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Dwayne Johnson: «De pequeño quería ser Indiana»

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En «San Andrés», dirigida por Brad Peyton, interpreta a un piloto de rescate envuelto en un seísmo de magnitud 9 que azota California. La madre naturaleza se rebela
Se entretenía de niño grabando escenas de películas de acción en su casa con una cámara que le prestaba su madre. No pensaba entonces que la interpretación le daría para comer (también para bastante más). Sus películas han recaudado en 2014 más que las de cualquier otro actor, lo que le ha situado en la posición número 23 de las celebridades que más dinero generan, según «Forbes». Quizá sus filmes no sean los favoritos de la crítica, pero no cabe duda de que el actor tiene más registros de lo que en un principio se podía esperar de un ex luchador de WWE (World Wrestling Entertainment), que, no lo olvidemos, era capaz de congregar frente al televisor a diez millones de personas. Trabajador incansable, educado y con un encanto que pocos intérpretes destilan en Hollywood, Johnson es uno de los favoritos del público. Desde que empezara con «El regreso de la momia» ha tocado varios géneros como la comedia («El pacificador», «Dolor y dinero»), acción («Fast Five», «Fast & Furious 6») y aventuras («El rey Escorpión», «Hércules»). En esta ocasión da vida en «San Andrés» a un piloto de helicóptero de un equipo de rescate cuya finalidad es encontrar a su hija en medio del mayor terremoto de la historia de California. El filme está coprotagonizado por Carla Gugino y Alessandra Daddario.
–¿Qué le llamó la atención del guión de un filme tan lleno de acción?
–Lo leí y fui viendo las escenas y pensando: aquí salgo, aquí no, oh, aquí aparezco de nuevo (risas), en ésta descanso. No, hablando en serio, a pesar de que me atrajo el participar en una película sobre un terremoto, el equipo me ofrecía toda la confianza del mundo, ha sido un placer poder compartir tantos meses con ellos. Sé que suena a cliché pero en esta ocasión ha sido una experiencia muy agradable. La gente probablemente no lo sepa, pero trabajar en una película durante medio año con las mismas personas puede ser bastante complicado. Cuando te toca un grupo con el que te llevas bien te puedes dar con un canto en los dientes.
–¿Fue definitivo para que aceptase que el propio director se lo pidiera?
–Me pasaron el guión cuando estaba rodando «Hércules» en Budapest. Brad Peyton vino a verme y mantuvimos una larga conversación sobre cómo veía él el filme y decidí hacerla. Además, ya había trabajado con él antes y mantenemos una buena relación. Creo que ha hecho un trabajo espectacular en «San Andrés» al saber definir muy bien el género. Todos sabemos que hay ciertos directores que se han especializado en películas sobre desastres naturales, como es el caso de Roland Emmerich; sin embargo, creo que Peyton ha estado al nivel. Cuando ves una cinta de este género, normalmente te acuerdas de los efectos especiales y del ruido, de lo bien que estaban hechos, el resto casi no existe. Aquí hemos tratando de que el espectador no sólo recuerde lo bien que está hecha, sino también a los personajes. Brad tiene la capacidad de dominar ambos aspectos, algo muy importante en una producción de estas características.
–¿Qué escena fue la más interesantes?
–Aquella en la que voy pilotando el helicóptero y Carla (Gugino) tiene que subir por el edificio que se está derrumbando para llegar donde yo me encuentro. Se rodó todo en un plano y pienso que fue impresionante. Y las que hicimos bajo el agua.
–¿Le resultó complicado emocionarse?
–Lo hice gracias a una canción de Whitney Houston, «Didn’t We Almost Have It All», que escuchaba para ponerme en situación. Y conseguía arrancarme las lágrimas.
–Imagino que habiendo vivido en Los Angeles estará preparado por si hay un terremoto.
–Claro, tengo lo esencial por si ocurre una desgracia así. Básicamente tienes que estar provisto de una linterna, agua y latas de comida. Todos los que vivimos aquí somos conscientes de la falla de San Andrés y creo que tras ver el filme uno se planteará el respeto que debemos tener por la madre naturaleza.
–¿Ha sufrido alguno?
–Sí, pero afortunadamente sin demasiada importancia, no como este, que es devastador. Cuando vivía en Florida padecí el huracán «Andrew» de categoría 5.
–¿Cómo describiría su evolución como actor desde la ya lejana «El regreso de la momia»?
–No me puedo quejar. Entré en este mundo de Hollywood como muchos otros actores sin tener ningún contacto en la industria, sin haber ido a una escuela de interpretación. Por aquel entonces, cuando rodé la película que citas, mi objetivo era hacerme un hueco en esta profesión y poder mantener una carrera longeva. Venía del mundo de la lucha, en donde había tocado techo, y aunque había un poco de actuación en lo que hacía y de que no era comparable con la interpretación decidí tirarme a la piscina y no me ha ido mal.
–¿Cree que se ha encasillado en el género de acción?
–Tras los primeros años en que mis papeles fueron sobre todo en ese tipo de cine, probé otros filmes como la comedia o el drama; en definitiva, aproveché lo mejor que pude todas las oportunidades que se me presentaron. También me interesa entender el negocio desde dentro, desde el departamento de marketing a producción y dirección, pues me parece que así mi formación será bastante más completa. No me puedo quejar. Me va bien la vida.
–¿Cuáles eran sus películas favoritas cuando era pequeño?
–Por supuesto «La guerra de las galaxias» e «Indiana Jones». Recuerdo que cuando vi «En busca del arca perdida» tenía ocho años. Me encantaba el personaje de Indi y quería ser como él. Más tarde enloquecí con las de Steven Spielberg, que ha sido para mí un gran inspiración, aunque Clint Eastwood es uno de los actores que más me han marcado en mi carrera. Una vez coincidí con él en un avión y le pasé una nota de admiración a través de una azafata.
–¿En qué trabaja ahora?
–Tengo unos cuantos proyectos en cartera, algunos de ellos a cuatro años vista, para 2019, entre ellos, «Shazam», «Fast & Furious 8» y «Moana».

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