El jedismo, una religión in crescendo
En Gran Bretaña son legión y en el resto del mundo cada vez hay más adoradores de un sistema de creencias que emana de Star Wars
En esta particular religión, hay poco espacio para la emoción. Si acaso, debe ser contenida. Por eso es que no se espera que los portavoces de la creencia se vuelvan locos con el estreno de la séptima entrega de La guerra de las galaxias, ni que aprovechen la coyuntura para tratar de captar adeptos. En principio, les ha ido bien sin la irremediable atención de la prensa mundial, obsesionada con un fenómeno que mañana alcanzará su punto álgido con el estreno de “El despertar de la fuerza”.
Existen y en países como Inglaterra son legión. Pero no claman ser frikis de la creación de George Lucas ni ser miembros de un culto sin pies ni cabeza, sino un grupo de adeptos a una causa superior, paladines de una amalgama de religiones que encontró el sentido en conceptos como la “fuerza”, la paz y la meditación como formas de vida.
En principio, todo comenzó como una broma cuando en el censo en Gran Bretaña le pidió a sus ciudadanos en 2001 que marcaran una casilla indicando sus creencias religiosas. De esa encuesta surgieron 390.127 personas o un 0,7 por ciento de la población identificados como “Jedi”, más gente que los miembros de la Cienciología o que los Testigos de Jehová en Nueva Zelanda.
Porque, como era de esperar a raíz del furor global por la saga según se iban estrenando películas, la religión se volvió mundial y ahora existen comunidades de esta religión Jedi en multitud de países, algunos tan atípicos como Croacia o Brasil donde ni siquiera el inglés es el idioma oficial.
Casi todas esas comunidades se pueden explicar a través de una página web común, Temple of The Jedi Order, donde se describen, en pocas palabras, sus preceptos. No hay emoción sino paz, conocimiento en lugar de ignorancia, serenidad frente a pasión, armonía frente al caos, fuerza sobre muerte.
Ese, precisamente, es un concepto que en esta religión no existe, el de la muerte, marcados por las cintas de la primera trilogía, en la que personajes como Obi-Wan Kenobi o el propio Yoda, siguen existiendo aún después de muertos. Su presencia es intensa de forma constante.
Aún así, para Michael Kitchen, uno de los integrantes del credo, “las consideraciones filosóficas y teológicas del jedismo no son tanto las de la Guerra de las Galaxias, sino las de la filosofía que inspiró la película”, en un intento de alejarse del fenómeno de masas cinematográfico y centrarse en una religión coherente con su forma de pensar.
Para determinadas personas, sus principios se aplican cada día, como el hecho de no obsesionarse con las cosas a través de una pasión excesiva, huyendo del materialismo y centrándose en la serenidad. Recuerda, y mucho, a las inmortales palabras de Yoda sobre el lado oscuro de la fuerza, cuando trataba de aleccionar a un joven Luke Skywalker en su camino a convertirse en un maestro Jedi. “El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo conduce a la ira. La ira conduce al odio. El odio conduce al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti”.
Aunque la tentación puede ser mucha —y sobretodo en estas fechas de estreno de “El despertar de la fuerza”— Kitchen ratifica que son personas normales y que rara vez van disfrazados como en la película. De vez en cuando alguna túnica, no exenta de polémica en determinadas ocasiones. En 2008, Daniel Jones, un joven de 23 años que fundó la Iglesia del Jedismo junto a su hermano, fue expulsado de un supermercado al norte de Gales por negarse a quitarse ese atuendo por motivos religiosos.
No fue el único. En 2010, un seguidor de los Jedis fue expulsado de un centro de empleo en Essex por el mismo motivo, aunque después le pidieron perdón.
Fueron incidentes pacíficos, propios de una gente que no cree en la violencia ni en la dialéctica limitante de otras religiones. En su culto no existe el pecado ni un Papa como el de Roma. Tampoco tienen templos donde ir a adorar a un Dios. Su mesías, si acaso, es George Lucas, que a punta de enamorar a sus seguidores ha logrado convertir lo suyo en religión. En realidad, se trata de una mezcla de principios provenientes del budismo, el taoismo e incluso las tradiciones samurais, con estudiosos detrás desde la Universidad de Cambridge o la de Nebraska.
De acuerdo a Julien Fielding, profesora y autora de un ensayo sobre el culto y la filosofía en torno a “Star Wars”, existen trazos de influencia oriental en la nueva creencia, con matices tibetanos y japoneses.
No hay duda de que atraviesan un momento de crecimiento y que la nueva película de J.J. Abrams ayudará a que sus números aumenten. En abril de 2015, un grupo de universitarios en Turquía solicitaron la creación de un templo Jedi, una petición que ya ha tenido réplicas en otras partes del país. Podría convertirse pronto en un fenómeno de masas.