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¿Es posible que Woody Allen pueda «morir rodando»?

El director de cine es culpable según la ley de violencia de género. Su última película, «Días de lluvia en Nueva York», sigue retenida por la productora sin previsión de estreno en Estados Unidos.
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El director de cine es culpable según la ley de violencia de género. Su última película, «Días de lluvia en Nueva York», sigue retenida por la productora sin previsión de estreno en Estados Unidos.
Que Woody Allen vuelva a rodar en España es un acontecimiento. Su última película, «Días de lluvia en Nueva York», sigue retenida por la productora sin previsión de estreno en EE.UU., aunque tiene previsto llegar a las salas de nuestro país este año. Los totalitarios del MeToo siguen imponiendo la sharia feminista contra aquellos que consideran culpables, aunque la justicia los haya exonerado de toda culpa y saltándose a la torera la presunción de inocencia.
El hombre es culpable según la ley de violencia de género. Vivimos malos tiempos para la libertad de expresión, cuando los de EH Bildu, herederos de los terroristas con más de mil muertos y cientos de heridos a sus espaldas, se niegan a asistir a la recepción del Ayuntamiento de San Sebastián a Woody Allen en apoyo a los movimientos feministas. Coincidiendo con el inicio del rodaje de «Rifkin’s festival», título provisional del nuevo filme de Allen, se ha publicado que después de tres años de investigación y juicios, los abogados defensores de Kevin Spacey han pedido anular el juicio porque el móvil con la prueba incriminatoria de «un segundo» de duración ha desaparecido, y también porque esas pruebas estarían amañadas por el acusador y su madre, ya que «eliminaron las cosas del teléfono... lo “sanearon”».
De quedar anulado el juicio y liberado de toda culpa el actor, quizá sea el momento de preguntarse cómo puede Spacey resarcirse del dolor económico y personal causado y la pérdida irreparable del honor y la mala fama adquirida por una denuncia sin pruebas. Le sucede lo mismo que a Allen, que nadie quiere contratarlo en Hollywood, pues ningún actor ni actriz firmaría un contrato donde apareciera su nombre.
Solo podrá trabajar en Europa, en Inglaterra tampoco lo quieren ni ver, porque en su país está proscrito por un crimen que en justicia no cometió y quién sabe si su ex mujer, la actriz Mia Farrow, no indujera a su hija a denunciarlo para vengar una herida imaginaria infligida. Mediapro, la productora de su película sobre Barcelona, ha sido quien ha contratado al director de «Manhattan» para que siga rodando en este país, que siempre ha venerado a Allen y le ha manifestado su admiración en numerosas ocasiones.
Sin embargo, cuanto está sucediendo en España con el feminismo radicalizado y los gays escorados hacia el extremismo izquierdista más reaccionario, la imposición de las políticas de género que consideran culpable al varón por el hecho de serlo y el aumento del enfrentamiento callejero de los comunistas, nacionalistas y filoetarras contra quienes no siguen, acatan o se pliegan a sus políticas totalitarias, no auguran en futuro esperanzador para la libertad de expresión. Ni para Woody Allen, que ayer dijo que, a pesar de todo, quiere «morir rodando».