El Cinema Jove cumple treinta años
Treinta años ya de una manifestación cinematográfica, única en el mundo que sólo ha tenido tres directores, todos ellos francamente bien, incluyendo al actual, que lleva diecisiete ediciones, Rafael Maluenda, capaz de suplir con su gran entusiasmo y conocimientos la carencia de fondos que siempre se escatiman a toda propuesta cultural. Valencia tenía un gran festival, la Mostra del Mediterrani, que alcanzó un enorme prestigio, con luces y sombras como casi todos, inclusive el de Cannes, durante treinta y dos ediciones, hasta que, en un mal día, la que fue
alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, decidió suprimirlo.
Diez largometrajes, todos ellos inéditos en España, compiten por la Luna de Valencia, único premio que decidirá un jurado, lo cual es un acierto porque hay festivales que se empeñan en premiarlo todo. Habrá, además, más de medio centenar de cortometrajes, que no sé para qué se hacen dado que la tecnología digital permite grabar películas de muchas horas y el escaso eco que tienen en las televisiones. Y eso que hay otro magnífico festival de cortos en Medina del Campo. Premios de honor y retrospectivas para el cineasta Ruben Östlund, el animador Vuk
Jevremovic, y la joven actriz española (Un futuro de cine) Irene Escolar, nieta de Irene Gutiérrez Caba y sobrina-nieta de Julia y Emilio. Ocho días de buen cine en Valencia, con la esperanza de que un día vuelva a tener la ciudad un gran festival que reúna todas las aspiraciones.