Dorian: «Se han incumplido todas las promesas que nos hicieron»

El grupo publica «Justicia universal», un álbum con trasfondo social que presentarán en el FIB, el Arenal Sound y el Sonorama.

La marca de la casa son historias tristes con melodías de subidón. Dorian se han convertido en uno de los grupos españoles de seguidores más fieles y creciente atención internacional gracias a una innegociable estrategia de independencia y una estricta ética de trabajo. Acaban de publicar «Justicia universal», un álbum saludado a ambas orillas del Atlántico que llegó a las tiendas con 36 conciertos ya programados, entre ellos, seis en EE UU y otros tantos en México y Lima y Buenos Aires. Pronto estarán en España, que van a recorrer de punta a punta.

–Es un disco oscuro aunque no para cortarse las venas.

–Marc Gili: Creo que es el más oscuro que hemos hecho. Está atravesado por cierto desasosiego, porque vivimos un momento de inestabilidad social que ha terminado permeando en las canciones. Vemos cómo la tecnología ha cambiado la forma de relacionarse entre las personas y cómo se reordena geopolíticamente el mundo y el cambio climático ya es una realidad. Además, hemos acabado de sustituir la parte espiritual del ser humano por los bienes de consumo y otros factores que provocan una inestabilidad en la vida humana. Ya no podemos tener la certeza de nada y todo puede cambiar el año que viene, ya no digamos la década que viene. Y todos los personajes del álbum están atravesados de esta conciencia.

–¿Hay una decepción por tanto?

–M. G.: En efecto. No se va a volver a dar la situación de estabilidad social y de bonanza económica como en los tiempos del pelotazo de antes de la crisis. Vamos tener que vivir con la inestabilidad y la necesidad de reinventarnmos y ese territorio fangoso del hombre contemporáneo es el que pisan los personajes de estas canciones. Hemos querido hablar de la soledad urbana y de cómo las tecnologías nos aíslan más que conectarnos y cómo las drogas y el hedonismo mal entendido sustituyen el equilibrio y la dimensión espiritual de las personas. Hablamos de corrupción política y de cambio climático. Y sí: nuestra generación descubrió después del batacazo de 2008 y la crisis que se han incumplido todas las promesas que nos hicieron. Nos prometieron un futuro mejor.

–Sus canciones tienen historias tristes y melodías alegres.

–M. G.: Nos gusta el contrapunto. Canciones eufóricas impregnadas de una letra dura que hablen de la realidad social. Ahí es donde el arte tiene tridimensionalidad y potencia evocadora.

–Belly Hernández: Las canciones siempre salen de la realidad que nos rodea y por eso a veces tenemos que rebajar la alegría de algunos ritmos, porque la realidad es muy dura.

–Conocen bien Latinoamérica.

–M.G: Ahí es donde nos dio el vuelco. Creo que un español se termina de conocer y comprender cuando va allí y se mira con sus ojos. Nosotros hemos estado en lugares muy difíciles como Ciudad Juárez, barrios duros de Lima o Buenos Aires, conociendo de primera mano la realidad. Estamos desarraigados porque vivimos seis meses al año fuera de casa y al mismo tiempo tenemos el arraigo de ver eso con nuestros ojos.

–Su carrera tiene tres escenarios.

–M.G.: Exacto: el primero fue Barcelona, en cuya escena independiente y de música de club nos formamos. El segundo fue Madrid, donde nos profesionalizamos y vivimos cinco años, en Lavapiés. Y la tercera han sido estos años desde que llegamos a Latinoamérica, donde hemos vivido cosas increíbles.

–Editan el disco en multitud de países pero son independientes ¿cómo lo hacen?

–M.G.: Con el tiempo hemos tejido una red de conexiones con sellos independientes con los que compartimos filosofía y que es una estructura multinacional sin una «major». Todo ha sido conociendo a las personas. Da mucho trabajo, pero es el modelo en el que creemos.