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Cine

"Father Mother Sister Brother": el Jarmush más delicado y familiar

Aterriza en salas la conmovedora cinta con la que el cineasta consiguió alzarse con el León de Oro en Venecia, desgranando con sutileza los vínculos paternofiliales

Luka Sabatt e Indya Moore en una escena de la cinta
Luka Sabatt e Indya Moore en una escena de la cintaImdb

No parece aventurado percibir en los últimos meses y atendiendo a las temáticas diseccionadas a través de miradas y lugares distintos, eso sí, un ligero repunte del interés afectivo suscitado en términos cinematográficos por ese núcleo social devenido en institución por la interferencia de las religiones llamado familia. Tal vez el título cuya señal parpadea con más fuerza para ilustrar esta afirmación sea el de la celebrada "Sentimental Value", con un Joaquim Trier en estado de gracia detrás de la cámara intentando destilar la esencia universal de las conversaciones mantenidas en el interior de una casa familiar donde las puertas se cerraban por motivos de verdad y no simplemente para evitar la acústica de los gritos y en donde el humo de dos cigarros compartidos entre ese padre cineasta y por tanto ausente y esa hija actriz y por tanto dramática, no termina de eliminarse del todo de nuestros pulmones y tampoco de nuestro recuerdo.

Pero también sobrevuela en mitad de este planteamiento atravesado por la coincidencia y el foco compartido, una propuesta radicalmente diferente en forma y en fondo como "Una batalla tras otra", que sin embargo permite a Paul Thomas Anderson establecer las bases de un conmovedor drama familiar con DiCaprio como desmesurado, cálido y emocional padre. Sin duda existe algo ancestral e históricamente atrayente en el burbujeo de los vínculos sanguíneos que mantiene despierto el interés de las y los creadores siendo ahora Jim Jarmush el último en exponer la condensación de esa curiosidad vivísima y delicada con "Father Mother Sister Brother", su última película.

Los detalles pequeños

Tendente a la observación pausada del transcurrir del tiempo como ya demostró en películas como la extraordinaria y perfecta "Paterson" con ese poeta conductor de autobuses embebido de la belleza de lo cotidiano o en "Flores rotas", donde Bill Murray emprende su particular viaje a ninguna parte en busca de la presunta madre de su hijo hasta ahora desconocido, Jarmush aborda en este último trabajo la complejidad de los lazos paternofiliales a través de tres historias enclavadas en tres países diferentes. En palabras del propio director, esta es una película que de alguna manera se opone a la acción "cuyo estilo sutil y sereno está construido con precisión para permitir que los pequeños detalles se acumulen, como si fueran flores colocadas con delicadeza en tres ramos. Las colaboraciones con maestros directores de fotografía como Frederick Elmes y Yorick Le Saux, con el magnífico montador Afonso Gonçalves y con otros colaboradores habituales elevan a la forma más pura del cine lo que empezó no siendo más que palabras en una página".

Y es cierto que no cuesta detectar esa sutileza y esa serenidad en el tratamiento de la imagen porque las escenas en las que vemos a un destartalado Tom Waits ofrecerles un vaso de agua a sus hijos o a Vicky Crieps abriendo un libro o a Indya Moore recostándose en el hombro de su hermano, no tienen prisa por ocurrir, esos encuentros aparentemente pequeños e intrascendentes que configuran toda una red de memoria y de cariño macerado entre los protagonistas de los particulares relatos suceden a una velocidad completamente paralela al propio latido de la vida. Sin artificios, ni pirotecnia, ni ruidos, ni exageraciones, ni efectismos. Solo con palabras, gestos, amor, silencio y misterio. Es decir, lo que mejor conoce Jarmush y por inevitable consecuencia, también nosotros.