Elliot Murphy: «Estoy en la ‘‘fase museo’’ de mi carrera»
El veterano rockero, fiel a su cita con el público español, presenta «Prodigal son», su nuevo disco
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El veterano rockero, fiel a su cita con el público español, presenta «Prodigal son», su nuevo disco.
Estaba destinado a ser un músico sin sitio. Elliot Murphy (Long Island, 1949) compartió generación con Springsteen y Tom Petty y por lo tanto compartió sus penas, aunque con peor suerte. Con la llegada del punk, los cantautores rock fueron extinguidos casi cuales jedi de la faz de la galaxia. Murphy estuvo a punto de convertirse en abogado, como él mismo explica en el documental «The second act of Elliot Murphy» que dirigió el español Jorge Arenillas, pero encontró una tierra de adopción en Francia,donde reside desde hace más de dos décadas y donde ha recibido el reconocimiento como Caballero de las Artes. Hoy y mañana, como cada enero desde hace 21 años, continúa su gira en España, en Madrid, mientras que llega a Zaragoza el 21 y a Andoain el 26 con disco nuevo, «Prodigal Son».
–El hijo pródigo, según el mito, es el que abandona su hogar para regresar mucho después más sabio y quizá arrepentido. ¿Se siente así?
–El verano pasado regresé a Long Island, donde crecí, a un festival de cine que proyectaba la película de Jorge Arenillas. De alguna manera, estaba retornando como el hijo pródigo, desde luego más sabio, y, seguramente también, con algunos remordimientos. Pero la audiencia de mi ciudad me dio una ovación en pie al final de la película tan calurosa que me hicieron llorar. Yo todavía me siento un exiliado, sé que no soy un parisino real, y supongo que era mi destino porque siento que estoy exactamente donde se suponía que tenía que estar. Tengo el alma de un expatriado, alguien que está en casa cuando no está en casa.
–El «segundo acto» de su vida artística le está dando muchas satisfacciones ¿cómo se siente hoy en día?
–Optimista la mayor parte del tiempo. Me siento en la «fase museo» de mi carrera. Por eso estoy en trámites para reeditar algunos de mis álbumes antiguos como «Party Girls & Broken Poets», en vinilo, en marzo. Lo que pasa es que creo que ya estoy entrando en el tercer acto de mi vida artística, que espero que sea el más emocionante. Escribo más ficción y también estudio algunas posibilidades de hacer cine. Y, por supuesto, escribo canciones. Creo que he llegado a las 500 y espero completar mil antes de parar.
–¿Se siente una leyenda?
–Es extraño pensar en mí mismo de esa manera, porque para mí las leyendas son artistas como Bob Dylan o Paul McCartney. ¿Me he unido a ellos? Probablemente es mejor que no lo piense demasiado. Intento mantener los pies en el suelo y dar el siguiente paso en la dirección correcta. ¡Incluso una leyenda como yo tiene que acordarse de meter en la maleta la pasta de dientes!
–Compartió generación con Tom Petty. ¿Cuál es su legado y el de ese grupo de músicos?
–Petty, Springsteen y yo procedemos de la misma generación de artistas de rock cuyas vidas cambiaron cuando vimos a Elvis y a los Beatles en televisión. Nunca volvimos a ser los mismos. Asumimos el rock como nuestra religión, como la causa noble que defenderíamos con nuestras vidas. En mi canción «The last of Rock Stars» me pregunto a mi mismo: «El rock quedará para siempre, pero ¿quién quedará para tocarlo?». Esta es la gran cuestión todavía... y yo aún estoy aquí.
–¿Qué recuerda de los tiempos difíciles, cuando hasta el propio Petty fue orillado?
–Los 80 fueron difíciles por el término «songwriter» (cantautor). Pero hay un malentendido, porque yo provengo del rock, no del folk, como muchos otros artistas que me precedieron. Nunca hice «soft rock» ni nada parecido. Por suerte para mí, encontré un público fiel en Europa –toqué mis primeros conciertos en Francia en 1979 y en España en el 82– y entonces me mudé a París en 1989 y nunca miré atrás. El éxito en la música es una cuestión de supervivencia más que de otra cosa. El truco es seguir en ello.
–En su último disco se ha permitido hacer un tema de 12 minutos, puede que la más larga de su carrera. ¿Siente más confianza que nunca?
–La concebí como una película de Tarantino. En muchas de mis canciones siempre estoy buscando un héroe y, como dijo Fitzgerald, «enséñame un héroe y yo te mostraré la tragedia». Es una de mis canciones más largas pero en realidad no me llevó mucho tiempo escribirla, las palabras fluyeron como si yo fuera un médium. ¡Y al final publiqué la versión corta!en trámites para reeditar algunos de mis álbumes antiguos como «Party Girls & Broken Poets», en vinilo, en marzo. Lo que pasa es que creo que ya estoy entrando en el tercer acto de mi vida artística, que espero que sea el más emocionante. Escribo más ficción y también estudio algunas posibilidades de hacer cine. Y, por supuesto, escribo canciones. Creo que he llegado a las 500 y espero completar mil antes de parar.