de su carrera se ha equivocado varias veces, "pero siempre he sabido sacar provecho de mis equivocaciones".
Culta, políticamente considerada de izquierdas a la estadounidense (ala más liberal del Partido Demócrata), su gran sentido del compañerismo le llevó en los años cincuenta a encabezar, junto a Bogart y el actor cómico Danny Kaye, una gran marcha de protesta en Washington contra la "caza de brujas"de la era MacCarthy.
En septiembre de 1992 Lauren Bacall viajó a San Sebastián para recoger el Premio Donostia, que le concedió el Festival Internacional de Cine de dicha ciudad vasca en reconocimiento a toda una carrera artística. En esa ocasión encandiló a quien se le puso a tiro con su elegancia, humor e ironía, sonrisa franca y sencillez.
Anteriormente, Lauren Bacall había estado en España en varias ocasiones. En febrero de 1989 intervino en el programa de televisión de Terenci Moix "Más estrellas que en el cielo". Treinta años antes pasó ocho semanas en Granada rodando una película. En aquella ocasión se la asoció con Luis Miguel Dominguín.
Otros premios y homenajes cinematográficos que ha recibido incluyen el homenaje del Festival de Cine Norteamericano de Deauville (Francia), en septiembre de 1989; el Premio Cecil B. De Mille 1992, en reconocimiento a toda una vida de trabajo cinematográfico, que concede anualmente la Asociación de la Prensa Extrajera de Los Angeles (estos premios son conocidos como "Globos de Oro"), y el "Delfín de Oro"a toda una carrera artística que le concedió en 1993 el IX Festival Internacional de Cine de Troia (Portugal). Durante su estancia en Portugal la estrella descubrió una placa con su nombre y compartió mesa y mantel en el Palacio de Belem con el Presidente de la República.
Pese a que contrajo matrimonio de nuevo y a los rumores constantes que la asocian con algún hombre, Lauren afirma que sólo ha habido un hombre en su vida y ese hombre fue Humphrey Bogart: "El hombre que más he amado. El me enseñó a ser mujer en todo el sentido de la palabra y por eso jamás podré olvidarle".
Apreciaba de él su fortaleza de carácter, la honradez, el sentido del honor y la integridad, cualidades que admira profundamente. "Fue el único hombre que nunca me decepcionó".
Cuando se le pregunta quien le dió el mejor beso en el cine, su respuesta no deja lugar a dudas: "El mejor beso en el cine me lo dio él, y con ese beso cambió el curso de mi vida".
Tiene dos hijos y una hija. Stephen Humphrey (nacido en 1949) y Leslie Howard (nacida en 1952) de su matrimonio con Bogart, y Sam (1962) de su unión con Jason Robards. Este último ha decidido seguir el ejemplo de sus padres y hacerse actor.
Además, tiene tres nietos. Pero se resiste a ser abuela, aunque jura que jamás se ha hecho la cirugía estética ("Echaría mucho en falta mis arrugas").
De Bogart, además de dos hijos y un montón de recuerdos, guarda sus fotos, sus libros, sus discos y sus dibujos; conserva sus pipas, alguna ropa y la pulsera de oro que él le regaló el día de la boda.
De la pulsera pende un colgante, un diminuto silbato, con una inscripción: "Si me necesitas, silba: siempre acudiré".