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«Dead Pool 2»: El antihéroe invoca a los X-Force

La secuela del personaje más macarra de Marvel se abre a nuevos compañeros sin cortarse un pelo en sus ácidas bromas

Ryan Reynolds vuelve a interpretar al descarado Deadpool en la secuela dirigda por David Leitch
Ryan Reynolds vuelve a interpretar al descarado Deadpool en la secuela dirigda por David Leitchlarazon

La secuela del personaje más macarra de Marvel se abre a nuevos compañeros sin cortarse un pelo en sus ácidas bromas.

Cojan una comedia «teen» descarada y maleducada; súmenle un puñado de superhéroes (de Marvel, en este caso); agítenlo añadiendo golpes de actualidad, algún guiño facilón, parodia a raudales, efectos entre sofisticados y ridículos, muchos «uy, ah, oh» y palabrotas sin cortapisa, y tendrán algo parecido a «Deadpool». Hablamos de la película de 2016, iniciadora de la saga y, por tanto, la que creó este nuevo paradigma (aunque «Guardianes de la Galaxia» ya apuntaba maneras) de «película de superhéroes para reírse de los superhéroes». Aquel modelo se reveló como todo un éxito, gracias no solo al componente paródico de su personaje principa –Wade, un ex mercenario que acaba vistiendo el traje de superhéroe bajo el nombre Deadpool, enemistado con los X-Men, y más bien egoísta, vago y nada ejemplarizante– sino por el tono descarado, macarra y a veces hasta kamikaze. De hecho, la calificación R, para dultos, de la película –algo que en cualquier producto de Marvel se hubiera considerado suicida poco antes– fue uno de sus puntos fuertes. Tanto es así que, en esta categoría, se convirtió en la película más taquillera de la historia: 780 millones de dólares, 40 más que los cosechados por «Matrix Reloaded» en 2003. La gente iba en masa al cine para ver cómo Marvel desmontaba a Marvel, aunque, claro, el dinero se quedaba en casa (Marvel o Fox, como prefieran).

Sentadas las bases del tono y del personaje principal, «Deadpool 2» no cuenta en su favor con el factor sorpresa que supuso la primera entrega pero promete, según sus creadores, más caña y más acción. «Es más terrenal, más sucio, más de la calle que cualquier otro superhéroe», asegura Ryan Reynolds, quien desde 2004 estaba empeñado en adaptar su cómic preferido y que, en esta ocasión, además de volver a dar vida al Mercenario Bocazas –otro de los alias de Wade/Deadpool–, interviene en el guión. «Este personaje ocupa un espacio que nadie más llena. Habla y piensa como el epectador, rompe las barreras del universo Marvel. Deadpool es real», señala Reynolds. Por eso es patoso, malhablado, mira por su propio interés y es incapaz de mostrar la obsesión por la rectitud y el bien del héroe clásico.

En «Deadpool 2», Wade no ha cambiado mucho su personalidad. Deprimido, además, por la muerte de su novia Vanessa, no duda en beber más de la cuenta y hasta montarse en una pila de barriles de butano mientras se fuma el último piti. Wade ha tocado fondo, pero no le abandona su sentido, a veces negro a veces zafio, del humor. Buena falta le hará para afrontar los nuevos retos que se le echan encima, como la protección de un joven mutante al que le persigue, ojo, Cable, el soldado que ya en la primera parte se apuntaba como aparición para la secuela.

Odio a muerte a Lobezno

Él, junto con Deadpool, Coloso y Negasonic Teenage Warhead –dos compañeros de viaje de la primera entrega– formarán con la mutante Dominó los X Force, un grupo de superhéroes capaces de hacer sombra a los X-Men, para los que la cinta (a ellos y, en especial, a Lobezno) no ahorra bromas de todo tipo. Ésa es la gran sorpresa de «Deadpool 2»: la aparición de esta fuerza conglomerada que también tiene, cómo no, legiones de fans del mundo del cómic. Durante todo el proceso de guión, llevado en extremo secreto, el equipo de la película intentó evitar cualquier tipo de filtración al respecto. Por ejemplo, se inventaron nombres codificados. «A veces me parecía que trabajábamos para la CIA», bromea un guionista.

Con todo, Wade/Deadpool sigue siendo el catalizador del grupo, el «alma mater», si no sonara irónico llamar así a alguien que, según Reynolds, «es un antihéroe, con una moral flexible, hace el bien solo a regañadientes. Por eso es un personaje único, porque no quiere ser el héroe que todo el mundo desea ser. Es un cabrón como todos nosotros, idiota y disfuncional». «Un crío malote y macarra», apunta Josh Brolin, Cable en la cinta. El actor, Thanos en «Vengadores: Infinity War», es otra de esas sonadas incorporaciones del «cine de prestigio», por así llamarlo, al universo Marvel. «Tengo 50 años y me encanta a mi edad hacer este tipo de películas», confiesa el intérprete de «No es país para viejos». Su caso es semejante, según Reynolds, al de Robert Downey Jr., «gente del independiente y actores respetados por los grandes estudios que rescata Marvel y generan una dinámica distinta».

Para Brolin, lo que hace especial esta saga es que «todo es maravillosamente ofensivo» cuando sale de la boca de Deadpool. «Es genial en estos tiempos de opresión. Es como decirnos: vamos a ser macarras y a pasarlo bien. Hace falta reírse hoy en día en que los cómicos tienen miedo de hablar», añade. Es esa postura kamikaze hacia la vida y el trato con los demás la que se ganó el favor del público. Los chistes «destroyer» hacia todo y todos. En la secuela no faltan guiños malévolos a Lobezno, cómo no, pero también a «Frozen», «John Witch» –dirigida por David Leitch, también detrás de las cámaras en «Deadpool 2»–, los cándidos Winnie The Pooh y los Teleñecos y hasta «Instinto básico». Él éxito de la película inicial ha calado en Hollywood, que tiende a incorporar el humor en sagas que antes eran mucho más dramáticas: «Supongo que ''Deadpool'' ha influído en eso; cualquier cosa que tenga éxito hace que otros la quieran fotocopiar en Hollywood», reconoce Reynolds, para quien éste es «el personaje de mi vida».

Y llegados a este punto (a la espera de ver cómo se desenvuelve el Mercenario Bocazas en la taquilla), la pregunta es obligada: ¿habrá «Deadpool 3»?. Ya sabemos, por casos precedentes, que el universo de las franquicias superheróicas se expande hasta el infinito; incluso que en el germen de una de estas galaxias está ya implícito todo el diseño posterior. Pero Reynolds se ha empeñado en mantener la duda sobre Wade y su «alter ego» hasta el día de hoy. Tanto es así que, más que hacia una secuela que podría agotar muy rápido el recorrido del personaje, el actor apunta hacia una cinta de los X-Force que diversificaría el producto y repartiría el poder (el protagonismo) entre los personajes.

Un factor a tener en cuenta sobre el futuro de «Deadpool» es la compra de Fox por parte de Disney a cambio de 52.400 millones de dólares (44.255 millones de euros). Depender en cierta manera de Disney puede tener sus contrapartidas. Por lo pronto, Reynolds desveló que Fox le obligó a retirar del guión un chiste sobre la Factoría de los Sueños. Y el asunto de la calificación para adultos puede que no case con la filosofía de la compañía. Habrá que ver qué margen de autonomía maneja Fox y cómo evoluciona un personaje que nació, dentro de los estándares de Hollywood, en paños menores: «La primera película no fue ningún riesgo para los estudios, nos dieron lo justo. Y eso incluso nos vino bien», explica Reynolds.