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Paco Delgado, ¿un Goya como aperitivo para el Óscar?

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El diseñador de vestuario Paco Delgado ha ganado hoy su primer Goya por vestir a "Blancanieves"de torera y a su malvada madrastra de "fashion victim"folclórica, pero el próximo domingo podría hacerse con el Óscar por su trabajo en "Los miserables".
"Este año estoy nominado para muchos premios, pero éste es el que mas ilusión me hacía recibir, porque es el de nuestra cinematografía, a la que debo toda mi carrera", ha señalado un "superorgulloso"Delgado al recoger su Goya, "el más caro de toda la historia del cine por la subida del IVA", ha añadido.
Delgado, nacido en Lanzarote, ha recibido el Goya en su tercera nominación consecutiva, tras optar por "Balada triste de trompeta", de Álex de la Iglesia, y "La piel que habito", de Pedro Almodóvar, dos de los realizadores clave de en su carrera.
El primero le dio su primera oportunidad en "La comunidad", después de haber trabajado como ayudante en "Los otros"o "En brazos de la mujer madura". El segundo le hizo volver de Londres, donde se había formado en el Motley Theatre Design Course, cuando le reclutó para "La mala educación".
A la tercera va la vencida y Delgado se ha hecho con el Goya gracias a Pablo Berger y a la riqueza de vestuario de su versión muda de "Blancanieves", reinventando el traje de luces, devolviendo el "look"lorquiano a lo flamenco y convirtiendo a Maribel Verdú en una "top model"de la maldad.
Circo, toreo, Andalucía de cortijo y excentricidad folclórica le han llevado al máximo premio del cine español, mientras que los cánones decimonónicos de los desarrapados y el esplendor del ejército francés de "Los miserables", de Tom Hooper, le colocan el próximo domingo ante el Óscar.
Con trajes que combinan el rigor histórico con la fantasía musical, que recuerdan a las pinturas de Goya, Ingres o Delacroix, Delgado competirá, curiosamente, con los vestuarios de otras dos "Blancanieves"que ha hecho Hollywood en 2012.
Y entre el Goya y el Óscar, Delgado tiene tiempo para trabajar en su tienda en el barrio madrileño de Malasaña, donde no vende ropa suya sino de diseñadores españoles como Carlos Díez Díez y curiosidades de decoración u "objetos perdidos", como reza el cartel del local.
En su sótano gesta sus diseños para el cine, como los de "Las brujas de Zugarramurdi", la nueva cinta de De la Iglesia, aunque al margen de los mundos más vistosos que le llevan a los premios, también disfruta de los retos de hacer ese vestuario que aspira a ser imposible y creíble por actual, como el que hizo para "Biutiful", de Alejandro González Iñárritu.
"Hay muchas diferencias entre Hollywood y España, la forma de llegar al resultado es distinta, pero, al final, los problemas del día a día son los mismos. A fin de cuentas, el cine es un idioma universal, que es en el que todos trabajamos", asegura siempre que le preguntan por este salto al cine de Estados Unidos.

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