Emma Suárez: «Los personajes de Almodóvar tienen grietas, expresan desde el silencio»
Emma Suárez / Actriz. Da vida a Julieta, una madre que intenta explicar a su hija desaparecida la historia que arrastra como un remordimiento en la nueva cinta de Almodóvar. La intérprete, que se turna con Adriana Ugarte en este papel «de dos edades», asegura haber hecho «todo un trabajo de inmersión» para reflejar el dolor, la culpa y la soledad en la película más contenida del director manchego
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Es una de sus películas más contenidas. Pedro Almodóvar regresa con un drama sobre la pérdida, la culpa y la soledad con Adriana Ugarte y Emma Suárez turnándose en la interpretación de una mujer herida por su pasado.
Pedro Almodóvar es un tipo apegado a la tierra, un cosmopolita de pueblo, de un lugar de La Mancha cuyo nombre se encarga de recordar. Y como tal, mima las supersticiones y las coincidencias y cree en los designios, en el «fatum», como demuestra película a película, plano a plano. Por eso, tomaría como un buen augurio que precisamente la mujer en la que se había fijado para reflejar en pantalla un dolor mudo, Emma Suárez, estuviese leyendo, en el momento en que le comunicó su intención de contar con ella, exactamente «Escapada», el libro de relatos de Alice Munro que es el germen de «Julieta», la vuelta del manchego al cine tras la cuestionada comedia «Los amantes pasajeros» (2013).
A los 51 años, Emma Suárez ha pasado a integrar esa selecta «francmasonería» del gran director de mujeres. Pero ella siempre ha estado ahí. «Yo conozco a Pedro desde los tiempos de ‘‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’’ –explica Suárez a LA RAZÓN–. Mi primera película es del año 79 y mi vocación ha ido creciento en paralelo a la filmografía de Almodóvar. Nos encontrábamos en los ambientes de la Movida y comentábamos sus películas y hemos coincidido en muchos festivales. No es alguien lejano para mí». Fue en el de San Sebastián donde el realizador le dijo que se preparase para saltar del banquillo. Y la otrora musa de la gran Pilar Miró (de ella, asegura, sigue hablando en presente: «Para mí sigue viva») y de Julio Medem, vuelve al «top» del cine patrio con una historia que es la crónica de una herida.
Emma es Julieta. Una mujer que acarrea una pena como una losa y que, en un momento dado recibe noticias sobre el paradero de la hija que la había abandonado años atrás. Antía está en el lago Como, tiene tres hijos y trabaja para el mundo de la moda. Julieta decide apartarse entonces del mundo, tomarse un tiempo con su novio (Darío Grandinetti), encerrarse en un piso de la calle Fernando VI de Madrid y escribirle una larga carta a su hija desaparecida: «Querida Antía...».
«A mí me fascinó desde el principio este personaje, me permitía investigar en los territorios del abandono, la soledad, el sentimiento de culpa», señala Suárez. Pero, ¿qué culpa? La de no haber estado a la altura de las necesidades de su hija cuando (interpretada por Adriana Ugarte en el rol de Julieta joven) murió el padre de la pequeña. Todo lo que entonces calló se ha hecho bola y el tiempo ha ensanchado la herida. Urge una explicación, con ella misma y con Antía. «Los de Almodóvar –asegura Suárez– son personajes con grietas, que expresan desde el silencio y esta película es muy contenida, austera, con primeros planos, con silencios que cuentan». Tal vez por eso Almodóvar pensó en ella para interpretar a Julieta de mayor en vez de maquillar a Adriana Ugarte. Lo explica el manchego: «No soy partidario de que la misma actriz acapare todas las edades del mismo personaje, no confío en los efectos del maquillaje para envejecer, y es casi imposible que una joven de 25 años tenga el poso de alguien de cincuenta. No se trata de las arrugas, es algo más profundo, el paso del tiempo por dentro y por fuera».
Emma Suárez ha hecho, en paralelo a Julieta, un viaje introspectivo: «Organicé mi casa para quedarme sola, sin elementos de distracción. Viví el rodaje como un trabajo de inmersión, donde necesitaba espacio de silencio y un cuaderno para escribir. Cuando te incorporas a un personaje así se crea un vínculo espontáneo». Y de esa unión cuesta zafarse, porque «Julieta», la cinta de Almodóvar, es de las de pellizco en el corazón y nudo en la garganta. El propio realizador asume que ha tenido que dominar su tendencia innata al melodrama para dar quizás su película más depurada, contenida: «No hay el menor atisbo de humor, ni mezcla de géneros ni nada de eso. Desde el principio tuve presente que ‘‘Julieta’’ es un drama, no un melodrama, género al que tengo inclinación. Un duro drama con aroma de misterio: alguien que busca a alguien que no sabe por qué se ha ido».
Todo lo que rodea a Julieta está tamizado por ese dolor. Y Emma Suárez, por propia iniciativa o por intermediación de Almodóvar, se ha empapado de referencias: un libro sobre Lucien Freud «que me fascinó», «Las horas», «El año del pensamiento mágico», «Persona» de Bergman... «Hasta repasé toda la filmografía de Pedro e hice un viaje a Galicia para entender el mundo de Julieta de joven y de su hija Antía. También hablé con mucha gente que había sufrido pérdidas y había pasado un proceso de duelo».
En el fondo, la de «Julieta» es la historia de un duelo inacabable, de la imposibilidad de la redención a menos que se afronten a las claras los demonios interiores. A sus 51 años, Emma Suárez ha hecho ese viaje purificador con Julieta y, de paso, ha unido su nombre a la larga lista de musas de Pedro Almodóvar: «Es un lujo trabajar con él por su proyección internacional y porque hace un cine del que siempre se espera algo y sabes que lo vas a encontrar en pantalla. Eso es maravilloso. Es un cineasta independiente, lo que es un gran logro en esta industria. Cada cinta es exquisita, él elige y piensa cada plano». Y, sí, lo confirma: «Pedro es insaciable en el rodaje».
De Alice Munro a Chavela Vargas
Almodóvar es un autor con mayúsculas, de esos que implican todo su mundo en la película que traen entre manos. Así, «Julieta» está plagada de autorreferencias y de influencias, incluso de cameos de amistades del director, como Bimba Bosé, David Delfín y su hermano Agustín Almodóvar. Los relatos de Alice Munro son la base del guión, en especial tres de ellos: «Destino», «Pronto» y «Silencio». El manchego escribió un primer guión con Nueva York como escenario. Tras un tiempo de maduración, retomó la idea y la trasladó a España. Durante la cinta, Almodóvar desvela otras preferencias literarias como «El amor», de Marguerite Duras (que aparece en la biblioteca del piso de Julieta). Asimismo, hay numerosas referencias pictóricas: un soberbio Lucien Freud que reposa sobre el sofá de la protagonista y un «Cristo» de Antonello di Messina en formato póster que traza un paralelismo con Julieta durante su etapa de depresión. Artistas vivos también han colaborado con el más internacional de nuestros directores: el tatuaje del marido de Julieta lo firma Dis Berlin y Miquel Navarro ha realizado las piezas escultóricas de Ava, personaje secundario interpretado por Inma Cuesta. No podía faltar, incluso en una cinta tan contenida en lo musical, un tema de una de las grandes musas del manchego, Chavela Vargas (en la imagen), con su famosísimo «Si no te vas». Todo el juego de colores de la cinta remite a un mundo netamente almodovariano, en este caso evitando estridencias, al igual que la presencia de objetos totémicos para el director, como los trenes.
El detalle
Ugarte y Suárez: las dos caras de Julieta
Emma Suárez es Julieta. Adriana Ugarte también. Una lo es de mayor (de los 40 en adelante) y la otra de joven (de los 25 a los 40 años). Entre las dos sostienen al mismo personaje y la película entera, sin coincidir obviamente en plano (la transición entre ambas es perfecta). Tras apostar por este sistema, Almodóvar reunió a las dos actrices en su productora, El Deseo. «Nos sacó a pasear por el parque Eva Perón», recuerda Suárez. «Las dos nos observábamos y tuvimos la iniciativa de crear gestos y matices juntas para el personaje, pero al final decidimos que no era prioritario crear lugares comunes. Además, Pedro tenía muy clara la fractura». Esa quiebra es una depresión. Tras ella, Ugarte da paso a Suárez. Julieta no es, no puede ser, la misma persona tras aquel trauma. Ambas actrices son nuevas en el mundo Almodóvar, así como las secundarias Inma Cuesta y Michelle Jenner. «Me parece que Adriana Ugarte y Emma Suárez ya forman parte de mi particular olimpo», asegura Almodóvar. Junto a las «nuevas», «veteranas» como Rossy de Palma y Susi Sánchez completan el reparto. Las mujeres son las protagonistas absolutas del filme. La idea de «matriarcado», señala Almodóvar, está en toda su filmografía. Daniel Grao y Darío Grandinetti dan la nota masculina.