«It»: no aceptes globos de extraños
El argentino Andrés Muschietti explora en esta adaptación de la novela de Stephen King la «cultura del miedo» en la que vivimos a través de la historia de un grupo de niños que debe enfrentarse a un payaso asesino.
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El argentino Andrés Muschietti explora en esta adaptación de la novela de Stephen King la «cultura del miedo» en la que vivimos a través de la historia de un grupo de niños que debe enfrentarse a un payaso asesino.
Que el terror es endógeno, de dentro hacia afuera (y vuelta a empezar), es algo que sabemos, aproximadamente, de Poe en adelante. Él fue de los primeros en abrir el cajón de los miedos y explicarnos que si temes ser enterrado vivo acabarás despertando un buen día en el féretro. Y es que el terror es una cuestión de percepción y nadie con la mira tan distorsionada (para bien o para mal) como los niños, hombres en formación, pequeños creadores de monstruos.
«Es una etapa donde los miedos se viven más intensamente», resume Andrés Muschietti, argentino del 73 que, gracias a «Mamá» –la cinta apadrinada por Guillermo del Toro que logró colarse en lo más alto de la taquilla norteamericana en 2013– ha metido cabeza en Hollywood con este «It» que es un «remake» de la miniserie de televisión de 1990 que, a su vez, adapta la novela de Stephen King de 1986. «Para mí hacer esta película fue encontrarme no solo con la experiencia emocional del libro sino con mi propia infancia y los miedos que me han perseguido», asegura, y, a renglón seguido, echa la vista atrás y divaga sobre noches de terror ante el televisor: aquellos «Viaje a lo inesperado» de Ibáñez Menta, los monstruos de la Universal... Ahí se fraguó su morbosa adicción al género: «Cuando vives cosas tan intensamente y te gustan es una sensación que quieres volver a repetir continuamente, pero no puedes recuperar las originales, es una quimera, una párabola de la muerte de la infancia, de la fantasía, de la magia por las cosas que no existen. Yo quiero hacer películas de miedo para recuperar esas emociones de entonces y sobre todo para los niños».
Los jóvenes protagonistas de «It» están en edad de creer en monstruos o, más certeramente, son los único (almas puras) capaces de verlos. Derry, su pequeña localidad de Maine, parece un decorado impoluto y sanísimo para un anuncio del «american way of life». Pero una ola de desapariciones de niños empieza a poner en alerta a la comunidad. «Sin embargo, los adultos eligen no ver lo que está pasando», apunta Bárbara Muschietti, productora y hermana del director. Solo los niños captan la frecuencia, la enormidad de lo que se cuece bajo aquella capa de urbanidad y buena vecindad de Derry. Ellos tienen miedo y no saben de qué hasta que en sus vidas empieza a aparecer un macabro payaso cuyo nombre genérico «It» («Eso») delata tanto la grandeza de su poder como la multiplicidad de su rostro. «It» representa aquello que los adultos no quieren ver, precisamente lo que atormenta a los niños de Derry: la violencia sexual y moral soterrada. Poco a poco descubriremos qué teme cada uno de ellos.
Muschietti asume que en el filme «la imagen de ningún adulto se salva, y es una idea del original de King, porque el mundo de los adultos es opresivo». Luego traslada el razonamiento a un punto de vista sociológico, actual: «Vivimos en una cultura del miedo, en un estado de sumisión y acatamiento, que es parte de la vida cotidiana. Es una herramienta de control para el sistema. Desde ese ángulo, ‘‘It’’ es una metáfora de lo que supone vivir en este mundo y salir a la superficie y ver que esto no es real, una expresión que sale mucho en la película. De hecho, el protagonista insta a sus amigos, que están paralizados de miedo, a darse cuenta de que no es real y que si te sumerges en esas ideas es peor». King, que tanto ha escrito sobre los demonios más esquinados de la América profunda, publicó la novela en pleno apogeo de la era Reagan. Para los hermanos Muschietti, «el clima y la temperatura de la obra es muy actual». Ellos no dudan en afirmar que Trump es el «payaso» que los aterroriza.
Uno de los retos de «It», amén de estar a la altura de otras adaptaciones de King (algunas puros clásicos como «El resplandor», «La zona muerta» o «Carrie»), era añadir un imaginario propio al cada vez más poblado bagaje de payasos pérfidos cuando no directamente criminales. Frente al colorido «clown» de la serie de los 90, Muschietti y su equipo han optado por una imagen marcadamente retro, decimonónica. Quizás ahí hay que hundir las manos para extraer el porqué del curioso miedo a los payasos que, en psiquiatría, se llama coulrofobia. La ópera «Pagliacci» de Leoncavallo (1892) es la primera que representa a un artista de este tipo atormentado y, finalmente, criminal. «La commedia è finita!», exclama Canio mientras hunde su cuchillo en las carnes de su esposa y el amante de esta. «Pero la figura del payaso asesino y terrorífico no existía hasta que King escribió ‘‘It’’», apunta Muschietti, quien no se olvida, por supuesto, de quien pudo inspirar al escritor: John Wayne Garcy. «Pogo», según su nombre artístico, violó y mató a 33 personas entre 1972 y 1978. Un psicópata de Illinois que hacía servicios sociales para los niños vestido de «clown». A partir de la serie de 1990 (antes no podemos resistirnos a mencionar aquella maravillosa «frikada» de 1988 «Payasos asesinos del espacio exterior»), la fiebre por este tipo de personajes y el cambio de percepción hacia su figura, ha ido «in crescendo».
Hasta el punto de que el año pasado se vivió una oleada de paranoia mundial, con origen en Estados Unidos, por culpa de personas que se vestían de payasos para gastar bromas más que pesadas que, en muchos casos, constituían un serio peligro para las víctimas. Bárbara Muschietti, ya inmersos en el rodaje de «It», vivió aquello con «inquietud». «No teníamos ningún control sobre ese fenómeno y nos incomodaba mucho», señala. Su hermano prefiere bromear sobre el tema: «Pensé que sería bueno para la promoción». Eso sí, el director ha recibido varias quejas de payasos profesionales que sienten cada vez más mermada su actividad por la mala imagen que el cine da de este mundo.
Para Muschietti el listón de «It» queda alto. Después de sorprender con «Mamá» a propios y extraños, no se espera de él menos de un «Top 1» en el fin de semana de estreno en Estados Unidos. Su carrera parece lanzada y Paramount ya baraja su nombre para la precuela de «Drácula». Por lo pronto, el argentino solo piensa en llevar a buen término la segunda parte de «It», que situará a sus protagonistas en la actualidad. Muy mal se tienen que dar las cosas en taquilla para que Warner le quite de las manos ese caramelo.