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Daniel Sánchez Pardos: «Prácticamente todo en Antoni Gaudí es un misterio»

Escritor.. Interesado por Barcelona, su ciudad, y por Antoni Gaudí, su principal arquitecto, Daniel Sánchez Pardos convierte estos elementos en los principales de su trepidante novela «G»
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Interesado por Barcelona, su ciudad, y por Antoni Gaudí, su principal arquitecto, Daniel Sánchez Pardos convierte estos elementos en los principales de su trepidante novela «G»
A Daniel Sánchez Pardos siempre le han fascinado las novelas de la saga protagonizada por el detective creado por Arthur Conan Doyle, es decir, por Sherlock Holmes. Fue especialmente «El perro de los Baskerville» el un libro que lo marcó hasta el punto que su huella se deja notar en su nueva obra, «G». El marco temporal es más o menos el mismo que el del célebre investigador, aunque la ciudad es Barcelona y el protagonismo recae sobre las luces y las sombras del entonces joven Antoni Gaudí. Es 1874. Todo ello en una trama que está convenciendo a los lectores dentro y fuera de nuestras fronteras.
–«G» es el título de su nueva novela, publicada por Planeta, un «thriller» con el arquitecto Antoni Gaudí como uno de los ejes de la trama. ¿Por qué Gaudí como inspiración?
–En primer lugar, porque me interesa la obra de Gaudí y él como persona. Pero, en segundo lugar, me interesan sobre todo sus años de juventud, que son los que se reflejan en la novela. Se sabe muy poco del Gaudí de ese tiempo, aunque era alguien muy distinto a la persona que acabaría siendo. Se habla de él como alguien con un instinto abierto, interesado por todo tipo de creencias... Era un estudiante habitual de la vida nocturna de Barcelona y le gustaba comer y beber bien. Es decir, era muy distinto de ese Gaudí ascético, muy religioso, que trabajó en la Sagrada Familia. Por eso, he querido reflexionar sobre qué pudo haberle pasado a Gaudí en su juventud para acabar derivando en lo que luego fue.
–¿Su personaje es un Gaudí posible o imaginario?
–Toda la base es real. Todo lo que se plantea en la novela está tomado de la realidad, por ejemplo, los puntos básicos de la personalidad de Gaudí. Luego, efectivamente, hay exageración y en la ficción se va más allá. Aquí va asumiendo un cierto papel de detective que proviene en realidad de otro hecho real: la gente que habla de cómo era Gaudí en ese momento refieren de él que tenía una mirada muy penetrante con unos grandes ojos azules, fijándose mucho en todo. Eso fue lo que me llevó a convertirlo en detective porque esa mirada y la del arquitecto no son tan distintas. El arquitecto es alguien que se fija en los detalles y a través de ellos va construyendo su obra. Los detectives, en la ficción, también van fijándose en los detalles para dar respuesta a los enigmas que se plantean. Por eso, convertir a Gaudí en detective puede parecer un exceso, pero su origen es la realidad.
–Es un Gaudí, como ha señalado en alguna ocasión, deudor de Conan Doyle.
–Sí. Mi libro anterior estaba ambientado en el Londres victoriano y era de alguna manera un homenaje a las novelas de Sherlock Holmes. Al escribir aquello, luego se me ocurrió pensar en lo que se estaba haciendo en Barcelona en aquel momento. Así es como me volví a ese tiempo, porque la Barcelona de finales del XIX es muy interesante por muchos motivos. Era una ciudad en pleno cambio, que había superado las murallas que la rodeaban desde entonces, se estaba construyendo El Ensanche, se había convertido en un gran centro industrial... Pero, además de todo esto, estaba en pleno proceso de cambio, pasando de ser una ciudad tradicional a una ciudad internacional, que es lo que llegó a ser. Todo eso me hizo buscar en la ciudad a alguien que pudiera representar ese papel de Sherlock Holmes. Me pareció naural pensar en Gaudí y utilizarlo en esta Barcelona para hacer un homenaje a esta literatura que me gusta y me ha marcado mucho, especialmente las aventuras de Holmes y el doctor Watson.
–En los últimos años han aparecido algunas novelas que han tenido a Gaudí como tema, teniendo el misterio sobre su figura como muleta.
–Gaudí fue un hombnre que prácticamente no escribió nada, no tenía una vida pública y todo ello es un misterio. A ello se le suma el ser creador de una obra tan extraña, tan lejos de los cánones de la arquitectura occidental... Su trabajo es muy difícil de interpretar y eso ha llevado a que se recurra a los mitos para explicarlo como persona y para explicar su obra, buscando simbologías masónicas, de esoterismo, de numerología, de toda clase de intentos de explicación.
–Su libro es también fruto de una profunda investigación. ¿Qué ha cambiado sobre la imagen que tenía en un primer momento del artista?
–No sabría decirle. Al principio conocía de Gaudí lo mismo que todo el mundo: su vida pública. En cambio, de su juventud no sabía mucho y he descubierto lo diferente que era. ¿Por qué un estudiante dedicado a la vida de los teatros y las tabernas de la época acabó siendo el hombre cerrado y tan religioso de su madurez? Es algo que no sé, pero está, por ejemplo, el tema de su vida sentimental. Nunca se llegó a casar. No se le conocen parejas estables. Hay leyendas que hablan de que en su juventud estuvo enamorado de alguna mujer que no le correspondió. Introduzco, en este sentido, un personaje femenino extranjero que ejerce influencia sobre él. Pero fue un hombre que poco a poco se fue centrando en su obra artística y la arquitectura fue para él como un sacerdocio.
–No deja de ser una evolución extraña la que él vivió.
–Sí, y eso es lo que me ha interesado más de él. Es un misterio que no creo que podamos explicar más allá de la propia evolución como ser humano que sucede con los años y con las experiencias.
–¿Puede entenderse «G» como una invitación a ver Barcelona con otros ojos?
–Sí, porque 1874 es un año en el que pasan cosas muy interesantes en Barcelona. Por un lado, es el último año de la Primera República española y es cuando se pone en marcha la Restauración borbónica. Un hecho muy poco conocido es que Alfonso XII entró a España a través de Barcelona, viviendo en la ciudad días de gran agitación.

El lector

Sánchez Pardos admite que ha quedado exhausto tras la conclusión de su novela, una obra que se convirtió en uno de los fenómenos editoriales de la última edición de la Feria de Fráncfort, hasta el punto de que el libro está previsto que salga publicado en 25 países. Todo ello también es fruto de su interés por indagar en los rincones de su ciudad, de Barcelona, hasta el punto de que a la par que la novela se ha creado una aplicación innovadora con la que mediante localización GPS se puede andar por los rincones reales e imaginados que surgen en las apasionantes páginas de «G».