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El Greco que se esconde en Toledo

larazon

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Atribuciones, inéditos que al cabo del tiempo resultan no serlo. Autorías de Velázquez con fecha de caducidad y Goyas que se caen del catálogo del pintor aragonés. ¿Y el Greco? No se salva (recordemos que en 2004, Christie's presentó en Londres un inédito del maestro que permanecía oculto en un sobre con un valor estimado de 864.000 euros, «El bautismo de Cristo» que posteriormente se vendería). Esta historia no deja de tener sus tintes curiosos y un tanto detectivescos. Una familia de buena posición de Toledo, que alberga en su mansión una colección importante de obras de arte (que incluye obras de Eduardo Rosales, Benjamín Palencia, Arredondo y Pérez-Herce, entre otros pintores), posee entre ellas un lienzo del griego. Así lo declara la historiadora y experta en Velázquez y su círculo María del Mar Doval Trueba. El hallazgo está recogido en la portada del número de junio de la revista «Tendencias del Mercado del Arte», que le dedica cuatro páginas. La experta, estudiosa de la obra de El Greco, explica cómo llegó a la obra.
La familia toledana que alberga este supuesto tesoro en un despacho no quiere dar referencia alguna ni de su nombre ni de su apellido, «porque no tiene el menor interés en que se conozca de quién estamos hablando. No desean que la obra salga extra muros y tampoco piensan en la posibilidad de colocarla en el mercado. El padre falleció hace bastante tiempo. Se negaba a que el cuadro viera la luz y esa línea es la que han mantenido sus herederos. Yo tengo amistad con la familia y de ahí mi interés en que se conociera. He investigado más de veinte años esta obra y cuando, después de casi diseccionarla llegué a la conclusión de que estaba delante de un Greco, se lo comuniqué a los propietarios. Es necesario que se conozca», explica, al tiempo que asegura que comunicó sus investigaciones y conclusiones al Museo del Prado, así como a Matías Díaz Padrón (Doval Trueba fue alumna suya), quien, según sus palabras, corrobora que el trazo pertenece al artista griego.
Se trata de un lienzo de hacia 1608 titulado «La Visitación», en perfectas condiciones (se restauró a principios del siglo XX), con dos figuras, la Virgen María y su primera Santa Isabel, ambas de pie y enlazadas por los brazos, de medio perfil y perteneciente a la producción última del artista. Hasta ahora únicamente se conocía un lienzo de idénticas características de El Greco y su taller, otra «Visitación» que se conserva en Washington en la Dumbarton Oaks Collection. La pieza está relacionada con las que pintara para la capilla Oballe, perteneciente a la Iglesia de San Vicente Mártir y encargada en 1607. Según explica Doval, las similitudes entre los dos lienzos son «espectaculares, aunque las diferencias también son notables: las une el tema, las figuras retratadas y la composición; sin embargo, la pincelada es diferente; en el de Toledo los perfiles de las dos mujeres está tratados con detalle, lo que no sucede en el caso del se conserva en Washington. En el cuadro «americano'» el frontón de la parte izquierda se ve claramente, mientras que en el de la colección particular de Toledo sólo se intuye. Los pliegues son propios de El Greco, y no de su taller. Su pincelada es imposible de imitar, es como la firma de cada uno: te puedes aproximar, pero no se puede llegar a copiar al cien por cien», asegura.

Reentelado en el siglo XX

Siempre habrá voces discordantes que aseguren que se trata de una atribución o que pertenece a un taller, o incluso que no puedan creer que a estas alturas alguna mansión de Toledo albergue un inédito de Theotocopuli. Doval se reafirma «porque me dedico a la investigación pura y dura, que es mi trabajo. A mí no me cabe la menor duda, después de años de investigación y de tenerlo delante de mis ojos, aunque siempre habrá quien diga que no. Con ello cuento», dice. Y ¿cuáles son los puntos en que se basa para colegir que estamos ante un nuevo Greco? «La tela es de la época, de principios del siglo XVII, aunque por detrás esté reentelado. La pincelada es propia de la última etapa de la producción del pintor. Copiar a El Greco es tarea harto complicada, muy difícil. La manera de pintar es como la escritura de cada uno. Y la suya es específica. Por otro lado, el de la "Visitación"no es un tema que se prodigue en la producción del artista, de quien no se descarta, según consta en diferentes estudios, que realizara un par de obras con similar temática y composición. La de Washington sería una; ésta, la otra.Refleja, además, sus señas de identidad: maestría, pincelada rápida, manera de trabajar muy suelta. La calidad se ve por todas partes. Conozco el cuadro desde hace más de dos décadas y he vuelto a él una y otra vez. Yo me atengo a lo que decía Picasso: que él no buscaba, que encontraba. Y es lo que a mí me ha sucedido», señala. Quienes quieran poner en tela de juicio la autoría preguntarán por la existencia de una firma: «No está firmado, lo mismo que otras de sus pinturas. Éste no es un caso aislado. Sobre este tema te diré que en el caso de ''El caballero de la mano en el pecho'', al restaurar la pieza se eliminó al rúbrica. Su apostolado tampoco la lleva», dice.