Paquita Rico: la otra muerte de la reina Mercedes
La actriz y cantante fallece a los 87 años de edad por complicaciones propias de su avanzada edad. La familia prevé unas exequias «en la intimidad» en el cementerio de San Fernando.
De las grandes folclóricas que triunfaron después de la Guerra Civil, Paquita Rico fue la estrella más sencilla y pudorosa. Sevillana como Juanita Reina, «la reina de la copla», Paca puede ostentar el título de haber sido la verdadera reina Doña Mercedes. Primero porque popularizó la copla de León y Quiroga, y segundo por interpretar el papel de la reina, esposa de Alfonso XII, en uno de los grandes taquillazos de los años 50: «¿Dónde vas, Alfonso XII?», junto al actor valenciano Vicente Parra.
Si bien la cantante y actriz tenía a sus espaldas una notable carrera como actriz, tras ser descubierta por Florián Rey en 1948, que la dirigió en su primer papel en la biografía del matador Manuel Rodríguez, alias Manolete, «Brindis a Manolete» (1948), y una voz delicada y sensual, con un bonito trémolo que le daba hondura y melodramatismo a sus coplas, su gran triunfo se lo debe a la copla sobre la desafortunada vida de la reina Mercedes, de la que ella hacía una interpretación magistral, y al papel del filme. Todavía se recuerda cuando la reina Mercedes le susurraba al rey de España esos «Arfonso», con una entonación acongojada.
Su vida guarda ciertas similitudes trágicas con la vida de la reina que murió en plena juventud de tuberculosis. Se casó con el torero Juan Ordóñez, que no llegó a triunfar en el ruedo y acabó de peón en distintas cuadrillas, hasta que se quitó la vida con un tubo de barbitúricos. Desolada por la muerte del que era su gran amor, pasó años de depresión y aislamiento, hasta que logró salir de ese pozo de pena y fue reincorporándose lentamente a la canción junto a sus grandes amigas Lola Flores, Juanita Reina y Carmen Sevilla.
Paquita Rico tuvo una carrera triunfal, digna de una estrella del cine internacional, con algunos papeles en coproducciones franco-españolas, siguiendo la estela abierta por Carmen Sevilla y su papel de gitana honrada y salerosa en la comedia musical «Violetas imperiales», junto al cantante de opereta francesa Luis Mariano, «Jamaica» (1957), y con el también cantante Jean-Claude Pascal en «Lavanderas de Portugal» (1957).
La mayor parte de sus películas las dirigió Ramón Torrado, melodramas con canciones, como una de sus primeros éxitos «Debla, la virgen gitana» (1951), una variación sobre el tema de la gitanilla de Cervantes, «Malvaloca» (1954), basada en el sainete de los hermanos Quintero, «Suspiros de Triana» (1955), junto al cantante Angelillo, y «Curra Veleta» (1956). Torrado fue junto a Florián Rey y Rafael Gil, que la dirigió en uno de sus títulos más representativos de los años 50, «¡Viva lo imposible!» (1958), y Juan de Orduña en «La tirana» (1958), típica película de capa y espada, quien compuso su imagen de gitana salerosa, sensual y con un fondo dramático.
En su momento de esplendor cinematográfico y popular, José Tamayo la llamó para que interpretara dos obras de Lorca: «Bodas de sangre», como la novia, en 1962, y «Mariana Pineda».
Queda de su corta pero exitosa carrera cinematográfica un título esencial, «El balcón de la luna» (1962), junto a las más grandes de la copla: Carmen Sevilla y Lola Flores, realizada en el momento de crisis de la copla con el avance de la música ye-yé y sus dos grandes competidoras Marisol y Rocío Dúrcal. El filme se promocionó como en el viejo Hollywood, resaltando la rivalidad entre las estrellas por el lugar en el que se colocarían sus nombre el la cabecera de la película y el cartel promocional.
Quedó establecido que aparecieran los tres nombres en molinillo sin que ninguno destacara de los otros. La película de Luis Saslavsky fue un fracaso pero con el paso del tiempo se ha convertido en un filme de culto. Argumentalmente era un remake de «Las girls» (1957), de George Cukor, en versión castiza, con números musicales y un argumento entre la comedia y el melodrama más ramplón, pero con algunas escenas tan surrealistas como delirantes para un ojo avispado.
Tras el duelo por la muerte de su gran amor, en 1965, la carrera de Paquita Rico no volvió a conocer el éxito ni ella la alegría. Poco a poco se fue retirando de la canción, como Juanita Reina, y abandona el cine, de la que fue una de las grandes estrellas del cine español y una de esas divas que nunca alardearon de serlo.