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«El joven Karl Marx»: Antes de la revolución

Es un montaje simple, directo, obvio, pero evocativo: si ambos pensadores creían que el mundo está en permanente transformación, sería interesante saber qué consejos le darían a la clase proletaria actual para sacar pan de las cenizas del dinero
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Es un montaje simple, directo, obvio, pero evocativo: si ambos pensadores creían que el mundo está en permanente transformación, sería interesante saber qué consejos le darían a la clase proletaria actual para sacar pan de las cenizas del dinero.
Raoul Peck. Pascal Bonitzer y Raoul Peck. August Diehl, Stefan Konarske, Olivier Gourmet. Alemania-Francia-Bélgica, 2017. 118 min.
En los créditos finales de «El joven Karl Marx», se despliega la Historia posterior a la publicación de «El manifiesto comunista» al son de «Like a Rolling Stone» de Bob Dylan. La Historia, pues, como un canto rodante, o como una bola de nieve que lo arrastra todo a su paso, a los burgueses y a los obreros, a Kennedy y a Fidel Castro, a Reagan y a la crisis de Lehman Brothers. El capitalismo está en llamas, viene a decirnos Raoul Peck, ya nos lo avisaron Marx y Engels. Es un montaje simple, directo, obvio, pero evocativo: si ambos pensadores creían que el mundo está en permanente transformación, sería interesante saber qué consejos le darían a la clase proletaria actual para sacar pan de las cenizas del dinero. Es curioso que, después de su magnífico, meditativo ensayo sobre el poeta James Baldwin, «I’m Not Your Negro», Raoul Peck se reserve su capacidad para el montaje asociativo para el colofón de un «biopic» «avant la lettre». «El joven Karl Marx» es de aquellas películas que incitan a pedir la carta a los Reyes Magos, o lo que es lo mismo, a imaginar lo que Peck podría haber hecho con el precocinado del comunismo si lo hubiera confrontado con imágenes documentales y lo hubiera contemporaneizado. Por desgracia, lo que nos encontramos no tiene nada de revolucionario, a pesar de que relata el momento en que Marx y Engels se reconocen como almas gemelas, luchan contra los elementos (la pobreza para el primero, el dilema moral de ser heredero de un imperio explotador cuando lo que quiere es dinamitarlo para el segundo), convierten la Liga de los Justos en la Liga Comunista y escriben, a dos velas, que un espectro invade Europa. No hay nada en la puesta en escena de la película que sea capaz de agitar conciencias, que sea fiel a un momento clave en la historia del pensamiento humano en el que la revolución era el futuro.
LO MEJOR
El montaje de los créditos nos deja intuir lo que hubiera sido un ensayo sobre la herencia marxista
LO PEOR
Que su puesta en escena sea tan académica, tan infiel al marxismo en su forma

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