El Gobierno anula el decreto de fusión del Teatro Real y el de la Zarzuela
El ministro Guirao ha adoptado esta decisión tras analizar las "incertidumbres jurídicas, técnicas y operativas"que implicaba la fusión propuesta
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El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, ha decidido anular el Real Decreto que acordaba la fusión del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela
Llegó, se reunió y decidió. Así ha actuado el ministro de Cultura –que prometió su cargo el pasado jueves– en el polémico asunto de la creación de una fundación que agrupara al Teatro Real y a la Zarzuela, cuya fusión ha comunicado que queda anulada tras escuchar a los principales actores, los responsables de ambos coliseos líricos, así como a los representantes sindicales de los trabajadores (CC OO, UGT y CSIF). Será presumiblemente en el Consejo de Ministros del 29 de junio cuando se materialice esta decisión con la derogación del actual Real Decreto 229/2018, de 20 de abril, cuya entrada en vigor estaba pendiente de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. El ministro adelantó ayer en Sevilla, durante su visita al Archivo de Indias, que, independientemente de la bondad de la fusión, en la unión «no estaba resuelta la integración de los trabajadores de la Zarzuela en esa nueva fundación», un problema, dijo, al que él es «bastante sensible». De ahí que uno de los objetivos primordiales de la «etapa Guirao» sea «mejorar la gestión del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem), adaptarla a la naturaleza de sus actividades y potenciar su labor de difusión nacional e internacional de las artes escénicas y musicales», se asegura en la nota enviada por el Ministerio.
Los trabajadores, lo primero
El pasado 6 de marzo saltó a los medios el asunto y desde ese momento arreciaron las protestas. Las manifestaciones y paros en la Zarzuela se llevaron por delante el estreno mundial de «Policías y ladrones», de Tomás Marco, y dejaron en dos funciones las doce previstas para «La tabernera del puerto». José Guirao, según el comunicado remitido, adopta la decisión «tras analizar las incertidumbres jurídicas, técnicas y operativas que implicaba la citada fusión, sobre todo en relación con la subrogación de los trabajadores». La decisión ha hecho respirar aliviados a todos los implicados. Gregorio Marañón, presidente del patronato del Teatro Real, aseguraba que «me siento bastante más ligero de equipaje. Estoy feliz, pues no hay nada peor que viajar con quien no quiere hacerlo contigo. No tengo ninguna duda de que uno más uno son dos, y de que teníamos la posibilidad de hacer ese recorrido juntos, aunque también existía la otra, acometerlo por separado. El Real tiene entre manos un proyecto apasionante al que estamos dedicados en cuerpo y alma», señaló. En estas páginas adelantó que «el Real no precisa de la fusión para seguir adelante», toda una declaración de intenciones.
La pesadilla, dice, se ha acabado para Daniel Bianco, al frente del coliseo de la calle Jovellanos. «Los problemas empezaron el mismo 6 de marzo, cuando me enteré de la fusión por la Prensa. Cometieron la torpeza de habérmelo ocultado y así no se puede empezar bien ningún proyecto», desvelaba, al tiempo que añadía que «hemos estado parados desde el mes de abril y la gente lo ha pasado francamente mal. Hubo una desorganización y hemos de volver a retomar nuestro día a día con la misma energía y alegría de siempre. Jamás quise convertirme en un obstáculo y abogué por el diálogo. Cuando no te puedes o no quieres sentarte a hablar, malo... Me genera dudas. Las cosas no podían salir bien si se hacían de esa manera. Por ''decretazo'' no se funciona». ¿Pensó en marcharse en algún momento? Y Bianco responde como un resorte: «No, no lo pensé, aunque lo he pasado bastante mal, pues me he sentido traicionado. Ver el teatro cerrado al público me producía bastante daño».
Patrimonio único
Enemigo acérrimo de los términos medios, Bianco se siente contento, sobre todo, «por el respaldo que nos han dispensado y porque se ha entendido que proteger un patrimonio único como es la zarzuela debe ser una obligación del Estado español, lo mismo que se hace con otras artes». Los sindicatos, tercera pata de este matrimonio que no se ha llegado a celebrar, brindan por la decisión de Guirao «y su voluntad y especial sensibilidad, sobre todo, con los trabajadores. Y a eso no estamos acostumbrados». El ministro ha adelantado que «lo antes posible y de manera inmediata» se constituirá un grupo de trabajo en el que estarán representados las diferentes unidades artísticas del Inaem y los representantes sindicales. «Cómo será que le hemos dicho al ministro que hasta estaríamos dispuestos a quedarnos sin vacaciones con tal de afrontar de una vez por todas los problemas..», asegura entre risas Jesús Álvarez, representante sindical de CC. OO. en el Ministerio de Cultura y Deporte. Guirao ya no tendrá que sufrir las manifestaciones a la puerta de Cultura, como así ha sido desde que ocupó su despacho.