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Muere a los 82 años el cineasta y director de TV Antonio Mercero

Creador de míticas series que hicieron época en España como «Verano azul» o «Farmacia de Guardia» ha fallecido hoy en Madrid a los 82 años.
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El director y guionista Antonio Mercero, Goya de Honor en 2010 y autor de las series «Verano Azul» y «Farmacia de guardia», ha fallecido a los 82 años de edad tras años de lucha contra el alzheimer.
El primero, la incomunicación, puesta de moda por Antonioni; la angustia kafkiana: el horror del hombre corriente atrapado en una cabina; el segundo, la política: la falta de libertad de la dictadura franquista; y, por último, el absurdo y la contingencia de la vida, expuesta a la arbitrariedad y el terror que causa la falta de respuestas.
Con esta obra, Mercero consiguió todos los reconocimientos y premios inimaginables para TVE, incluido un Emmy. Y le permitió, a continuación, dirigir una serie tan a pie de calle como «Crónicas de un pueblo» (1971-1974). En ella puede encontrarse cuanto le haría popular: el pueblo como microcosmos, el cura, el maestro, la boticaria, el guardia civil, el cartero, el médico y el alcalde de Puebla Nueva del Rey Sancho. La idea partió de Carrero Blanco, que quería introducir artículos del «Foro de los españoles» en cada capítulo, como cuenta Mercero en la monumental «La televisión en España», de Lorenzo Díaz. Y la supervisó, imponiendo que «el alcalde tenía que ser guapo, elegante y tractorista». La imagen de la España del desarrollo.
Si hubiera que encontrar en España un equivalente a Frank Capra, el abuelito Capra del New Deal, ternurista, amable y no exento de crítica con la sociedad que salía de una crisis (léase Guerra Civil) gracias al desarrollismo y entraba de lleno en la democracia, ese sería, sin duda, Antonio Mercero. En «Crónicas de un pueblo» se conjugaban todas las virtudes de la noble alma española, la tradición rural de la España que sestea, la misma que se mantiene anclada en la tradición, mientras se trasluce de forma mitigada la modernidad que ya vive la ciudad.
Amor al costumbrismo
El éxito de Antonio Mercero se debió a la comedia de costumbres, desde la mencionada serie hasta «Farmacia de guardia», pasando por la que debe considerarse como su obra cumbre: «Verano azul» (1981-1982). De nuevo, la España familiar, ahora de veraneo en cualquier pueblo de la costa mediterránea, destino turístico de los españoles de secano. Una pandilla de veraneantes adolescentes vivirán sus primeras experiencias amorosas y sexuales, el encuentro con la muerte, la conciencia ecológica contra la especulación inmobiliaria, esa misma que había transformado la tranquila vida de los pueblos en emporios turísticos.
La nave de Chanquete –«¡No nos moverán!»–, anclada en una huerta, motivaba la protesta ecológica frente a la destrucción del paisaje, abanderada por una pintora dominguera y el personaje clave de la serie, el pescador Chanquete, interpretado por Antonio Ferrandis, fajado en el teatro clásico y el cine, pero que con este personaje –muy a su pesar– ha pasado a la posteridad. La chiquillería española, junto a sus padres, seguía la serie televisiva cada domingo a las cuatro de la tarde como un rito de iniciación a la vida. Con su momento álgido, la trágica muerte de Chanquete, que inundó de lágrimas la sociedad española. La serie se vendió a las televisiones de medio mundo.
Audiencias millonarias
Para romper con esa imagen ternurista, Antonio Mercero ideó, por encargo de Juan Luis Galiardo, «Turno de oficio» (1986-1987), sobre las andanzas de tres abogados: el propio Galiardo, Carmen Elías y el novato Juan Echanove, un descubrimiento de Mercero. La serie trata con realismo y tono crítico el mundo de la justicia y la delincuencia. Pese a su popularidad, no gustó a TVE el tratamiento de las drogas y la corrupción de la judicatura, por lo que apenas duró cuatro meses. A finales de los años 80, Antonio Mercero había demostrado que era un exitoso profesional, capaz de conseguir audiencias millonarias. Ya había adaptado la novela de Miguel Delibes «El príncipe destronado» en «La guerra de papa» (1978), una comedia exitosa, con trasfondo de la Guerra Civil. Y volvió a adaptar «El tesoro» (1988), de Delibes, con guión de José Luis Garci y protagonizada por Juan Luis Galiardo. Pero la película más personal fue una ingeniosa comedia sobre el doble del general Franco, «Espérame en el cielo» (1988).
De nuevo, su mayor reconocimiento popular le vino con una serie televisiva, esta vez para la cadena privada Antena 3, «Farmacia de guardia» (1991-1995). A lo largo de 172 episodios, Mercero seguía la vida cotidiana de un barrio madrileño centrado en una farmacia y su propietaria: Lourdes (Concha Cuetos), divorciada y con dos hijos adolescentes. Carlos Larrañaga hizo el papel de su vida, el ex de la boticaria, un don Juan maduro y enamoradizo, secundado por una docena de personajes pintorescos, típicos de una barriada popular. Todo ello con el tono amable y familiar de Mercero, sin excluir una leve crítica de la actualidad de la España del momento. Uno de sus hitos fue el sargento Romerales, el típico personaje entrañable de Mercero, al que todo el mundo le gritaba cuando se equivocaba estirando de la puerta: «¡Para afuera, Romerales!». Esta clásica «sit-com» cerraba un ciclo del costumbrismo español desde la España rural de «Crónicas de un pueblo» hasta la urbana que vivía en plena democracia en «Farmacia de guardia».