Pop

En la loca alcoba del mito musical

David Bowie, rey del glam, junto a Iman, ídolo caoba y reina de las pasarelas de moda
David Bowie, rey del glam, junto a Iman, ídolo caoba y reina de las pasarelas de modalarazon

La voracidad en el consumo de drogas y de sexo alimentó la leyenda de Bowie, que, sin embargo, pasó 24 años casado con su segunda mujer

El misterio era su identidad. Las apariencias, el engaño, el trampantojo en la cara de David Bowie encendía los neones de la imaginación de los seguidores de su culto mutante. Ante todo, los secretos y la fantasía desatada por el espejismo de una foto. Pocos supieron jugar con una imagen como el músico, que aprendió de un bailarín, Lindsay Kemp, que la vida podía ser un cabaret. Sólo tenía 20 años y los ojos de dos colores, así que el mundillo musical del «merseybeat» y el folk le estrechaba como un apretado nudo de corbata. El joven Bowie hizo mucho por provocar: se besó con Lou Reed en una rueda de prensa y jugó con la intriga y la ambigüedad, y, sin embargo, acababa de casarse con su primera mujer, Angela Barnett. Con ella, que ayer conoció la noticia del fallecimiento del músico mientras concursaba en la edición inglesa de «Gran Hermano VIP», tuvo un hijo, el cineasta Duncan Jones. Los responsables del programa decidieron comunicarle a Barnett el fallecimiento de su ex marido, pero ésta optó por continuar en el lucrativo «reality» y declaró que no ve a su hijo «casi nunca». «No le gusto; supongo que David le ha puesto en mi contra», ha dicho en varias ocasiones desde que el programa comenzó. Sin embargo, en los años 60 y 70, según algunas biografías, como la publicada en 2014 por Wendy Leigh, el matrimonio Bowie y Barnett era el mejor anfitrión para orgías entre famosos. Según esta periodista, Bowie mantuvo una voraz dieta sexual dentro y fuera del matrimonio, lo cual tampoco resulta de extrañar para alguien que se ha declarado omnívoro en este terreno, pero que, según esta periodista, llevó a extremos insospechados. Ya se había especulado con su relación con Mick Jagger, pero esta autora apunta también a Bianca, mujer del cantante de los Rolling Stones.

El siguiente capítulo de la vida de Bowie hay que leerlo como una huida hacia adelante. En «The Man Who Sold The World» creó el personaje que acabaría devorándole: Ziggy Stardust fascinó al mundo y jibarizó la personalidad de Bowie por igual. El derroche de fantasía liberadora para el público se fue convirtiendo en su prisión privada y la extravagancia dejó de satisfacerle, así que se marchó a Estados Unidos, donde encontró a otro demonio: una desaforada adicción a la cocaína que se prolongó durante años y por la que, tiempo después, pagó un alto precio físico. La sustancia lo dominó todo, tanto que en la memoria de Bowie los años 1975 y 76, durante los que grabó «Station to Station», no eran más que «una caja negra dentro de mi cabeza».

w divorcio

Así que, huyendo del polvo blanco y de sí mismo, Bowie se instaló en Berlín y compartió residencia y aventuras con Lou Reed e Iggy Pop, que ayer lloró su pérdida: «Su amistad era la luz de mi vida», escribió. Con Reed mantuvo una relación personal y profesional, pero la mejor noticia para Bowie es que en 1978 había conseguido dejar las drogas. Al año siguiente, tras una dura batalla judicial, Bowie se separó de su primera mujer.

A partir de ahí, en la etapa de superestrella musical, Bowie dejó de alimentar titulares hasta su boda con la modelo Iman Mohamed Abdulmajid en 1992, con la que compartió nada menos que 24 años de una vida con el motor a menos revoluciones. Con Iman, una de las primeras supermodelos africana, tuvo a su segunda hija, Alexandria Zahra Jones. Pese a su alejamiento de la farándula, el año 2004 recordará a Bowie de golpe todos los excesos vividos tras un infarto sufrido en Alemania, por el que sería operado. Como si sus capacidades mermasen de un mazazo, Bowie se recluyó en su apartamento de Nueva York, de donde salía de incógnito para sus paseos habituales, como los de cualquier jubilado. Y pese a todo, en 2013 entregaría «The Next Day», un disco que le volvía a situar en el podio y parecía acallar rumores sobre su mala forma física. Cuando nadie lo esperaba, publicó «Blackstar» y su estrella se apagó.