La gran mentira de «El hombre perfecto»
Pierre Niney interpreta a un escritor «amateur» atrapado por su otra vida
Pierre Niney interpreta a un escritor «amateur» atrapado por su otra vida
Exponerse en sociedad implica maquillar en cierto modo lo que somos, ofrecer nuestra mejor cara tras pulir aristas, arrugas y ojeras. Pero hay otros que directamente fingen no ser quienes son, sino alguien más alto, más guapo, más listo. A estos casos extremos podríamos llamarlos los secuaces de Ripley (el talentoso impostor de Patricia Highsmith). Mathieu Vasseur, protagonista de «El hombre perfecto» es uno de ellos. Un joven más voluntarioso que dotado que trabaja en una empresa de mudanzas y sueña con ser novelista de éxito. En la casa de un escritor fallecido encuentra un manuscrito soberbio sobre la guerra de Argelia. Mathieu lo hace suyo y lo manda a una editorial: ahí arranca su fulgurante fama, su noviazgo con una chica dorada y sus problemas para entrar definitivamente en el traje de «hombre perfecto» que se ha confeccionado con embustes.
El francés Yann Gozlan presenta con este segundo largometraje (para el que ha contado con Pierre Niney, ganador de un César por el «biopic» de Yves Saint Laurent) un «thriller» de tintes clásicos y ambientes glamurosos en el que Hitchcock se da la mano con el Alain Delon de «A pleno sol». Pero aunque el suspense es la gran apuesta fílmica, «El hombre perfecto» plantea numerosos temas de fondo interesantes: «La película está imbuida de este contexto de ambición y de tener éxito a toda costa que vivimos, la presión por triunfar –señala Gozlan–. Yo estaba fascinado por la espiral de mentiras de este personaje, que no es un tipo frío ni maquiavélico, sino una persona atrapada en su propio engaño». Las carreteras sinuosas y las amables calas de la Costa Azul enmarcan este «noir» en el que el crimen se palpa a pleno sol.