Cómo romper con Elena Ferrante
«Ataduras», de Domenico Starnone, al que se señala como el hombre detrás del pseudónimo de la autora italiana, narra los tormentos de la vida familiar
«Ataduras», de Domenico Starnone, al que se señala como el hombre detrás del pseudónimo de la autora italiana, narra los tormentos de la vida familiar.
«No escribas sobre la Ferrante», pide Domenico Starnone, con la certeza de que, aun así, lo haré. Aunque sea para quitarlo de en medio. Sí, desde hace años se señala al italiano, cuya novela «Ataduras» acaba de traducir Lumen al español, como la pluma tras el pseudónimo de Elena Ferrante. La prensa italiana, por su parte, asegura que es su esposa, Anita Raja, traductora de Ferrante, la verdadera autora de la saga «Dos amigas». Starnone lo niega. «No soy la Ferrante ni tengo nada que ver con ella», afirma, como ha hecho desde que comenzó el rumor. Uno que se ha reanimado con la traducción de «Ataduras», primero al inglés y ahora al español. La prensa anglosajona encontró mil similitudes entre esta novela y «Los días del abandono», de Ferrante. En ambas, una mujer a la que su esposo ha dejado por otra cuenta en primera persona su sufrimiento. El autor niega que exista tal conexión. Y, ciertamente, el tema central de su relato no es el abandono, sino, más bien, el regreso (imposible, doloroso) y la figura de la familia como «síntesis de las relaciones humanas», en palabras suyas. «La familia es una institución compleja, terrible y que renace continuamente. Como la franquicia de películas de “Alien”», bromea.
El titular, que viene del italiano «lacci» y cuya traducción exacta sería cordones, hace referencia al verdadero meollo de la novela: los lazos que unen a las personas y que, en esta historia, son literal y metafóricamente los cordones de unos zapatos. Aldo ha dejado a su esposa, Vanda, y a sus dos hijos, Anna y Sandro, y cuando intenta recuperarlos no sabe cómo relacionarse con ellos. Encuentran terreno común cuando descubren que padre e hijo se atan los zapatos del mismo modo, distinto al del resto del mundo. Ese lazo peculiar conmueve a Aldo y vuelve a unir a la familia. Aunque no será garantía de un final feliz.
Starnone lo explica haciendo referencia al nudo gordiano, imposible de desatar, según la leyenda, y que Alejandro Magno optó por cortar con su espada. «Pero los nudos, cuando son afectivos, no se pueden cortar. Se necesita paciencia para desatarlos», afirma. Es la tarea que Aldo y Vanda enfrentan sin éxito. «El suyo es un regreso basado en una ficción y eso deriva en un clima en el que hablarse resulta imposible», asegura. De hecho, la novela la conforman tres partes independientes que ejemplifican la falta de comunicación entre los personajes. En el primero, las desgarradoras cartas de Vanda; en el segundo, un Aldo de 70 años repasa su vida; y, en el último, sus hijos se descubren como víctimas de la falsa calma familiar.