Natalia Millán: «No siempre es deseable decir la verdad, ni a tu pareja ni a nadie»
Interpreta a Alicia en «La mentira» que, tras su éxito anterior, ha vuelto al Teatro Maravillas de Madrid en su gira por España
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Interpreta a Alicia en «La mentira» que, tras su éxito anterior, ha vuelto al Teatro Maravillas de Madrid en su gira por España.
¿Hasta dónde puede llevarnos la verdad y la mentira dentro de un matrimonio? ¿Si fuésemos sinceros totalmente, cuántas parejas quedarían sobre la faz de la Tierra? Alicia sorprende al marido de su mejor amiga con otra mujer. Esa misma noche cenan juntos. ¿Debe contarlo? Su propio esposo insiste con vehemencia en que no lo haga. ¿Por qué? ¿Solo por defender a su amigo o acaso tiene también algo que ocultar? Este juego de mentiras y verdades, de interrogantes amenazadores y final sorprendente, es la base del enredo. «La mentira» es una obra de Florian Zeller que, tras su éxito el año pasado y en su gira por España, se repone de nuevo en el Teatro Maravillas de Madrid donde estará todo el verano. Natalia Millán comparte cartel junto a Carlos Hipólito, Armando del Río y Mapi Sagaseta.
–¿La mentira es real como la vida misma?
–Absolutamente real, mentimos todo el día. Más de lo que nos creemos. Nos manifestamos sinceros, decimos que mentir es malo, que solo lo imprescindible... pero si se analiza detenida y sinceramente, descubrimos que mentimos mucho. Forma parte de la supervivencia, hay que desmitificarla, separar el grano de la paja y ser consecuentes con la gran cantidad que decimos a lo largo del día.
–Menudo repaso dan a la vida en pareja...
–En algún sitio dice que es un manual del matrimonio, aunque yo creo que para nada, no somos ejemplos a seguir ninguno de los cuatro (¡ja, ja...!). Más bien manual de lo que no se debe hacer, aunque la obra no es moralista, ni maniquea, da cuatro opciones de pareja manejándose en la sinceridad de la mentira y que el espectador saque sus propias conclusiones, no hay moraleja.
–¿Cuál es su personaje, qué papel ocupa?
–Para no destripar mucho, soy Alicia, la pareja de Carlos Hipólito –Pablo– y, en principio, es el que defiende la verdad y la sinceridad a ultranza. Luego suceden muchas cosas que sorprenden. Es una función bien escrita, con textos muy inteligentes, de Zeller, un autor joven, pero ya con éxitos importantes. Ésta lo fue en Francia, pero quienes han visto ambas versiones se quedan con la nuestra.
–¿Hasta qué punto es necesario o aceptable mentir en el matrimonio?
–Hay distintas opiniones, no se puede generalizar ni dar respuestas absolutas. Cada caso y cada momento hay que analizarlos por separado. Existen verdades absolutamente innecesarias. Esto suscitaba entre nosotros debates encendidísimos e imaginábamos que al público le pasaría igual y, efectivamente, así sucede. Da pie para hablar a la salida o en la cena posterior.
–¿Todas las mentiras son iguales?
–No, hay diferencias. Una podría ser la intencionalidad, o las consecuencias. ¿Por qué mientes, para aprovecharte del otro o en beneficio de la relación? Esa sería la clave. Hay mentiras innecesarias que pueden ser, incluso, groserías. Si mientes para tu beneficio es traición, infidelidad, pero si es por el bien de la pareja, es otra cosa. Lo importante radica en que ambos respeten las reglas del juego.
–¿Todos tenemos la misma idea sobre qué es la verdad?
–No lo sé, probablemente no. Para algunos, callar, por ejemplo, puede ser faltar a la verdad y para otros no. En este aspecto se puede entrar en el terreno filosófico, pero pienso que cada uno tenemos nuestra propia versión de la verdad y de la mentira.
–¿Puede estar sobrevalorada a veces?
–Es que no siempre es deseable decir la verdad, ni a tu pareja ni a nadie. Puede ser hasta una falta de educación. Hay verdades que ofenden, no le puedes decir a alguien que lleva un traje horroroso –valga el ejemplo simple-, no ganas nada y haces daño. Hay gente que siempre hace su crítica y no siempre es necesaria, ¿para qué? Son gustos y visiones distintas.
–Y, a la vez, se infravalora la mentira.
–Así es, una mentira puede evitar problemas y sufrimientos, lo que ocurre es que es peligroso decirlo y mejor verlo en casos concretos. Cuando la mentira campa a sus anchas con toda impunidad en la política, en las redes sociales... defenderla no es lo más adecuado. Si es para sacar tajada, la verdad por delante, pero si es para beneficiar a una persona o pareja –las famosas mentiras piadosas–, ¿por qué no?
–¿Mentir es arriesgado?
–La mentira como norma conlleva un riesgo, una te lleva a la necesidad de otra mayor. He conocido mentirosos compulsivos y es terrible, mentir te obliga a seguir haciéndolo, sin relajarte, porque en cualquier momento te puedes delatar. Es un sufrimiento continuo, una bola cada vez más grande.
–¿Cuál es el secreto del éxito de esta obra?
–Es una máquina de hacer reír. Un buen texto, una gran dirección y nosotros le ponemos toda la verdad que podemos. Incluye situaciones muy reconocibles en las que el público se siente identificado.
–¿Cómo valora la dirección de Claudio Tolcachir?
–Es un grandísimo director, uno de los más considerados actualmente de habla hispana. Al ser comedia podía haberse quedado en un plano más superficial, pero él le ha dado profundidad y verdad sin perder comicidad. Cuanto más sufrimos, más divertidos somos para el público.