Jean Favreau: «Me aterraba no estar a la altura de Disney»
Lo suyo ha sido un cambio de tono en toda regla. en «El libro de la selva» recupera al clásico en versión digital.
Lo suyo ha sido un cambio de tono en toda regla. en «El libro de la selva» recupera al clásico en versión digital.
Jon Favreau es uno de esos personajes que puede destacar en cualquier campo cinematográfico. Director, actor e intérprete de doblaje, además de productor. Ha tocado prácticamente todos los palos de la industria. Cuando su padre le regaló un software para escribir guiones se decidió a redactar el de «Swingers», basado en sus aventuras y experiencias como intérprete. Hasta entonces había aparecido en apenas un par de filmes, «Folks», en 1992, y «Mr. Parker and the Vicious Circle» dos años después. El texto le llamó la atención al realizador Doug Liman y se convirtió en una película indie en la que Favreau actuaba junto a quien llegaría a ser uno de sus mejores amigos, Vince Vaughn. En 2003 debutó como director con la comedia «Elf», protagonizada por Will Ferrell. A ésta le seguirían «Zathura» (2005) y «Iron Man» (2008) y «Iron Man 2» (2010). Sin abandonar lo que fue su origen indie, Favreau ha sabido, sin emabrgo, adaptarse al cine de masas.
Con este filme el cineasta se coloca al más alto nivel. Basado en la serie de relatos escritos por Rudyard Kipling y dándole una vuelta de tuerca a la inolvidable versión de Disney de 1967, el filme es un viaje fantástico a la selva y a la ley que ella impera.
–¿Qué recuerda de la versión animada de Disney?
–Me llamó mucho la atención la relación de Baloo y Mowgli. Me recordó a la que yo vivía con mi abuelo, un hombre fundamental en mi vida. Me gusta Mowgli porque es muy echado para adelante, no le acobarda nada, aunque también tiene su corazoncito y lo muestra sobre todo con Baloo.
–¿Cómo es esta nueva versión?
–Es propiedad de Disney, aunque creo que se trata un filme que pertenece al todo el mundo y que está en el imaginario colectivo. Pienso que cada persona tiene su propia teoría de cómo debería hacerse un remake de la obra de Kipling. Como director y fan de la historia he querido hacer la película que me gustaría ver. Hemos ido mostrando material al público y la aceptación ha sido muy bueno. La crítica nos ha respaldado y eso también anima. Era fundamental que el trabajo poseyera un look impecable, pero no falso. Confieso que senti verdadero miedo de no estar a la altura.
–La crítica le ha felicitado.
–Parece que gusta. Y eso me satisface aún más. Cuando estrené en 2011 «Cowboys y alienígenas» los comentarios en los medios fueron realmente demoledores y me enfadé muchísimo. ¿Por qué, si yo creía en la película y había hecho un buen trabajo?
–La cinta da un giro a su trayectoria, ya que es completamente distinta a lo que era su trabajo hasta ahora.
–Marca un punto de inflexión. No ha sido un proceso fácil. Comenzamos como una cinta de animación con su departamento de «story», muy similar a como lo hace Pixar o Disney. Es un proceso caro que exige un enorme esfuerzo para tener la historia redonda antes de empezar a rodar, eso es clave. Cuando empezamos a rodar el set se convirtió en un espacio bastante similar al que había en «Avatar». Se asemeja a lo que digitalmente se está creando. Primero partimos de una versión animada, después una en «motion capture» y finalmente rodamos con Mowgli y unimos ambas cosas. Me impresionó mucho la tecnología que utilizaron en «Gravity» y me informé al respecto. Si había algo que realmente me atenazaba era defraudar a quienes habían depositado altas expectativas en mí.
–Obviamente, un filme, por muy espectacular que sea necesita una historia.
–Claro. La experiencia emocional del público es clave. Toda la parafernalia tecnológica no serviría de nada si no enganchas a los espectadores a través de lo que cuentas. Toda historia necesita un desarrollo de los personajes, emociones, humor y una presentación que no traicione la esencia de la película. «El libro de la selva» es cine muy tradicional, muy atemporal, y eso es mi fuerte ahora.
–El único personaje real de la película es Mowgli. ¿Fue fácil encontrar al niño?
–Vimos a más de 2.000. Resultó dificilísima la selección porque no dábamos con el protagonista, pero cuando tuve delante a Neel Sethi me di cuenta de que era el perfecto Mowgli. Es un crío fantástico y carismático. Es su primera película y al principio le costó un poco pero se adaptó muy rápido.
–¿Cómo ha adaptado el libro de Kipling a la versión digital?
–Siempre me han atraído los ordenadores y los efectos especiales y la ciencia en general. De hecho, cuando estaba en el instituto quería ser ingeniero, aunque más tarde me planteé ser bombero, y mira dónde he acabado. Decidimos recurrir a la animación por ordenador y eso hizo que cambiase un poco el tono: deja de ser un musical y pasa a tener una forma similar a las películas más antiguas de Disney, como «El rey león», en las que la muerte y el peligro están en el aire. Necesitábamos que el espectador sintiera que puede suceder cualquier cosa en el momento más inesperado.
–Imagino que el público cada día exige más.
–Rodar hoy es como convertirse en un mago porque tienes que demostrar que lo que haces a un nivel que no se ha visto antes. Es el «más difícil todavía» en cada nuevo trabajo, porque el nivel de exigencia se multiplica.
–¿Es su versión más que una película para los niños?
–Como padre, me encanta que la puedan ver mis hijos pero que no se dirija exclusivamente a ellos. Los niños son perfectamente capaces de seguir el ritmo de una narración sofisticada. El sueño de Walt Disney siempre fue reunir a las familias, aunque no necesariamente de la forma más obvia y predecible. Y esa es la filosofía a la que hemos sido fieles. Te diré más: si eres un niño que ves ‘‘El libro de la selva’’ por primera vez, te vas a divertir tanto que a lo mejor se te olvida hasta comerte las palomitas.
–El doblaje es uno de los elementos que más llaman la atención, pues se ha incluido voces femeninas.
–Así es. Una de las novedades es precisamente haber dado voz a las mujeres, pues en el clásico de Disney el doblaje era masculino. Era otra manera de abrirnos y de otorgar un protagonismo femenino.
¿Lo siguiente? No se quiere mojar, pero probablemente sea una segunda parte de «El libro de la selva» que ya está anunciada. Por el momento, prefiere guardar silencio.