McDormand las pone en pie
Ganó su segundo Oscar con «Tres anuncios en las afueras» y levantó a la sala con un discurso por la inclusión de la mujer en una gala que no fue tan reivindicativa como la de los Globos.
Ganó su segundo Oscar con «Tres anuncios en las afueras» y levantó a la sala con un discurso por la inclusión de la mujer en una gala que no fue tan reivindicativa como la de los Globos.
¿Es Frances McDordmand la nueva Meryl Streep? A nivel cuantitativo está claro que no: las cinco nominaciones y dos Oscar de la protagonista de «Tres anuncios en las afueras» (que no son moco de pavo), se quedan cortos frente a las 3 estatuillas y 17 nominaciones de la gran dama. Pero McDormand bien podría recoger la bandera de portavoz (o «portavoza») de esas mujeres de la industria que no quieren ser lo que los hombres quieran de ellas. Por lo pronto, la dura Frances es la única capaz de interpelar de tú a tú a Meryl Streep, casi de darle órdenes: «Si te levantas, todas te seguirán», le dijo desde el estrado. Y Meryl se alzó y con ella todas las mujeres de la sala. Entonces, como si estuviese perfectamente coreografiado, McDormand, recién ganadora del Oscar a mejor intérprete femenina, lanzó su discurso para la historia: «Cineastas, productoras, directoras, guionistas, fotógrafas, compositoras, escritoras, diseñadoras. ¡Vamos! Vale, mirad a vuestro alrededor, todo el mundo. Mirad alrededor, damas y caballeros. Todos tenemos historias que contar y proyectos que necesitan financiación. No nos hablen de ellos esta noche en las fiestas. Invítennos a sus despachos en un par de días, o vengan al nuestro, como mejor les convenga, y hablemos de ellos. Tengo dos palabras que dejarles esta noche, damas y caballeros: disposición e inclusión».
Fue la apoteosis de los Oscar del #MeToo, el reflejo, menos sentimental, más llano y más conciso, del «speech» presidencial de Oprah Winfrey en los Globos de Oro. McDormand es así: más de improvisar, de hablar a las claras, de tú a tú, incluso de aparecer en pijama, como hizo en los Independent Spirit Award solo un día antes de estos Oscar que la consagran como la actriz del momento. Veinte años después de «Fargo» vuelve a acunar a la figurilla dorada por la que todos y todas suspiran excepto, según dice, ella misma.
Greta y cuatro más
La protagonista de «Tres anuncios en las afueras» no fue la única mujer en inscribir su nombre con letras de molde en el palmarés (destacaremos también a Allison Janney, mejor actriz de reparto por «Yo, Tonya»), aunque fuera de estos dos premios obviamente con sello femenino, el resto se circunscribió a premios técnicos en los que las agraciadas compartían a menudo el galardón con un equipo mayoritariamente masculino. Emma Stone, ganadora el año pasado del Oscar por «La La Land» evidenció la franca minoría de las mujeres en la presentación a mejor director: «Estos cuatro hombres y Greta Gerwig crearon sus obras maestras este año». La realizadora de «Lady Bird» no pudo sumarse a Kathryn Bigelow, única mujer en lograr este premio en 2009 con «En tierra hostil». «Lady Bird», una cinta de una de ellas sobre una adolescente (Saoirse Ronan) se fue, de hecho, de vacío.
Jane Fonda, Helen Mirren, Jennifer Lawrence y Jodie Foster entregaron los premios de interpretación femenina y masculina después de que el oscarizado Casey Affleck, acusado de abusos, se auto-apease de la gala. «Es un nuevo día en Hollywood con desafíos para todas, pero nadie olvidará jamás aquellas que vinieron antes que nosotras, aquellas que abrieron camino para mi generación y quienes vengan detrás», aseguró Lawrence.
Jimmy Kimmel, conductor de la gala, se puso serio a la hora de hablar del #MeToo: «El mundo nos está mirando, tenemos que dar ejemplo». Mientras, en la alfombra roja, las mujeres que levantaron inicialmente la voz contra Harvey Weinstein capitalizaron buena parte del protagonismo: «Los cambios que estamos viendo están dirigidos por nuevas voces poderosas, voces diferentes. Unirnos es un coro maravilloso para decir finalmente que el tiempo de los abusos se ha acabado», aseguró Annabella Sciorra junto a Salma Hayek y Ashley Judd.
Otra abanderada del #MeToo, Mira Sorvino, una de las primeras en renegar de su trabajo con Woody Allen, describió en un vídeo durante la gala el camino emprendido por las mujeres desde que saltaron a la luz los casos de abuso: «Durante todo este otoño, con el movimiento Time’s Up, todo el mundo está consiguiendo una voz para expresar algo que ha estado ocurriendo desde siempre, no solo en Hollywood, sino en todos los terrenos de la vida».
Aunque la gala fue menos combativa que la de los Globos de Oro, las mujeres no dejaron de capitalizar todo lo que se ha dicho y hecho en estos meses. Hollywood está aún muy lejos de la paridad (ya sea salarial como de premios y puestos de trabajo, y los números cantan mucho en este sentido), pero la nueva sensibilidad establecida en el seno de la industria y la renovación de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas auguran cambios.