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El Atomium revive el delirio consumista de los años 60 a través del plástico

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Rojos, amarillos y naranjas. Son los colores de la exposición Orange Dreams, donde más de 150 objetos cotidianos y fabricados en plástico reviven el delirio consumista de los "gloriosos años 60"en el Atomium, uno de los símbolos más emblemáticos de Bruselas. Tostadoras, cepillos de dientes, armarios, joyas, batidoras, despertadores, chaquetas, lámparas, teléfonos, sillones... Cualquier objeto es válido para rememorar los "golden sixties"siempre y cuando sea de plástico, un material que representa el progreso de esta época, a ojos del director de la muestra, Arnaud Bozzini.
Su propósito es teletransportar al espectador a una década de reconstrucción después de una guerra y de "fe en el progreso que se materializa en el plástico", precisa a Efe.
Orange Dreams es un reflejo de "esa sociedad consumista en la que producíamos una gran cantidad de objetos de plástico"para la cocina, el salón, el fondo de armario, el dormitorio o la oficina.
Algunos ejemplos son los coloridos recipientes en forma de manzana donde congelar el hielo, las modernas chaquetas de plástico que marcaron tendencia en los años 60 o los llamativos teléfonos que deslumbran con su color naranja fosfórito.
Esta muestra alberga sólo una pequeña porción de las 1.100 piezas del Plasticarium, una colección privada del bruselense Philippe Desselle que se transformará en museo en diciembre de 2015.
Bajo el nombre de "Plasticarium: Museo de Arte y Diseño del Atomium", este proyecto aspira a convertirse en uno de los epicentros del turismo cultural a unos 200 metros del mítico monumento bruselense.
El propietario "comenzó su colección a finales de los años 80 y la ha continuado hasta hoy"; ahora ha decidido vender el 80 % para "presentarla por primera vez al gran público"y poner el marcha el nuevo museo, que contará con una exposición permanente y un programa de muestras temporales, explica Bozzini.
¿Y qué tienen en común el Plasticarium y el Atomium? Ambos comparten "un mismo espíritu"al pertenecer a unos años "gloriosos y de creencia en el progreso", una etapa en la que "la energía atómica y el plástico van a resolver todo", relata el director de Orange Dream.
"Es el espíritu de los años 60", añade tras destacar que todos los objetos expuestos apelan a la nostalgia: "Cada persona que los ha visto ha sonreído en la esquina al acordarse por ejemplo de los recipientes en forma de manzana para poner hielo".
No importa la generación a la que se pertenezca, es casi imposible no recordarlos porque "son objetos que todo el mundo ha tenido", confiesa Bozzini con una sonrisa.
También asegura que la década de los años 60 fue muy prolífica en términos de creatividad: "Fue una locura, todo en naranja, amarillo y verde (...) había una voluntad de no ponerse límites y una sensación de que todo era posible".
"Vamos a fabricar todo con plástico y nos vamos a dejar llevar por la locura del delirio". Así resume Bozzini la mentalidad de los años 60 y la esencia de la exposición.
No hay rincón del "hogar Plasticarium"que escape a la intrusión del plástico y su nueva estética, como tampoco hay vestido, chaqueta, traje o complemento que no incorpore algún detalle de este material. "Es la utopía de la casa de plástico", matiza el director.
Inaugurada el 26 de noviembre, Orange Dreams permanecerá abierta hasta el próximo 25 de mayo y su visita está incluida en el precio para subir al Atomium de Bruselas, que oscila entre los 6 y 11 euros.
El edificio acoge además una muestra permanente sobre su propia historia y distintas exposiciones temporales relacionadas con el arte contemporáneo, el diseño o la arquitectura. Unas 700.000 personas visitan sus instalaciones cada año.