Elena Moya: «España está preparada para una candidata»
Publica «La candidata», un libro que rinde homenaje a las mujeres que cambiaron la política en el país.
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Publica «La candidata», un libro que rinde homenaje a las mujeres que cambiaron la política en el país.
¿Una mujer en el poder? Por supuesto, ¿por qué no? Sólo hay que mirar alrededor. Y si alguien tiene dudas que le pregunte a Elena Moya, que acaba de publicar «La candidata», novela en la que dibuja a una mujer en la cúspide.
–Habla del verdadero significado de la ambición, ¿cuál es?
–Para empezar, no creo que sea mala, por más connotaciones peyorativas que tenga la palabra. Para mí, ambición es capacidad de superación, intentar cosas nuevas, rechazo al aburrimiento o la monotonía. Simplemente, ganas de mejorar. En este sentido, mi candidata no quiere llegar a la presidencia del gobierno por ganas de acumular poder, sino para mejorar la vida de millones de personas. Los gobiernos pueden hacer mucho, pero muchos políticos sólo se preocupan por sí mismos.
–Victoria Kent, un ejemplo más allá de los colores políticos, ¿no?
–Absolutamente. Ella revolucionó las prisiones en España, que en tiempos de la República tenían más de cuadra que de centros penitenciarios. Fue la primera en tratar a los presos como personas, reconociendo sus derechos y creyendo que hay que condenar el delito, y no al individuo. Eso es sencillamente humano y de sentido común, ni de derechas ni de izquierdas.
–¿Y por qué sigue siendo ignorada?
–Es una auténtica lástima, lo mismo que Clara Campoamor y Margarita Nelken. En más, a Victoria Kent se la recuerda como lesbiana, a Nelken como puta y a Campoamor como a una solterona. Y las tres murieron solas y exiliadas, cuando tuvieron algunas de las mentes más brillantes de la República e hicieron más por nuestro país que otros. Algunos historiadores dicen que el hecho de haber cambiado de partido político (por razones de creencias) las perjudicó, porque ninguna fuerza o asociación se ha encargado de impulsar su legado. La Pasionaria, en cambio, siempre parte del Partido Comunista, ha dejado más legado. De todas maneras, muchos hombres que cambiaron de partido no han tenido ese problema. La historia la escriben los hombres para los hombres. Por último, la historia también la escriben los ganadores, y Kent, Campoamor y Nelken pertenecían al lado republicano.
–¿Qué influencia tienen hoy?
–Los cambios que Victoria Kent impulsó en las prisiones en España y en los países latinoamericanos todavía están presentes. Ella les dispuso baños, instalaciones deportivas, bibliotecas y demás servicios. Hoy no se entiende una cárcel que no intente mejorar al preso. Se inspiró en Concepción Arenal, que antes ya promulgaba esas ideas. Arenal es la primera feminista importante de España.
–Llevamos años con mujeres al frente de la Vicepresidencia y ahora las dos principales ciudades de este país tienen alcaldesas. ¿Algo está cambiando?
–Hasta cierto punto sí, pero el poder político es temporal, va y viene. El que me interesa es el económico-financiero, la madre de todos los poderes, porque pienso que el presidente de uno de los mayores bancos españoles tiene casi tanto poder como el Gobierno. Quien controla el dinero lo controla todo. En este sentido, el papel de la mujer en el sector financiero es escaso: sólo un 2% de las personas que gestionan fondos de inversión son mujeres. Con eso está dicho todo.
–¿Qué paso falta para confiar en una mujer como cabeza de lista en unas elecciones generales?
–Creo que la sociedad civil está más preparada para tener a una candidata que los propios partidos. Pasó lo mismo con el tema del matrimonio homosexual, la gente lo aceptó años antes de que la ley se aprobara.
–¿Quizá falte leer una novela como ésta?
–(Risas) Desde luego espero haber contribuido. Mi objetivo es añadir un granito de arena para que las personas se acostumbren a ver y/o a pensar en mujeres en cargos de poder, pero poder de verdad.