Boston

Ferran Adrià: «El debate sobre si la cocina es arte ya pasó»

Coinciden dos exposiciones sobre su proceso creativo en Nueva York y Boston

Ferran Adrià: «El debate sobre si la cocina es arte ya pasó»
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Si alguien no sabía quién era Ferran Adrià en Estados Unidos, este año se va a enterar. Al menos en dos de las grandes capitales (Nueva York y Boston) habrá una presencia considerable del cocinero español y de su obra durante los primeros meses. Hay quien dice que desde que elBulli cerró, el cocinero ha aprovechado para diseminarlo por el mundo. Al tiempo que los neoyorquinos podrán descubrir cómo funciona la mente de Adriá antes de cocinar a través de sus dibujos, los bostonianos disfrutarán de otra muestra, «Innovation in the Art of Food: Chef Ferran Adrià», que se abrirá el próximo 12 de febrero, que ya pudo verse en Barcelona y que tendrá una versión extendida a partir de octubre en la Fundación Telefónica de Madrid con más de mil metros dedicados a su inspiración. Con este enorme interés en su obra, el cocinero considera más que superado el debate sobre si la cocina es o no arte. «El museo más importante del mundo en dibujo ha decidido montar una muestra porque se enamoró de todo lo que hacíamos y ha querido reflejar el proceso creativo: dibujos, diagramas, un alfabeto visual... Son cosas nuestras, pero la idea la tuvo él», asegura el protagonista antes de partir para Estados Unidos. Reconoce que este tipo de experiencias no hacen más que sumar a su concepción de la cocina: «¿Qué es lo que me aporta? –se pregunta–. Me ha servido para reflexionar sobre lo que hacemos. Cuando te cuestionan sobre tu labor, lo tienes que verbalizar. Además hemos aportado mucha documentación, lo que luego te permite ver las cosas con perspectiva».

Volviendo a la polémica y al debate en el que él siempre se ha visto en el medio por su condición de innovador mundial, Adrià asegura que «elBulli siempre ha estado relación con otras disciplinas. Es una cosa interactiva, aunque la cocina es cocina, la arquitectura es arquitectura... Insisto en que no me parece tan importante el debate sobre si lo que hacemos es arte. Lo interesante es que la gente entienda que hay una cocina de vanguardia que dialoga con el mundo. Lo que sí es importante y siempre hemos evitado es ser intrusos. Sabemos que lo nuestro no es pintar, ni gente que hace performance...», insiste.

El lápiz, una herramienta necesaria

Lo de dibujar no es tanto una vocación por convertirse en Miguel Ángel, sino más bien una herramienta necesaria para elaborar conceptos, más que platos que le han hecho famoso en todo el mundo: las gelatinas calientes, la esferificación. Así por ejemplo, los neoyorquinos podrán descubrir cómo llegaron a ofrecer en su restaurante el bizcocho de pistachos liofilizados o los copos de verdura. «Los dibujos son formas de predecir el futuro», asegura concluyente.

Además de estas muestras, el cocinero protagonizará varios encuentros con el público y expertos sobre las diversas facetas en las que está investigando. Por ejemplo, destaca la «decodificación del genoma de la cocina», que ya expuso en Harvard, donde aportó algunos ejemplos: «¿El guacamole es una verdura o una fruta?, ¿qué diferencia hay entre una fruta y una verdura?, ¿Un mono cuando pela un plátano está cocinando?, ¿Si abro una ostra, la estoy cocinando? ¿Si tengo mantequilla, pan y salmón... cuál es el orden correcto para comerlo?» y, en definitiva, «¿cuándo empezó la cocina?», y así una larga retahíla de interrogantes que demuestran que la cocina necesita un consenso para seguir con su evolución más allá de los fogones.

Además presentará su nuevo proyecto de elBullifoundation para los que buscará ideas durante dos semanas y medias en alguna de las mejores universidades del país, como él mismo relata. Abrirá a finales de este año y será un espacio global de arquitectura tecno-empática donde se circulará en coches eléctricos. Un edificio coral construido con tejas hechas por el ceramista de Miró. Contará con un ideario, es decir, un rincón para pensar y crear ideas inmerso en la naturaleza; un archivo, que acogerá los 50 años de la historia del restaurante; un espacio para proyecciones y otro para la experimentación.