«El capital»: Fácil Robin Hood

¿Cómo definir a un Robin Hood moderno? Es el que roba a los pobres para alimentar la hucha de los ricos. El mundo al revés: si «El capital» de Marx era un tratado de economía política que explicaba las bondades del socialismo científico, «El capital» de Costa-Gavras es una clase magistral -de esas en las que el profesor aplasta a los alumnos con ladrillos de datos- sobre la dictadura de los mercados. ¿Mismo título para distinto mensaje? No crean: una de las ideas más ingeniosas de esta película apelmazada es el modo en que nuestro héroe, un verdadero monstruo de las finanzas, utiliza métodos inventados por Mao Tse-Tung para librarse de los directivos que conspiran contra él y hacer un ERE que ríanse del de Canal 9. ¿Los extremos se tocan? Es el indignado manual de teoría y práctica que el director de «Z» ha imaginado para explicar la tiranía de los bancos y del capitalismo de cowboy impuesto desde el otro lado del charco.

Suponemos que el reto está en pegarnos al traje de Marc Tourneuil, en obligarnos a compartir el punto de vista de un hombre adicto al dinero, espléndido botón de muestra de todos aquellos que han sido causa de la crisis. Nadie duda de la sinceridad de Costa-Gavras, acreditada por una larga carrera en el thriller político, pero el retrato que hace de su protagonista -al que el cómico Gad Elmahed interpreta con una severidad un tanto tópica- es cuando menos discutible. Si fuera la encarnación del Mal, a secas, podría convertirse en ese ser abstracto e intercambiable que controla nuestros destinos financieros, pero Gavras se ocupa de ¿humanizarlo? con una absurda trama sexual. Lo que queda es un "Margin Call"con ínfulas pseudosatíricas con el que sólo podemos sentir empatía ideológica.