Nueva York

Tras el adiós de Dalí, el surrealismo tomarán Madrid y Nueva York

Fotografía de Brassaï, que se podrá ver en la exposición del Museo Thyssen
Fotografía de Brassaï, que se podrá ver en la exposición del Museo Thyssenlarazon

Entre incrédulo y reconfortado, Salvador Dalí se asoma a la plaza de Sánchez Bustillo. Ha estado ahí desde el 28 de abril, mirando, atisbando, escrutando las largas colas, larguísimos rosarios de gente que durante cuatro meses y cinco días hanabarrotado la calle. ¿Qué pensaría el artista? A saber. Lo que sí está claro, y en el museo se sienten felices por ello, es de que no se cumple el verso, tan bello, de José Hierro, ese que dice: «Después de tanto todo para nada». No. Porque la mayoría de los visitantes, con chanclas, alpargatas, zapatos de tacón, abotinados, deportivas o sandalias ha salido con la satisfacción en el rostro. «Nos dicen que les ha gustado, que han descubierto facetas nuevas que desconocían del pintor. Se sienten satisfechos y eso significa que el esfuerzo que hemos hecho todos ha merecido la pena. Para muchos ha sido su primera vez en el museo y puede servirles como enganche para visitas futuras.Tener presencia y que se te conozca es importante para nosotros», aseguran desde el Museo Reina Sofía. Ahora toca contabilizar los visitantes, un récord que ya se intuía semanas antes de que la exposición se abriera, pues la muestra del vecino Pompidou se convirtió en la más vista en la historia del museo, con 800.000 visitantes. En el MNCARS poco, poquito le va a faltar. «Ha sido bárbaro ver a la gente cómo ha aguantado horas y horas. Algunos más de seis y más de ocho. Se ha agotado todo».

Un balón de oxígeno

A falta de las cifras oficiales, que quizá se conozcan hoy, sobrepasan de largo, de bastante largo, los 700.000 visitantes, y se convierte así en la más visitada del centro. «No está concebida para ganar público, pero sé que atraerá a grandes masas», eran las proféticas palabras de Manuel Borja-Villel, director del museo, antes de dar el pistoletazo de salida. Ayer, contento, aún no salía de su asombro: «Nos imaginábamos que sería importante, pero no tanto. Ha superado todas las expectativas».

Y esta avalancha, ¿cómo se traduce conómicamente hablando? ¿Se pueden duplicar los ingresos obtenidos en 2012? Desde el museo responden que sí, «lo que no significa que estemos ante una cifra llamativa. El cómputo no es 700.000 personas multiplicadas por el precio que cuesta la entrada, ya que tenemos muchas franjas gratuitas y también bastantes excepciones. Por taquilla pasa un porcentaje, que no son los setecientos y pico mil que han venido. Es decir, sí hay un incremento en los ingresos por taquilla, pero no es directamente proporcional», aseguran desde el departamento de Prensa, a lo que el director añade que «la exposición no se ha montado para hacer caja».

Hoy ya empieza otra etapa, una vez digerido el éxito daliniano, y con el desmontaje a punto de empezar, aunque el otoño pinta muy surrealista: el MoMA inaugurará en Nueva York el 28 de septiembre una imponente muestra sobre Magritte. En Madrid, el movimiento será recogido en dos muestras: la Fundación Juan March colgará «Los surrealistas antes del Surrealismo», que confrontará obras de artistas contemporáneos con otras creadas a partir de la Edad Media tardía. El Museo Thyssen, por su parte, abrirá la primera monográfica dedicada al surrealismo y el sueño, con pinturas, dibujos, obra gráfica, «collage», esculturas, fotografía y cine.