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El elegido de Gades devuelve el flamenco a Buenos Aires

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Hace tiempo que Buenos Aires volvió a convertirse en refugio de flamencos y artistas. En las cuevas de la Avenida de Mayo resuena el cante hondo, como en los tiempos del exilio y la posguerra española. El último éxodo comenzó hace algunos años, trayendo vientos del Sur a la capital argentina; Barcos cargados de bailaores como Adrián Galia, que desembarcaron para reclamar lo que es suyo por derecho y por duende.
Aunque lo de Galia es una vuelta a los orígenes, un regreso a la tierra que le vio nacer. Hijo de bailarines profesionales -Jorge Luis y La China, argentinos de origen, pero radicados en España-, Adrián nació en Buenos Aires y creció "durmiendo en los camerinos, entre el olor de las batas de cola de mi madre". Separados ellos cuando él era pequeño, acompañaba a La China en sus giras, pero eligió la danza gracias a Jorge Luis: "Mi madre me decía: 'Sé médico, astrónomo, lo que tú quieras, menos bailarín'. Sabía lo dura que es esta profesión. Me reencontré con mi padre cuando yo tenía 13 años y verlo bailar decidió mi elección".
Desde que volvió a Argentina hace unos años, no ha parado. Su último "hijo"se gestó en noviembre en Buenos y Mendoza: "Gigantes del flamenco", una suerte de celebración familiar que le permitió compartir escenario con su madre, La China Marcioni, y su hermana Cristina Martos. La puesta en escena en la calle Corrientes, la avenida de los teatros, superó todas las expectativas. Sobre la hora del comienzo, la fila todavía daba la vuelta a la esquina. Es la recompensa a una creatividad indomable.
En el nombre de mi madre
"La compañía de flamenco que dirijo y que lleva más de cuatro lustros de funcionamiento, rinde tributo a "La China", que nació en 1947 en la Argentina, porque ha sido una formadora fantástica y una impulsora del flamenco argentino", explica Galia.
El bailaor destaca que "cuando `La China´ empezó a venir de España para aquí, el flamenco argentino estaba instalado en los años 50 y ella fue un revulsivo para actualizarlo".
Entre las discípulas de Marcioni se cuenta la actriz argentina Julieta Díaz quien también participa del espectáculo con dirección, coreografía y dramaturgia de Galia, inspirado en la obra poética de Federico García Lorca.
"Fue un momento emotivo porque nos juntamos por primera vez en 10 años mi mamá, mi hermana y yo para hacer que García Lorca navegue entre nosotros con una puesta de poesía, música y danza para los sentidos"agrega.
Brilla también con luz propia la bailaora española, Loli Sabariego. Adrian y ella conforman una de las parejas más destacadas del panorama del baile actual, a nivel mundial.
El mentor de la puesta sostiene que "es un espectáculo que tiene savia argentina ya que muchos de los integrantes del elenco son discípulos de mi madre". Estas cuatro presentaciones que dio en Argentina la compañía de Galia, radicada en Madrid, "fueron los primeros pasos para echar raíces en la Argentina y desde aquí moverse por Latinoamérica"comenta.
Adrián comenzó a estudiar en Madrid, en la Escuela del Ballet Nacional de España, y a los 17 años entró a una extraordinaria compañía flamenca, pero no pudo permanecer: un encadenamiento de circunstancias lo forzó a volver a la Argentina para cumplir el servicio militar.
Galia colaboró con Enrique Morente, creó sus propias compañías, fue primer bailarín y pareja de baile de Cristina Hoyos, la gran compañera de Antonio Gades. Y, respecto de Gades, dice: "A los 17 me entero de que hay audición para su compañía. ¡Vamos! No era sólo lo que Gades significaba por sí mismo, sino lo que pagaba: cinco veces más que otras compañías, además de giras por el mundo y de poder crecer a todos los niveles. A la audición se presentó media España, pero eran sólo dos vacantes. Termina la audición y me llaman a la oficina; voy por el pasillo con todos los compañeros palmeándome '¡bien por ti, Adrián!' "
"Entro y me dicen 'el maestro Gades lo ha elegido; su documentación por favor. ¿Sólo pasaporte?, ¿y su documentación española?'. 'No tengo', digo. 'Lo sentimos mucho, Antonio no quiere bailarines extranjeros en su compañía' "
Pasan muchos años y en 2004, poco después de la muerte de Gades, me llega una carta de la Fundación que lleva su nombre proponiéndome formar parte de la Compañía Antonio Gades y hacer los roles que el maestro había creado para sí. Tanto tiempo después, la vida le devolvió aquello que había perdido.
Ahora en Argentina Galia vuelve a sus raíces, sentado en su trono flamenco escucha propuestas para armar la nueva temporada. Una reconquista que demuestra que la unión entre los dos mundos se encuentra impresa en la herencia de bailaor.
http://www.youtube.com/watch?v=9j2n_bCfSUs