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Cuando la industria invita al optimismo

La Razón

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Tras lo que fue una larga tempestad empieza a llegar la calma en el mundo del libro. Hay motivos para pensarlo, según las cifras que se facilitaron ayer en la rueda de Prensa. Como dijo el presidente del Grupo Planeta, «el optimismo en el libro sube la moral». Esa afirmación fue contrastada por el director general de Planeta, Jesús Badenes, quien explicó que el pasado año fue el primero en el que creció el consumo con un repunte del 3 por ciento gracias, especialmente, a las novelas y a títulos destinados al público infantil y juvenil. En contraste, las obras de no ficción si que no tuvieron tan buena suerte. Ese crecimiento, según apuntó Badenes, se prolongará este año con una subida de entre el 1 y el 2 por ciento en ventas de libros, otra vez gracias a la narrativa de ficción y a la literatura para los más pequeños, algo importante en este último aspecto porque significa que han llegado nuevos lectores.
En cuanto al papel de los libros electrónicos, el consumo anual en España sigue siendo muy pequeño, apenas de un 4 por ciento, mientras que el papel continúa pisando fuerte. En este sentido, 9 de cada 10 ejemplares que se venden en España son en papel. Pero, ¿los españoles leen? Las cifras que presentó Badenes demuestran que sí, que hay un interés evidente por sumergirse en la letra impresa, en las historias creadas por escritores de hoy y de siempre a la búsqueda de todo tipo de públicos. En este sentido, según cifras del sector, el 70 por ciento de los españoles declaran leer libros, mientras que el 60 por ciento realmente lee libros. Si miramos atrás, en 2000 el índice de lectura en nuestro país se situaba en un triste 30 por ciento. Hoy, 16 años más tarde, la cifra se sitúa en un 60. Pese a que son muy buenos datos, España todavía no está a la altura de la media europea.
Más números. Los españoles compramos unos 80 millones de libros al año. Eso ocurre en un mercado al que se lanzan 80.000 títulos nuevos, aunque únicamente 30.000 llegan al circuito comercial. Badenes apuntó al enemigo que evita que el optimismo sea mayor. Su nombre es «piratería». Las descargas ilegales se han convertido desde hace mucho tiempo en un monstruo al que se quiere combatir: «La “piratería” es dolorosa, algo que se debería pensar por solidaridad con los escritores y por el prestigio de la lengua», dijo el director general de Planeta. Además de la ayuda que puedan ofrecer las diferentes administraciones en este sentido, somos nosotros los que tenemos la última palabra en este conflicto entre lo legal y lo ilegal, entre respetar el trabajo de un escritor y descargarlo con nocturnidad y alevosía desde el ordenador. «La conducta de cada uno fijará el destino del libro», comentó Badenes.
Previamente, José Creuheras se refirió a la «piratería» como «una gran preocupación por la que deberíamos estar todos unidos. Es un atentado, un desprecio a la cultura, un robo con el que sufre toda la cultura». ¿Y la Administración hace algo? Según el presidente del Grupo Planeta, «hay una buena voluntad, pero con escasos resultados». José Creuheras pidió que se fuera «más contundente». En este sentido, reclamó campañas de concienciación, no solamente vigilancia de un ciberespacio en el que el mismo día que se cierra una web de descargas, se abre otra igual.