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Cómo archivar internet

La Biblioteca Nacional abanderará el reto de clasificar y conservar el ingente legado cultural español que se está forjando en la red
larazon

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Parece mentira, pero España estuvo a la vanguardia internacional cultural en 1958, concretamente gracias a la Ley de Depósito Legal, que desarrolló el acuerdo internacional que se forjó entre finales del siglo XIX y principios del XX para almacenar y clasificar todo lo que se publicara en cada país. Entonces otras naciones siguieron la estela española. En 2011 se publicó una nueva norma que trataba de enfrentarse a un desafío todavía mayor: internet, pues que cambie el formato no quiere decir que se eluda la obligación. ¿Pero acaso se puede almacenar y seleccionar el agua del océano? En eso están los redactores del Real Decreto, aún en borrador, que desarrolla esa norma y que comanda la Biblioteca Nacional. Esta vez han tenido muy en cuenta las experiencias de otros países cercanos, como Dinamarca y Francia.
-La particularidad de la red: «Sus principales características son que resulta inabarcable y que es tremendamente fugaz (la media de permanencia de una hoja en internet es muy escasa)», nos advierte Montse Oliván, jefa de Depósito Legal en el organismo estatal. Tener alamacenada una dirección web de un contenido concreto no sirve de nada, ya que si el propietario no renueva su contrato con el servidor, desaparecerá, a veces, sin dejar rastro.
-Clasificación. Cada archivo de internet es para los bibliotecarios un «recurso», que clasifican en dos grandes grupos: las webs (ya sean institucionales, personales, negocios...) y el resto (libros, discos, vídeos, revistas...).
-«Fotografía» del paisaje: Entre los objetivos que se ha propuesto la Biblioteca Nacional está realizar instantáneas momentáneas de todo lo que ocurre en la red en un momento dado. Ya se han realizado cinco en nuestro país y cada una de ellas supone un registro completo de lo que está online en todos los dominios «.es». Ese encargo se realiza a una empresa de San Francisco que lanza al robot Heretrix a husmear la red española, lo que supone tres semanas de intenso trabajo. «No se trata tanto de recuperar un libro valioso, sino de ver cómo funciona internet. En el siglo XXII habrá muchas cosas que no se puedan entender sin fotos así, como, por ejemplo, la Primavera Árabe. También se han realizado otro tipo de panorámicas, como obtener toda la información que generaron las pasadas elecciones generales, fuera en el país o en el idioma que ocurriera. Esto tiene algunas limitaciones, por ejemplo, los correos electrónicos personales.
-Recopilación selectiva: La institución del Paseo de Recoletos presume de tener un 95% de los libros en papel que se han editado en nuestro país. Esa misma «exhaustividad» les guiará a la hora de almacenar otros contenidos digitales. Saben que alcanzar esa cifra será imposible, pero, al menos, se marcan el objetivo de acumular todos los libros que solo tengan edición digital y lo mismo con las revistas científicas. «Si un libro está solo en internet es especialmente importante que no se pierda», apunta la responsable de depósito legal.
-Blogs: Los expertos consideran este apartado como «de una importancia enorme porque nació con internet». Ya se está haciendo una criba de las principales bitácoras culturales y esperan que en el futuro la selección sea aún mayor, según «los recursos que tengamos».
-Los derechos de autor: Todo este contenido, no únicamente rastreado por la institución estatal, sino también por sus homólogas en las comunidades autónomas se pondrá a disposición del usuario, en su propia casa, cuando las publicaciones estén libres de derechos, y en los centros de conservación (las bibliotecas), cuando sí estén protegidos. Al igual que hay ciertos libros en papel que solo pueden consultarse en el edificio, así ocurrirá con los digitales, que estarán disponibles desde IPs oficiales y autorizadas.
-Los ajustes presupuestarios: El desafío llega en un momento de crisis económica. Además de buscar ayuda en el mecenazgo, se ha firmado un convenio con Red.es que permite que, al menos, esté asegurada la puesta en marcha del archivo digital durante los próximos tres años.

¿Dónde se almacena?

Hay almacenes situados fuera del edificio de la Biblioteca Nacional donde se custodian muchos de los ejemplares en papel que, por mandato legal, tienen que conservar, ¿pero cómo haran con los contenidos digitales? «En los repositorios –responde Oliván– que así se llaman a los depósitos de cualquier tipo de documento en internet y que son pilas enormes». Una vez que hayan llegado a este puerto, los contenidos serán visibles para los usuarios, incluso, si la dirección web ya no existe.

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